Vistas de página en total

martes, 24 de septiembre de 2013

HELIOTROPOS

Los heliotropos son una familia de plantas de tallo leñoso, con flores que van girando a lo largo del día, orientándose siempre hacia el sol. (Etimológicamente, la palabra proviene del griego helios "sol" y trepein "girar".) De noche se reorientan hacia el este, preparándose nuevamente para recibir al astro rey a la mañana siguiente.

También se llama heliotropo a un instrumento de medición inventado por el matemático alemán Carl Friedrich Gauss en 1820, que utiliza un espejo para reflejar la luz del sol a través de grandes distancias apuntando a un punto específico en el terreno.

Y con el mismo nombre se conoce además un ágata de color verde oscuro con manchas rojizas, así denominada por su peculiar modo de reflejar la luz.

Por otra parte, es bien sabido que las plantas, en general, tienden a orientarse hacia la luz. Y existen estudios científicos que desvelan que otros organismos unicelulares, insectos, peces... tienen este mismo comportamiento. Así pues, se puede hablar de un efecto heliotrópico, aquel que se caracteriza por la propensión de los sistemas vivos a buscar aquello que da vida y evitar lo que puede acabar con ella.

Tras este planteamiento, piensen: ¿no es cierto que también las personas nos sentimos atraídos hacia lo luminoso, es decir, lo positivo? Y es necesario que sea así, porque esto tiene repercusiones reales en nuestra vida, en nuestro ánimo, en nuestro bienestar. El efecto heliotrópico crea una espiral positiva, ampliando lo bueno y ayudando a desarrollar capacidades para manejar lo malo. Por tanto, debemos esforzarnos por reconocer lo "luminoso" en los demás, así como advertir y dejar "brillar" nuestras habilidades y virtudes. Las personas podemos convertirnos en auténticos transmisores de energía positiva. Esas personas son conocidas como optimistas, personas junto a quienes nos sentimos vivos, motivados y con ganas de hacer cosas. Esta cualidad puede ser innata, pero también podemos aprenderla y aplicarla día a día. Debemos detectar y valorar las cosas buenas en lo que nos rodea, ser generosos y tolerantes, ser agradecidos, y por último, construir relaciones basadas en la fortaleza, en la de los otros y en la nuestra propia.

Así, podrán decirnos: ¡Eres un sol!

CDR

2 comentarios:

  1. Pues sí, para qué hacer negativo lo que pueda ser positivo. La madurez me ha hecho ver más el sol que la oscuridad, algo de lo que me alegro.
    Tati.

    ResponderEliminar