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martes, 9 de diciembre de 2014

DEDICACIÓN EXCLUSIVA

Cuando inicié la andadura en este blog mi intención era escribir diariamente, o casi. En principio, fue una iniciativa personal, a modo de diario, para expresar mis gustos, opiniones y entrenar, digamos, mi afición a la escritura. Pero después, al ir creciendo el número de visitas a la página y comprobar que tenía unos fieles seguidores, publicar asiduamente se convirtió en una obligación, muy gustosamente aceptada.

Y así lo vine haciendo hasta el pasado octubre, como habrán podido comprobar quienes abren cada día el blog con curiosidad y ganas de seguir leyéndome. A día de hoy supongo que ya se habrán cansado de hacerlo. La verdad es que no me ha sido posible continuar ese ritmo al venir a este mundo mi hijo Marcos, con lo que un bebé supone de cambio de vida y merma del tiempo libre. Los primeros días me sentía muy mal, como si mi proyecto estuviera fracasando y como si estuviera defraudando a mis lectores. Sin embargo, poco después me di cuenta de que ahora lo que toca es un periodo de dedicación exclusiva a la maternidad y fui aceptándolo, sabiendo que en realidad es lo que quiero y lo que en este momento llena de plenitud mi vida.

No obstante, me parece oportuno aclarar que este blog no ha terminado, que seguiré escribiendo a ratos y que llegará el día en que volverá a su actividad diaria. Pues ser madre no ha disminuido mi amor por las palabras y mis ganas de escribir. Muy al contrario, creo que me está enriqueciendo y que valdrá la pena la espera.

Quiero dar las gracias a todas aquellas personas que me siguen y me echan de menos. Ojalá deis una vuelta de vez en cuando por aquí y os encontréis con alguna que otra sorpresa.

Y quiero también desear, ya en las fechas que estamos, unas felices Navidades, a pesar de todo. Porque, pase lo que pase, la vida sigue y no debemos dejar que nuestras ilusiones se vengan abajo.

Para mí el último año y medio ha sido muy duro y sin embargo, el paso de los meses me ha dado también la felicidad más grande, un niño precioso. Así es la vida, te quita y te da; sonrisas y lágrimas; caer y levantarse... siempre seguir adelante.

Hasta pronto.



CDR    

martes, 28 de octubre de 2014

EXCESO

La semana pasada vio la luz la vigésimo tercera edición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, que recoge más de noventa mil lemas. Ello da cuenta de la riqueza de nuestro idioma, aunque la mayoría de palabras quedan encerradas entre las páginas del voluminoso tomo, ya que un hablante medio no llega a usar más que unas cinco mil en su vocabulario.

Pero aun así, pudiendo elegir entre tantas palabras, ¿por qué nuestros políticos y medios -parece que son los modelos a seguir- se empeñan en seleccionar unas pocas, a veces incluso mal empleadas, y las repiten hasta la saciedad?

Sí, me da la impresión de que hay un exceso de talante, que no es más que modo o manera de ejecutar algo, la disposición personal de alguien y que, así pues, puede ser bueno o malo, positivo o negativo; pero "tener talante" no significa en realidad nada.

Y un exceso de transparencia, cualidad en boca de muchos y poco puesta en práctica por todos. No menos que la repetida meridiana claridad, con epíteto o sin él es cierto que brilla pero por su ausencia.

Y un exceso de casta, aunque sea cierto que nuestra sociedad está dominada por una clase "especial" que está separada de los demás a base de privilegios que ellos mismos se han impuesto.

Y un exceso de y ustedes más, que parece desquitar a quienes lo pronuncian de sus pifias. Ah, y también un exceso de pedir disculpas después de haber soltado alguna barbaridad ofensiva.

Y un exceso, en general, de palabras y expresiones vacías precisamente de los que más hablan, de los que más se escuchan. Patadas al diccionario, a la gramática e incluso a la ortografía.

No llevo un registro que lo demuestre, no daría a basto apuntando, pero a menos que ustedes presten un poco de atención, se darán cuenta de lo que digo. Bueno, pero si se entiende el mensaje... ¿qué más da?

Lo que no se entiende es que valoremos tan poco nuestra lengua, que nos dé igual que salga alguien hablando y después de una parrafada no haya dicho nada coherente, que nuestros niños y jóvenes vean programas en que no importa lo que uno diga sino lo guapo que sea, en que debatir consiste en berrear y en que los insultos y vulgaridad salgan gratuitos en aras de la libertad de expresión.

