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viernes, 7 de septiembre de 2012

MUJERES: POR LA IGUALDAD SOCIAL

En España, el movimiento feminista que estaba en pleno apogeo a lo largo del siglo XIX y principios del XX, llegó con algo de retraso y tuvo menor trascendencia social. Sin embargo, podemos encontrar ya en esta época mujeres españolas defensoras del derecho a la educación y al trabajo, así como a condiciones sociales de igualdad. Una de ellas fue María de Echarri (Madrid, 1878-San Sebastián, 1955)

Si algo caracteriza a esta mujer pionera es la fuerte vocación social que marcó toda su existencia. Sintió deseos de escribir desde niña y ya a sus catorce años confiesa en sus notas autobiográficas que, sin darse cuenta, se inclinaba por la gente obrera. Y así, esta joven escritora, que sería conferenciante y periodista, se puso al servicio de la mujer obrera, en especial, desde sus profundas convicciones éticas y religiosas. Su actividad pública siempre estuvo enfocada a concienciar a la sociedad de los derechos de la mujer.

En esta época se crearon las llamadas Semanas Sociales, promovidas por la Iglesia, y María Echarri fue invitada -única presencia femenina-, para exponer reflexiones como "La acción social de la mujer" o "El trabajo a domicilio de la mujer de Madrid". Posteriormente realizó numerosas ponencias más, en las que reflejaba la necesidad del descanso vacacional o la vuelta al hogar de la madre obrera. Asistió también a Congresos Católicos Sociales en diferentes países europeos y llegó a ser su Secretaria Nacional, abordando temas como la protección de las jóvenes e incluso la trata de blancas. Por iniciativa suya, se inicia el primer Sindicato Católico Femenino de España, todo un hito en aquellos años, con un creciente desarrollo que dio lugar a la Confederación Nacional de Obreras de Sindicatos Católicos Femeninos, en diferentes provincias del país y distintos gremios de trabajo.

Por su notable actividad y su constante presencia en los ambientes sociales más comprometidos, María es reconocida con la Cruz de Leopoldo II de Bélgica; la de Arcade de Roma, concedida por el Papa Pío X; y la insignia de Emérita Acción Católica, por parte del Cardenal Primado de España.

En 1918 María de Echarri fue nombrada Inspectora del trabajo del Instituto de Reformas Sociales, del cual llegó a ser vocal, aunque posteriormente fue obligada a dimitir por negarse a abandonar su tarea en el Sindicato Católico Femenino. Poco tiempo después, en 1924, fue elegida Concejal del Ayuntamiento de Madrid. Este fue el año en que la mujer pasa a formar parte activa de la vida administrativa y política de los municipios. El Estatuto Municipal, publicado el 8 de marzo, otorga el voto a las mujeres emancipadas y cabezas de familia mayores de 23 años. Desde una perspectiva de feminismo católico, promovió algunas mejoras para las mujeres obreras que humanizaban su trabajo -por ejemplo, la denominada como Ley de la Silla-, su derecho a la sindicación y su derecho a igual retribución por trabajo en igualdad de condiciones laborales.

También fue importante la relación de Echarri con Pedro Poveda y su obra pedagógica, a partir de 1925. Llegó a unirles una gran amistad que se tradujo en una colaboración y apoyo mutuo, con la creación de bolsas de trabajo, comedores de caridad, becas a estudiantes y ayudas económicas a viudas.

Pero quizás donde mejor aprovechó María Echarri el impulso de sus ideales fue en la prensa. Fue una incansable articulista que publicó en diversos medios, como El Noticiero Universal de Barcelona, en La Vanguardia -con el seudónimo de Raissa-, en ABC, o en el Diario Vasco de San Sebatián, entre otros. Destacan de ella algunos artículos sobre pedagogía femenina y otras publicaciones que abundan en biografías de mujeres destacadas por su vida ejemplar.

Tras una vida infatigable y comprometida, María Echarri falleció en San Sebastián a la edad de 77 años.

Aunque estas primeras mujeres feministas -la propia Echarri, Dolors Monserdà, Teresa Claramunt, María Espinosa, Benita Asas Manterola, Clara Campoamor...- estaban fuertemente influenciadas por la Iglesia católica y por tanto eran muy conservadoras, no podemos negar la importante labor que realizaron en su tiempo y los logros que obtuvieron con su obstinación y valentía. Sin embargo hoy, casi un siglo después, hemos de ser conscientes también de lo mucho que aún nos queda por andar para conseguir la verdadera igualdad.

CDR

2 comentarios:

  1. Más de un siglo luchando por la igualdad y aún hay muchos puestos de trabajo (o había) que se remuneran por sexo, así como comportamientos sociales que merecen diferentes opiniones de la sociedad según el sexo de quienes lo hagan ... Ahora bien, ya podemos sentirnos satisfechos (y satisfechas) porque hemos conseguido la coeducación en el lenguaje oral y escrito.
    En fin, como dice Mafalda: "Ya sé por qué la mujer nunca ha representado un papel en la sociedad ... Porque siempre le dieron un trapo".

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  2. Dejemos los trapos y luchemos por aquello que queremos.
    Tati.

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