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lunes, 9 de septiembre de 2013

PARENTESCOS INSÓLITOS: MARIDO Y MARIACHI

Ya se ha hablado alguna vez en este blog de etimología. Pero siendo un tema tan amplio y apasionante, volvemos sobre él ahora para centrarnos en algunas sorpresas inauditas que nos depara esta ciencia que estudia el origen de las palabras.

Algunas relaciones comunes son fáciles de deducir -neurona y neuralgia, por ejemplo-. Sin embargo hay otras que resultan bastante curiosas, como la que hoy nos ocupa. Se trata de parejas de palabras gráfica y fonéticamente semejantes, pero de muy distinto significado. Aunque, por increíble que parezca, comparten un origen común, tan remoto, eso sí, que solo podemos rescatarlo a través de un recorrido histórico por las raíces helénicas y latinas de nuestra lengua. Descubriremos así historias interesantes y extraordinarias.

Como es posible que se me acuse de decantarme habitualmente por temas y enfoques femeninos, empezamos esta nueva serie dedicando la entrada a los sorprendentes parientes etimológicos del sexo masculino. Es difícil encontrar algún descendiente directo del latín mas, maris (macho, varón), pero abundan los descendientes indirectos a través de alguno de sus derivados latinos. El diminutivo masculus, por ejemplo, nos ha dado por la vía coloquial el "macho" con toda su parentela -desde el "machismo" hasta los "machotes", pasando por los "marimachos"- y por la vía culta , palabras como "masculino" (tanto en biología como en gramática) o "emascular" (sinónimo culto de "capar").

En cuanto al latín maritus (marido), sigue utilizándose todavía hoy para dar nombre al hombre casado. Además, en latín servía para formar el verbo maritare (casarse). Esta identificación de matrimonio con el marido nos suena extraña a quienes hablamos un idioma que ha asociado tradicionalmente el matrimonio, como su propio nombre indica, a la "madre", pero se conserva todavía en muchos otros idiomas europeos, como demuestran el verbo francés marier y el inglés to marry, en todo equivalentes al latino. O como demuestra asimismo el nombre que las bodas reciben en inglés (marriage), catalán (maridatge), italiano (maritagio) y francés (mariage).

Y aquí viene la sorpresa. Porque si tienen ustedes presente la imagen del típico cantante jalisciense entonando "Allá en el rancho grande" acompañado de los mariachis (miren más abajo si no), apenas podrán dar crédito a la teoría etimológica sobre este término. Y es que, en efecto, los estudios filológicos afirman que del francés mariage -chapuceramente pronunciado en México- deriva el nombre de "mariachi", que denominó -por contagio semántico- a la música que se tocaba en los bodorrios mejicanos, con violines, arpas, jaranas, guitarras y trompetas.




Pues prepárense para otras sorpresas de este tipo... si es que les llegan a conmover estas curiosidades lingüísticas.    

CDR

2 comentarios:

  1. Curioso, hoy hemos aprendido la procedencia del término "mariachi", algo que no sabíamos y ¡mira que nos gusta México!
    Pmd.

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  2. Estaremos muy atentos a estas sorpresas, son muy interesantes y además curiosas y entretenidas.
    Tati.

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