Por cierto, ¿no les parece además que hay un exceso de corrupción? Que más allá de la palabra, es, en las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores. Dicho y hecho. Esta si ha saltado del diccionario.

CDR

miércoles, 22 de octubre de 2014

METAMORFOSIS

Ya no controlo mi vida.

He abandonado el mundo de las formas
y me encuentro en un mundo sin bordes,
sin tiempos.

He empezado un viaje a ciegas,
sin hoja de ruta.
Siento el vértigo de una montaña rusa
que adquiere una velocidad tremenda,
que no se a dónde me lleva.

Toda lógica ha desaparecido
y en la caída hacia la nada
intento luchar contracorriente.

Aparecen a borbotones sentimientos
sorprendentes,
desconocidos hasta ahora.

Me siento perdida,
a pesar de los libros leídos,
de los métodos practicados.
A pesar de mi bebé tan deseado.

Me encuentro en un periodo raro
en que mi intelecto ya no puede ayudarme.
A veces mi mente cree enloquecer,
no puedo más.

Ya no sé,
ya no quiero,
ya no puedo.

Y lloro.

Me doy cuenta entonces de que
mi bebé me lleva a un nivel
etéreo,
donde no hay nada que pensar
ni nada que hacer.
Sólo entrar en sintonía con la situación.

Y muere un poco algo de mí,
ya no soy la misma.
No me reconozco en el espejo.

Ya no puedo exigir nada a nadie
más que a mí misma.

Todo es confuso.

Puerperio.

Ya no dependo de lo externo,
aprendo a valorar mi yo profundo.

Metamorfosis.

Todo vale la pena.

Mientras curan mis heridas,
mi antigua identidad se desvanece
con mi niño en brazos.

Maternidad.

Soy feliz.



CDR

jueves, 2 de octubre de 2014

UNAMUNO AL DESNUDO

En este inicio de octubre lluvioso, como corresponde a la estación otoñal y tan necesario además en estas tierras asediadas por la sequía, contamos una curiosa anécdota del ilustre escritor vasco. No es figurado el título de esta entrada, como comprobarán a continuación.

Las fuertes desavenencias con el dictador Primo de Rivera ocasionaron que don Miguel de Unamuno fuera destituido de sus cargos docentes y exiliado a Fuerteventura, un destino alejado e inhóspito en aquellos años veinte, una especie de cárcel de arena.

Así, el 12 de marzo de 1924 llega a Puerto Cabras el insigne profesor de Griego y rector de la Universidad de Salamanca. Poco tiempo tardó don Miguel en descubrir el agradable clima de la isla y eso influye en su carácter, de por sí serio, sintiéndose el intelectual feliz, cómodo, vivo. Tanto es así que Unamuno se dedicó a tomar baños de sol en la azotea del hotel donde se hospedaba -hoy su casa museo-. Y tomaba el sol completamente en cueros.

Tal costumbre escandalizó a los vecinos, quienes calificaban esta actitud de indecente. Cuando el posadero le trasladó las quejas a don Miguel, este contestó: "Yo no los miro a ellos. Que no me miren ellos a mí." Severo y seco el escritor, sobre todo cuando le parecían absurdos los planteamientos del interlocutor.

No asustaba en absoluto el sol al escritor del norte, quien paseaba por la isla sin sombrero, moda que pronto empezaron a imitar los autóctonos, quienes al principio se sorprendían de que soportara los rigores solares y mantuviera la cabeza destocada ya a su avanzada edad. Sin duda, valoraba don Miguel la luz solar.

Cuatro meses duró el exilio de Miguel de Unamuno en Fuerteventura, que supusieron al final más que un castigo un regalo para el escritor, pero también para los majoreros y su isla. Pues la presencia del intelectual y sus comentarios positivos en los foros literarios de Madrid, París, Buenos Aires... la colocó en el mapa cultural mundial. Una isla que hasta ese momento tenía fama de tierra pobre y mezquina, cuyos habitantes eran rudos e ignorantes. Sin embargo, Unamuno va a presentar una isla mucho más trascendente, mucho más metafísica, y tan cautivadora que no se cansará en sus poemas y cartas de destacar la fuerza, la viveza y hasta el enamoramiento que sintió por Fuerteventura y por sus entrañables amigos majoreros.

