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martes, 7 de enero de 2014

EL DÍA DESPUÉS

Ya han pasado los Reyes Magos con su carga de regalos.

Hoy en día no hace falta que los niños hayan sido buenos para que sus Majestades de Oriente hagan una parada en las casas.

La mayoría, pese a las malas contestaciones y las malas caras, pese a los suspensos... pese a todo, reciben lo que no se merecen.

Hoy, primer día de clase después de las vacaciones navideñas, los pupitres no lucen estuches nuevos, bolígrafos nuevos o carpetas nuevas, como antes. Porque ahora lo que los niños piden no es para el cole, es para los bolsillos, es para ejercitar los dedos y fijar la vista. Poco ha cambiado el paisaje del aula, quizá alguna prenda de ropa nueva. Y eso sí, mucho ego.

Qué más da cómo me comporte si tengo lo que quiero. En casa, en el instituto, en la calle. Las normas no existen, yo me las salto y no pasa nada. Y es que, realmente, todo el año es Navidad, los Reyes pasan el año entero trabajando para mí, mis caprichos son satisfechos inmediatamente y si no tengo lo que quiero me cabreo.

Un pijama, ropa interior, colonia, un libro... bah, chorradas. Eso es el suministro vital que llega cada vez que lo necesito. Para Reyes, algo especial, especial de verdad, que las tuercas se aprieten una vuelta más, y cuando me canse de eso pediré otra cosa y otra hasta que llegue de nuevo el día de Reyes.

(...)
 


Ojalá los Reyes fuesen magos de verdad, ojalá dieran a cada uno lo que se merece. No pocos se iban a quedar boquiabiertos cuando solo encontrasen en su calcetín carbón, del de verdad, y nada más.

CDR

2 comentarios:

  1. Si cada uno tuviera lo que se merece, con Reyes Magos o sin ellos, otro gallo cantaría.
    Tati

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