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miércoles, 29 de enero de 2014

CONCIENCIA PLENA (II)

Una vez explicado el significado del mindfulness y la repercusión que este puede tener en nuestra vida -asumidos el compromiso y la autodisciplina-, comentamos a continuación algunos de los principios en los que debemos basar nuestra actitud hacia la práctica de la atención plena:

1) No juzgar.
Empezaremos aceptando que somos testigos imparciales de nuestra propia existencia. ¿En cuántos juicios, reacciones, experiencias, tanto internas como externas, nos vemos atrapados constantemente? Pues vamos a aprender a salir de estos a través de la toma de conciencia. La mente categoriza y etiqueta todo lo que vemos e inmediatamente lo juzgamos como "bueno" o "malo" según nos sintamos nosotros con respecto a ello. Así, estas categorizaciones, que carecen de base objetiva, pueden dominarnos y hacernos difícil encontrar tranquilidad. Por tanto, es importante reconocer cuándo aparecen estos juicios automáticos. No se trata de esforzarnos en eliminarlos, solo darnos cuenta de que suceden.

2) Paciencia.
La paciencia demuestra que comprendemos y aceptamos el hecho de que todo tiene su momento y que no podemos acelerar el proceso. Por ejemplo, una mariposa rompe la crisálida y sale al exterior cuando es preciso y si rompemos la crisálida antes de hora lo único que hacemos es perjudicar su desarrollo. Así que no hay necesidad alguna de impacientarse con nada, pues todo llega. ¿Por qué pasar a la carrera por un momento para llegar a otro "mejor"? Cada instante es único y constituye un trocito de nuestra vida. Una de las actividades favoritas de nuestra mente es vagar por el pasado y preocuparse por el futuro, perderse en pensar. Sean pensamientos agradables o desazonadores, lo cierto es que nos desconectan del momento presente. Por eso la paciencia puede ser una cualidad muy útil para ayudarnos a tranquilizar la mente agitada y enriquecer lo que estamos viviendo ahora. Consiste sencillamente en estar totalmente abierto a cada momento, aceptándolo, sin prisas.

3) Mente de principiante.
Tenemos que reconocer que con frecuencia permitimos que nuestros pensamientos y creencias nos impidan ver las cosas como realmente son. Con este principio del mindfulness vamos a cultivar una mente dispuesta a verlo todo como si fuese la primera vez. Esto nos permitirá mostrarnos receptivos a nuestras potencialidades y evitará que nos atasquemos en nuestra propia pericia -solemos creer que sabemos más de lo que sabemos.- Entenderemos que cada momento es único y posee posibilidades únicas. Qué verdad tan sencilla, ¿no? El experimento es fácil, podemos aplicarlo en nuestra vida cotidiana, cuando veamos a alguien a quien vemos todos los días, mirarlo con ojos nuevos, preguntarnos si lo vemos tal y como es o si es solo el reflejo de nuestras ideas. Intentémoslo también con los problemas cuando surjan. Con la naturaleza cuando estemos en el exterior, y descubriremos un cielo límpido, lleno de estrellas, el sol, los árboles... a los que nunca prestamos atención.

4) Confianza.
La confianza es un elemento fundamental; confianza en uno mismo. Es mejor confiar en nuestra propia autoridad e incluso en nuestra intuición -aunque cometamos errores- que buscar siempre la guía en los demás. Por ejemplo, si en algún momento algo no nos parece bien, ¿hemos de desechar esta sensación solo porque alguien piense de manera diferente? No podemos convertirnos en otro, así que nuestra única esperanza estriba en nosotros mismos. Claro que nos fijamos en los demás, pero solo pueden ser indicadores, referencias; debemos vivir nuestra propia vida, abiertos y receptivos a todo lo que podamos aprender, claro. Al practicar la atención plena, practicamos también la toma de responsabilidad de ser nosotros mismos, de escuchar nuestro propio ser interior y de tener confianza en él. Cuanto más confiemos en nosotros, más confiaremos en los demás y veremos en ellos su bondad básica.



Seguro que están pensando cuán difícil es llevar esto a la práctica, por muy de acuerdo que estén con ello. O quizá simplemente les parezca una tontería. O les resulte indiferente. De cualquier forma, aquí lo dejamos hoy y seguiremos con los principios que faltan en una próxima ocasión.

Sea como sea, sean felices.

CDR

3 comentarios:

  1. Difícil, difícil...
    Tati

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  2. El mío, que debe haberse perdido en el ciberespacio, decía algo así: gracias, bloggera, trateremos de serlo (felices, claro).
    Pmd.

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    Respuestas
    1. Confirmado, el otro se perdió. Pero este sí ha llegado. Gracias a ti.

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