Llegó la primavera pero no el buen tiempo con ella. El viento y las nubes son los protagonistas de esta mañana de sábado que nos invita a leer. Para empezar, una original propuesta de un joven escritor que, tras un esplendoroso debut en 2011 -el libro de relatos que hoy recomendamos- no sorprendió un año después con una magnífica novela, de trama apasionante, El anarquista que se llamaba como yo, de la que nos ocuparemos otro día.
Ser
un desconocido en el panorama literario es muy negativo si tu mayor sueño es
ser escritor y vivir de ello. Sin embargo, debe ser un orgullo que una pequeña
pero acreditada editorial como e.d.a. publique tu libro de relatos. De ahí a la
fama no hay más que mucho trabajo y demostrar lo que vales. Esto precisamente es lo que le ha ocurrido a Pablo Martín Sánchez (Reus, 1977), licenciado en Arte Dramático,
Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, que, tras hacer algunos pinitos
literarios, consiguió presentar su primer libro Fricciones (2011). Una colección de
veintisiete narraciones cortas. Es posible que el título nos lleve a engaño,
pues no se trata de literatura erótica. Las fricciones, amén de un homenaje a
la obra de Borges, se refieren al contacto con otras lecturas, con otros
textos, con otros autores. Y desde luego se nota el bagaje cultural del escritor
y la asimilación de múltiples estilos. De manera que el libro se convierte en
una especie de collage en el que la fantasía, el humor, la autoficción, el
hipertexto, la metaliteratura, la vida y la muerte son mezclados con la astucia
y la habilidad de un cuentista experto. Partiendo de la idea de que escribir es
más bien reescribir, el joven autor se dedica a tergiversar, modificar y hacer
propios personajes, situaciones e incluso frases de otros escritores para crear
su universo de fricciones. En realidad, un gran puzle que el lector debe ir
encajando sin otra herramienta que la especulación.
Las piezas que conforman este puzle
se agrupan en tres partes, siguiendo con el campo semántico y la dilogía
erótica planteada en el título: Roces, Caricias y Abrazos. El criterio parece
haber sido la intensidad de los relatos, pues en la primera parte las historias
son más breves y sutiles (9, Rue Truffaut
o Mirando las flores del lado de las
raíces) -si bien la suavidad no caracteriza a ninguno de los cuentos-, mientras
que en la segunda parte encontramos textos más elaborados y meditados (Rodolfo dedos de lápiz o A las tres y veinte más o menos), y en
la última parte sin duda se recogen los más duros, extensos y plenos de todo lo
que Pablo Martín quiere mostrar (Accidente),
la vida misma a través de la literatura.
Deudor de una ciencia paródica llamada Patafísica, el escritor catalán exhibe en este libro de lo que es capaz: enganchar al lector desde la primera página con un estilo sencillo a veces, más cuidado cuando toca, narrar con un lenguaje preciso y una prosa fluida, jugar con experimentos hilarantes que, no obstante, dejan un poso de reflexión. Y, sobre todo, más allá de las alusiones
ajenas, Fricciones es única, una obra
personalísima que dice mucho de su autor.
No se pierdan a esta joven promesa de nuestra literatura.
Y ¡feliz lectura!
CDR
Estupenda propuesta. No debemos perder de viata a Pablo Martín Sánchez.
ResponderEliminarPmd.
Intentaremos encajar las piezas del puzle.
ResponderEliminarTati.