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martes, 16 de octubre de 2012

REIVINDICACIÓN

Hoy he estado fuera de casa catorce horas. La semana pasada fue igual tres días consecutivos. Hablo sólo de dos semanas... Y sé que no soy la única que echa largas jornadas de trabajo, el problema es que yo soy profesora, es decir, se supone que no pego ni golpe, se supone que este curso me han incrementado el horario en dos horas porque eso de trabajar sólo dieciocho es vergonzoso. Una falacia más de las muchas que se lanzan cuando no se tienen argumentos. Palabras, como piedras tiradas al aire, que hacen mucho daño.

Porque eso es lo que más me molesta, que la gente crea que los docentes no somos más que meros parásitos, con muchas vacaciones y poco trabajo. Además, creo que la mayoría de las personas, cuando llegan a casa, no tienen tareas relacionadas con su oficio que resolver allí, mientras que yo debo hacer programaciones, corregir trabajos, cuadernos, exámenes, preparar clases, pasar faltas, organizar reuniones, rellenar documentos, etc.

Si ayer hablé de éxito y prestigio, hoy continúo en la misma línea pues actualmente el sueldo de uno dice mucho de la consideración social que tiene. Por eso no hay reparos en recortarnos las nóminas, complementos y extras, porque no existe ya para nosotros reconocimiento alguno. Aquel que cobra mucho es porque se lo merece, porque su trabajo es indispensable, superior, respetado en definitiva. No quiero decir con esto que la gente que cobra poco desempeñe trabajos sin importancia, no bajo mi punto de vista, pero así parece que es en el mundo en que vivimos. Los políticos, por supuesto, han de cobrar mucho porque tienen responsabilidades. A mí me parece que si quedara algún político de verdad se le caería la cara de vergüenza ante la presente situación. Pero no, ellos juran orgullosamente su cargo con la mano en la Constitución para después incumplir todos los supuestos de su condición sobre el compromiso contraído con la ciudadanía. No de otra manera se explica que haya, por ejemplo, asociaciones de disminuidos psíquicos en la Comunidad Valenciana cuyos empleados llevan meses sin cobrar, faltos también de cualquier recurso, y salga el portavoz del Gobierno pidiendo disculpas por no poder pagar. Qué patético. Acaso de perdones vive la gente. O que en Andalucía anden a la greña por el pago del alquiler por una distancia de tan solo sesenta kilómetros hasta el despacho. Cuando el Presidente del Gobierno abandone la Moncloa, entonces renunciarán ellos a ese complemento. Qué triste. Polémicas de pacotilla, cortinas de humo, retórica vacía... porque no tienen cojones de reconocer sus errores y subsanarlos con su propio sacrificio si es necesario.

Mientras, esas personas anónimas que ayer mencionaba siguen acudiendo a su puesto de trabajo, sin cobrar, simplemente a ocuparse de personas disminuidas, a ser el rayo de esperanza en sus marginadas vidas; y siguen acudiendo a su puesto de trabajo, lejos de su casa y de su familia, sin que nadie les pague el alquiler, con una nómina cada vez más exangüe, simplemente para educar a cientos de niños y jóvenes.

Y sólo menciono dos ejemplos consciente de que hay mil más, igual de admirables.

Suerte tienen estos políticos de que nos guste nuestro trabajo, de que tengamos verdadera vocación, porque si fuésemos como ellos, ya habríamos asaltado sus despachos para quitarles de sus codiciosos bolsillos lo que nos corresponde, ni más ni menos.

CDR

2 comentarios:

  1. Aun nos queda la esperanza de una sociedad mejor, quizá hayamos vivido en una nube sin darnos cuenta que la realidad es otra, pero bien está que nos quede el derecho al "pataleo" y a la "denuncia" porque cada día salen/ y conocemos nuevos disparates de la clase política, de uno u otro lado. Sin distinguir, entre esos y los otros.
    Pmd.

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  2. Cualquier persona irresponsable y sin vocación no desempeñará bien su trabajo. Por desgracia, en política, hay muchos de ellos.
    Tati.

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