"En mi vida he dormido mejor. En mi vida he digerido mejor mis íntimas inquietudes.", escribiría en sus artículos y cartas. Incluso esta experiencia inolvidable quedó plasmada en su obra De Fuerteventura a París (1925) Efectivamente, Unamuno fue indultado de su exilio el 9 de julio, pero prefirió viajar a París y después se instaló en Hendaya (país vasco francés) hasta que en 1930 cayó la dictadura de Primo de Rivera y regresó a Salamanca.

Mucho le debe Fuerteventura a don Miguel de Unamuno, que se convirtió en su padre intelectual, un modelo a seguir.

Sin olvidar que fue, a principios del siglo XX, el primer nudista de la isla.

CDR

martes, 30 de septiembre de 2014

MECIDOS POR EL VIENTO

Como seres superiores que somos, orgullosos, creemos que lo controlamos todo, pero un hecho fortuito, una decisión no suficientemente meditada o una simple casualidad, pueden cambiar nuestras vidas. Incluso, ¿de verdad controlamos lo que pensamos y decidimos?

Si hacemos un repaso mental a nuestro pasado, ¿no les parece que, en cierto modo, nuestra vida está sujeta a los caprichos del destino? Piensen en por qué viven donde viven o en por qué se dedican a su trabajo... Al menos en mi caso, aunque yo me engañe diciendo que es lo que siempre he querido y fue planeado conscientemente -en cierta medida sí-, lo cierto es que ambas cosas han dependido mucho del azar. Y así, cualquiera de nuestras acciones, por pequeñas que sean, acarrean consecuencias insospechadas que solo más tarde podemos analizar.

Y, ¿qué me dicen de las desgracias? Cuando nos sucede algo malo empezamos a imaginar qué hubiese pasado si hubiésemos hecho esto o lo otro, si hubiésemos estado o no estado... Lo mismo sucede con cualquier enfermedad. ¿Nos habremos cuidado suficiente? Quizá si hubiera comido más de esto y menos de aquello, si caminara diariamente, etc. En definitiva, nos sentimos culpables, aunque en el fondo sabemos que el destino está regido por combinaciones de factores que ni conocemos ni por supuesto controlamos.

Así pues, nada depende enteramente de nosotros, por más que sea muy buen consejo tomar las riendas de nuestra vida. Pero no olviden, como dijo Francis Thompson, que "todas las cosas están unidas entre sí, de tal modo que no puedes agitar una flor sin trastornar una estrella". Seguro que muchos han oído hablar del efecto mariposa.


Científicamente está demostrado que cuando pensamos hacer algo, nuestro cerebro va por delante, es decir, las decisiones se materializan unos 300 milisegundos después de que el cerebro mande el impulso de hacerlo. Esto es, en realidad las decisiones las toma nuestra parte inconsciente. A este respecto otra cita, esta vez de Freud, quien aseguró que esta evidencia era un atentado contra nuestro amor propio, pues "nuestra mente consciente no controla nuestra forma de actuar, sino que simplemente nos cuenta un cuento sobre nuestras acciones".

Por último, siendo así, ¿cuántas justificaciones nos sacamos del bolsillo? Como si todo dependiera exclusivamente de nosotros, nos sentimos culpables por infortunios producidos por fuerzas ingobernables, nos desilusionamos cuando no se cumplen nuestras desmesuradas expectativas, nos rompemos la cabeza indagando sobre porqués sin respuesta... Sin entender que sufriríamos menos si hiciésemos un ejercicio de humildad sobre nuestra capacidad de control, si nos entendiéramos como seres influenciados por cosas tan sencillas tales que un encuentro casual, el color del cielo una mañana, un perfume o una canción que nos trae recuerdos, unos versos recitados en un momento concreto, etc.

Seres mecidos por el viento.

Según Oscar Wilde, "la vida no la gobiernan ni la voluntad ni la intención."

CDR

jueves, 25 de septiembre de 2014

SUEÑO Y REALIDAD

En esta tarde lluviosa de otoño, cuando ya la luz es gris y van quedando atrás los calores del estío, recomendamos una interesante lectura.

Con este verso de Salvatore Cuasimodo, “oscura monótona sangre”, titula el periodista argentino Sergio Olguín (Buenos Aires, 1967) su novela. Una historia que conquistó al jurado del V Premio Tusquets Editores de Novela.

Se trata de un relato vibrante que atrapa desde el primer momento, con un estilo inconfundiblemente periodístico por su sencillez, sobriedad y concisión, a la vez que de una rotunda calidad literaria.

