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miércoles, 4 de septiembre de 2013

EN DESUSO

Así está últimamente nuestro cerebro, el dispositivo natural que todos tenemos, con capacidad ilimitada, y que estamos abandonando en aras de aparatos de los que cada vez dependemos más.

Un ejemplo: ¿verdad que antes eran ustedes capaces de marcar de memoria el número de teléfono de sus familiares y amigos más allegados al menos? ¿Y ahora? Imposible. Buscamos el nombre en la agenda de nuestro móvil, le damos a la tecla y... voilà. Y estamos contentísimos.

Otro ejemplo: ¿no es cierto que antes eran ustedes capaces de llegar a un sitio por sus propios medios, preguntando, mirando el mapa, fijándose en los detalles del recorrido? ¿Y ahora? Cada vez menos. Insertamos el destino en nuestro navegador, le damos a la tecla... y voilà. Y estamos orgullosos.

Pero aún hay más: antes contábamos cómo nos habían ido las vacaciones, qué habíamos hecho el fin de semana, rememorando momentos y expresándonos para que el receptor tuviera una idea clara de lo bien que lo habíamos pasado. Hoy esto ya no es necesario. Como una imagen vale más que mil palabras, hacemos una foto con nuestro móvil, la compartimos y no hay más que hablar. Ya se sabe claramente qué hacemos y cómo lo estamos pasando.

Una tecla para todo. Sin palabras. Sin esfuerzos.

En definitiva, y a grosso modo: el móvil sustituyó al teléfono fijo para hablar a distancia, en este momento estamos muy cerca ya no solo de que desbanque a otros dispositivos (cámara de fotos, TomTom, podómetro, etc.) con sus múltiples aplicaciones, sino además de que nos prive de la capacidad de memorizar, almacenar, retener... y hasta hablar. Qué paradoja.

Denle al botón de encendido de su cerebro y díganme: ¿se acuerdan de cómo era la vida -hace tan solo quince o veinte años- sin móvil (y ya puestos, sin internet, sin tropecientos canales televisivos)?

Claro que habrá quien me rebata diciendo que el cerebro se puede usar para muchas cosas aparte de para las tres que aquí describo. Pero, ¿acaso a la larga no mermará esto su capacidad?

A mí ciertamente me preocupa.

CDR

3 comentarios:

  1. El cerebro también es el que ayuda a que los cambios tan frecuentes en tecnología no nos dejen en desuso con cada nueva innovación. Esperanza

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  2. Ciertamnete, muchas, muchas cosas en desuso... ¡Lástima!
    Pmd.

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  3. A mí me da miedo que la conversación, la charla, la tertulia...pasen a la historia, sustituyéndolas por eso, simples imágenes.
    Tati.

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