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miércoles, 26 de febrero de 2014

GAFAS GOLDEN

Hasta hoy creía que gozaba de una visión excelente, pero no, a partir de mañana debo usar gafas. Resulta que me han diagnosticado un problema bastante grave pero a la vez muy fácil de solucionar. Consiste en que no sé enfocar la realidad de un modo adecuado y ello supone una percepción errónea de las cosas. Sin embargo, con las gafas golden se corrige increíblemente esta disfunción visual. Cambiará así todo lo que me rodea. Especialmente recomendadas para el trabajo, ya que todas las situaciones que me molestan y me disturban dependen de mí, de mi forma de verlas mejor dicho. A través de estas maravillosas gafas doradas veré solamente el lado positivo y brillante de mis alumnos y alumnas.

Se acabaron los malos estudiantes, se trata de bloqueos psicológicos. No importa que dejen el examen en blanco, les alabaré que hayan tenido el detalle de poner el nombre. No volveré a corregir con rojo; lo de aprender de los errores es algo retrógrado, ahora se debe subrayar lo que está bien y felicitarles por ello, por poco que sea. Si un alumno falta a mi clase, le haré la fiesta la próxima vez que venga. Jamás volveré a poner un parte de incidencia, se acabaron las amonestaciones, cuando ocurra algún incidente -cosa que de forma natural ya no ocurrirá al mirar yo con mis gafas golden puestas- cogeré al sujeto en cuestión, siempre aparte, y le explicaré cuánto confío en él, que comprendo que ha tenido un mal día y que por mí, borrón y cuenta nueva. Además, llamaré a casa y les diré a sus padres el hijo tan maravilloso que tienen, las potencialidades que en él se ocultan. Propondré diferentes actividades en clase para que todos se sientan capaces de realizar alguna. Pondré exámenes individualizados según sus capacidades. Y aún me quedará tiempo para, cada día, ir de mesa en mesa y charlar con ellos de sus cosas, que no sea todo académico. Ah, y que no se me olvide elogiarles de vez en cuando su peinado, su ropa, sonreírles por los pasillos, darles palmaditas en la espalda... En definitiva, con estas y otras cosas en la misma línea, seré una atracción positiva para ellos.

¿Y qué pasa con los alumnos buenos de por sí? Quedan quizá relegados con esta visión golden, pero ello no les afecta, pues seguirán adelante de cualquier forma, no gracias a mí, por supuesto.

Por último, muy importante, nunca volveré a juntarme con compañeros quejicosos, porque todo se contagia. Y es que el que se queja es en realidad alguien falto de estrategias, incompetente, incapaz de llevar a buen término su misión de educador.

Qué ciega he estado. Con lo fácil que es colocarse las gafas golden y dejar que todo brille.

CDR

2 comentarios:

  1. Ni con esas mágicas gafas, bloggera. El mundo es más complejo, y menos amable.
    Pmd.

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  2. Cómo está el patio...¡Madre mía!!!!!!
    Tat.

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