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miércoles, 9 de abril de 2014

LOS MEJORES AMIGOS

Lo mío no es ver estrenos de cine, sino más bien descubrir películas de hace mucho tiempo, especialmente las que no suelen ser muy conocidas, ni siquiera en su momento. Es lo que ha ocurrido con The cure (1995) -en español, Que nada nos separe-, un largometraje  americano que hace llorar a cualquiera que tenga algo de sensibilidad.

Se trata de la historia de Dexter, un niño de once años que contrajo sida accidentalmente en una transfusión de sangre. Marginado y aislado, un día conocerá a su vecino Erick, un chico algo mayor que él, objeto de crueles burlas homófobas en el colegio por el simple hecho de vivir en la casa de al lado. Erick es un adolescente cerrado en sí mismo, rebelde, cuya madre trabaja mucho y le dedica poco tiempo y atenciones. Comienza a hablar con Dexter desde el otro lado de la valla del jardín, pero finalmente se decide a cruzarla y pronto surge la amistad entre los dos chicos. En casa de Dexter, Erick encuentra lo que a él le falta, el calor de un hogar y el cariño de una madre amorosa. Y Dexter, solo y triste a causa de su enfermedad, por fin tiene lo que todo niño a su edad debe tener, alguien con quien divertirse y compartir sus experiencias.

Erick se da cuenta de que la enfermedad de su amigo es grave y de lo preocupada que está la madre de Dexter, Linda, por si su hijo muere antes de que se encuentre el remedio para curarla. Así, inflamada su imaginación por una película (sobre una expedición en busca de una medicina) y movido por el cariño que está tomando a Dexter, inicia una búsqueda propia de una posible cura para su amigo. Su plan comienza administrándole a Dexter toda clase de golosinas (le diseña una dieta completa a base de dulces), puesto que su madre lo obliga a comer mucha verdura y está visto que eso no le beneficia. Al no obtener resultado, comienza a probar con plantas del entorno, haciéndole infusiones y tomando puntual registro en un cuaderno. Hasta que un día una de las hojas que le hace tomar resulta ser venenosa, Dexter acaba en el hospital y su plan al descubierto. Es entonces cuando la madre de Erick, Gail, se entera de que su hijo es amigo del vecino enfermo de sida y monta en cólera, pues ya le había advertido de que se mantuviera a distancia de él. Tras una monumental bronca ("no es una simple rubeola o tosferina, es sida; ¿qué quieres?, ¿matarnos a los dos?"), le prohíbe volver a ver a Erick -previa llamada amenazadora a Linda- y le anuncia que al día siguiente se irá a un campamento de verano.

Consternado por la idea de marcharse, Erick convence a Dexter para escapar juntos a Nueva Orleans, porque en una de sus salidas leyeron en una revista que un médico de allí había encontrado en las plantas de los pantanos la cura para el VIH. Dexter deja una nota a su madre, coge sus medicinas y sus ahorros y emprende viaje con su amigo. El principio de la aventura es al más puro estilo Tom Sawyer, navegando en una balsa hinchable por el río Mississippi. Sin embargo, pronto se dan cuenta de que no avanzan al ritmo adecuado y de que las medicinas no durarán tanto. Entonces pagan a unos jóvenes para que los lleven en su barco. Tampoco así parece irles bien, porque al cabo de unos días los jóvenes montan una fiesta a bordo y dejan a los niños en la orilla, el viaje se retrasa y Dexter va empeorando. Esa noche, en un improvisado campamento, Dexter se despierta bañado en sudor y confiesa a su amigo que tiene miedo a la oscuridad, que es como si viajara millones de años hacia adelante hasta que no ve nada y le aterroriza no poder volver. Entonces Erick le ofrece una de sus zapatillas de baloncesto y le sugiere que se aferre a ella para dormir, así el apestoso objeto le recordará que sigue aquí y que él siempre estará a su lado. Finalmente, roban un dinero del barco y huyen para viajar en autobús lo que les queda hasta Nueva Orleans. Pero Erick se da cuenta de que Dexter está mal, llama a Linda y coge el autobús de vuelta a casa.

La hospitalización de Dexter es inevitable, está muy débil y su enfermedad empeora. Erick casi se instala al lado de su cama, juntos siguen inventando juegos e incluso gastando bromas al personal médico. Hasta que la realidad se impone y se acaba la diversión.

La escena del funeral, cuando Erick se queda a solas ante el cuerpo de Dexter en el ataúd, el bello gesto que tiene hacia su amigo, y la despedida en el río donde jugaban hacen saltar las lágrimas ya contenidas desde hace unos minutos.

Pese al dolor, la tristeza y el llanto, el mensaje es optimista, el regusto final no es del todo amargo. De hecho, es consciente esa mezcla, para quitar dramatismo, entre risas y tensión en los últimos momentos de la película.

Erick y Dexter se convirtieron en los mejores amigos, por encima de prejuicios y diferencias. La amistad lleva a defender al otro en las situaciones más complicadas, a aceptar al otro en todas sus facetas, a ayudar al otro a superar sus miedos.

Si todos fuésemos capaces de esa mirada límpida, de esa bondad, de esa franqueza... seguramente estaría más cerca la cura a muchos de los males de esta sociedad que no se encontrará nunca en los laboratorios.

CDR

2 comentarios:

  1. Hermoso resumen de una peli que no recuerdo haber visto, aunque me siento en la tentación de querer hacerlo y pronto. ¡Tantas cosas...!
    Pmd

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