Hoy, menos en abstracto, quiero dedicar esta entrada a mis amigos, a los de verdad. Ellos saben quiénes son.
Porque no pueden dar solución a mis problemas ni respuesta a mis dudas; porque no pueden cambiar mi pasado ni evitar que tropiece en el futuro. Pero siempre están ahí para darme un consejo, animarme y ofrecerme su mano.
Porque se alegran sinceramente cuando me ven feliz y se preocupan cuando saben que estoy triste.
Porque me aceptan como soy en lugar de decirme cómo debería ser.
Por su sinceridad y franqueza.
Por sus sonrisas, el brillo en sus ojos y la alegría cuando estamos juntos.
Por la serenidad, tranquilidad y felicidad que me aportan.
Por compartir su tiempo conmigo y dejarme formar parte de su vida.
Por ser una de las luces que alumbran mi camino cuando todo se oscurece.
Gracias por todo lo anterior y por tantas otras cosas...
La amistad verdadera va más allá de las diferencias y está por encima de los intereses. |
CDR
Yo quiero ser el pollito ese, parece el más tierno y la ternura siempre es un valor en alza (¡cuidado, me refiero a la ternura de verdad, claro!).
ResponderEliminarPmd.
Puedes elegir el que quieras, eres uno de ellos.
EliminarTodos son tiernos. Transmiten paz y tranquilidad. Como siempre, me quedo con la cita que acompaña a esa pandilla de gamberrillos. ¡Qué agusto están!
ResponderEliminarTati.
Eso precisamente quería transmitir. Lo que yo siento estando con vosotros.
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