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jueves, 17 de julio de 2014

PARENTESCOS INSÓLITOS: ORZUELO Y HORCHATA

En este tiempo es muy habitual tomar horchata fresquita o granizada para combatir el calor. Y mucho menos agradable, en esta época o en cualquier otra, es padecer un orzuelo. Sin embargo, a continuación veremos que ambos términos están relacionados por la etimología, que nos sorprende una vez más.

Es preciso, lo primero, remontarse a la Antigüedad latina, que es donde en realidad empieza todo lo que se refiere a nuestra lengua. La diosa romana de la agricultura, Ceres, prestó su nombre a un grupo de gramíneas que ha desempeñado un papel fundamental en la historia de la humanidad. Por sus mínimas exigencias agrícolas y su elevado valor nutritivo, los cereales fueron las primeras plantas cultivadas, allá por la era neolítica. Desde entonces, las principales civilizaciones del mundo han estado estrechamente ligadas al cultivo de algún cereal: arroz (lejano Oriente), sorgo (África), maíz (Nuevo Mundo), trigo (Occidente)...

En los pueblos mediterráneos, como España, el trigo ha sido considerado tradicionalmente como el cereal noble, elemento básico de la alimentación humana. Pero en nuestras tierras se han cultivado también otros cereales, como el centeno o la avena.

El más antiguo de todos, que los romanos llamaban hordeum, es pobre en gluten y, por lo tanto, difícilmente panificable. Eso explica que se lo haya considerado como un cereal de segunda clase, sólo para cebar al ganado, como bien claramente demuestra el hecho de que hoy ya no le llamemos en castellano hordio, sino "cebada".

Y he aquí la explicación: por su extraordinario parecido con un grano de cebada, tanto en aspecto como en tamaño, los romanos llamaban "granito de cebada" (hordeolum, orzuelo) al molesto forúnculo localizado en el borde de un párpado. La sustitución de "hordio" por "cebada" hace que hoy nos resulte invisible el parentesco etimológico entre este cereal y el orzuelo, pero era muy claro, sin embargo, para los hablantes de hace quinientos años.

Más pruebas: en el primer tratado de medicina escrito en castellano, el Sumario de la medicina de 1498, López de Villalobos comenta, refiriéndose a dicha afección de los párpados: "Padescen ordeolo y es una inchazón que dun lagrimal hasta el otro alcança como un grano de ordio es su comparación..."

Además, esta relación sigue siendo muy evidente para otros hablantes europeos de lenguas latinas, como el francés (orge, cebada; orgelet, orzuelo), o el italiano (orzo, cebada; orzaiuolo, orzuelo). Aunque ninguno de estos idiomas llega al extremo del alemán, en el que hoy todavía se dice, por ejemplo: "am linken Auge habe ich ein Gerstenkorn", que literalmente significa "tengo un grano de cebada en el ojo izquierdo".

Como se ha dicho, la cebada apenas se ha empleado para hacer pan; en la actualidad, y desde muy antiguo, se usa sobre todo como materia prima para la elaboración de la malta y la cerveza. Es esta última la bebida más extendida en el mundo y también la más antigua. Gracias a unas tablillas de arcilla halladas en la tumba de Ti, en Mesopotamia, sabemos que hace unos seis mil años los sumerios elaboraban panes de cebada que, braceados en agua azucarada y dejados en reposo, servían para obtener una bebida llamada sikaru, muy similar a nuestra cerveza. También los egipcios fueron grandes bebedores de cerveza tibia. Sí, hoy la preferimos fría y bien fría.

Por último, hemos aún de decir que los romanos, además de elaborar cerveza de cebada fermentada, utilizaban también la cebada sin fermentar para obtener una bebida dulce por decocción de hordeum, que llamaban hordeata. Suena, ¿no? En principio debía de ser muy parecida al agua de cebada que se vendía en España a finales del siglo XIX o a la orzata que se sigue bebiendo hoy en Italia. Con el paso del tiempo, su nombre fue aplicándose por extensión a diversas bebidas refrescantes elaboradas con otros frutos secos machacados y mezclados con azúcar y agua o leche. Así sucedió con la orgeat francesa, que se prepara con almendras duces y amargas, o con la famosa horchata valenciana, elaborada a base de chufa.

Algo más conocemos así de la riqueza de nuestra lengua.

CDR

2 comentarios:

  1. Curioso, ¡cuánto aprendemos a diario! Ni me lo imaginaba.
    Pmd.

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  2. Muy interesante, sin embargo hay quien no da importancia a la etimología y a la evolución de nuestra lengua, con lo curiosa que es.
    Tati.

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