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miércoles, 17 de abril de 2013

LAS AMARGURAS NO SON AMARGAS...

Hoy hubiera cumplido noventa y cuatro años Isabel Vargas Lizano, conocida artísticamente como Chabela Vargas, si la muerte no se la hubiera llevado el agosto del año pasado.

Nacida en Costa Rica, aunque se la suele asociar a México -nacionalidad que adquirió posteriormente-, la Vargas interpretó como nadie la ranchera. Fue incondicional admiradora del gran José Alfredo Jiménez, quien la apadrinó en su carrera como cantante. Emulando la voz masculina, con su característico tono grave, imprimía a las canciones un desgarro singular.  Esta mujer de fuerte personalidad fue desde siempre un personaje contracorriente; se vestía como un hombre, bebía y fumaba mucho y llevaba pistola.  Todos la recordamos con su poncho rojo. A los ochenta y un años, en una entrevista, declaró abiertamente ser lesbiana. A esa misma edad, se lanzó en paracaídas.

Trabajó hasta el último momento. Su último disco-libro, Luna grande (2012) homenajea a Federico García Lorca, cantando algunos de sus poemas más relevantes. Estando en España de gira, a finales de julio, Chavela se trasladó a su país de acogida para morir, pues su salud estaba deteriorada y sabía que le quedaba poco tiempo, tras una crisis de fatiga y taquicardia.

"En el tren de la ausencia me voy / mi boleto no tiene regreso / lo que quieras de mí te lo doy / pero no te devuelvo tus besos." (De No volveré)

Ella nunca volverá, pero su voz quebrada no la olvidaremos.

CDR

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