Oscura monótona sangre (2010) está ambientada en Buenos Aires, con un vocabulario porteño auténtico que no hace a esta novela, sin embargo, localista, ya que puede ser entendida por cualquier lector y lo que aquí ocurre podría pasar en cualquier ciudad del mundo. El contraste entre la riqueza y la pobreza es algo tristemente universal, así como la lucha del ser humano consigo mismo.

La trama se nutre, como en anteriores novelas de Olguín (El equipo de los sueños, 2005, Lanús, reeditada en 2008), del propio medio de la ciudad, desde la corrupción hasta las drogas, pasando por la marginalidad y la violencia. Pero no se trata de un thriller al uso, sino que se narra la historia de una obsesión erótica, que lleva al personaje a una paulatina e inevitable degradación. Huyendo, además, de cualquier tipo de enjuiciamiento moral, el lector se sitúa en esa misma postura neutra. En este sentido, como el propio autor confiesa, es evidente la influencia de Simenon, maestro en relatos de intriga con incremento emocional, normalmente de base sexual amorosa.

Julio Andrada es un empresario boyante y ejemplar que somete su vida a una rigurosa rutina, lo que le permite tenerlo todo bajo control. De origen humilde, Andrada ha ido escalando posiciones en la sociedad hasta convertirse en un vecino respetable. No obstante un día, por el azar de una conversación, algo instintivo y superior a su voluntad lo arrastra a “la villa”, un barrio miseria de las afueras. Allí conoce a Daiana, una joven prostituta de quince años, que será el motor de su desgracia. A partir de aquí, el protagonista se debatirá entre lo que siente y lo que es correcto, entre lo que ha sido y lo que cree ser, entre la apariencia y la verdad. Dispuesto a traspasar todas las fronteras, Andrada se encontrará cayendo en un abismo mientras él creía subir al cielo. 

Efectivamente, este relato lineal y sin ostentaciones, nos muestra la progresión del personaje desde “la villa” hasta “el cielo”, donde finalmente éste se pregunta sobre la posibilidad de acariciar un sueño. Lo que se desea se convierte en real con sólo desearlo, pero las ilusiones, las fantasías, están hechas de ese material onírico que se nos escapa de las manos; la realidad se impone con dureza.

Las últimas novelas de Olguín, La fragilidad de los cuerpos (2013) y Las extranjeras (2014), que tampoco tienen desperdicio, las dejaremos para más adelante.

¡Feliz lectura!

CDR

martes, 23 de septiembre de 2014

PÉRDIDAS

Del latín tardío perdĭta, todos saben qué significa: carencia, privación de lo que se poseía.

Quién no tiene en su haber una historia de pérdidas.

Además, dícese del daño o menoscabo que se recibe en algo. ¿Les suena? Muchas pérdidas hemos sufrido en los últimos años, de sueldo, de derechos, de servicios, de bienestar...

Y también la cantidad o cosa perdida. Algo que se cae del bolsillo, aquello que no aparece por ningún cajón de la casa, agendas completas que desaparecen en las entrañas de los smart phones... Pérdidas en la bolsa, pérdidas en la gota fría de septiembre, pérdidas de amistades que no eran tales.

Pérdidas humanas en tantos conflictos absurdos.

La pérdida de la inocencia. ¿Cada vez más temprano?

No nos olvidemos, ya puestos, de las pérdidas de orina, problema exclusivamente femenino, a juzgar por los anuncios de televisión. 

Más graves son las pérdidas personales, las de los seres queridos, irreparables, que nos dejan una huella indeleble. Ley de vida, pero duelen.

Por otra parte, ir a pérdidas y ganancias es exponer en compañía de otros una cantidad de dinero, llevando parte en el menoscabo o utilidad que resulte. A veces se gana, otras veces se pierde.

Si decimos de algo que no tiene pérdida significa que es fácil de hallar, expresión muy usada sobre todo cuando damos indicaciones.

Y hasta en el billar hay pérdidas, la billa limpia, jugada que consiste en meter una bola en la tronera después de haber chocado con otra bola. No confundir con las carambolas del destino, culpables en gran parte de algunas pérdidas.

Pero hoy no podemos terminar esta serie sin nombrar la grandísima pérdida que supone para la política nacional la dimisión a gran escala de Alberto Ruíz Gallardón, ministro de Justicia injusto y cerril. Rectificar es de sabios, pero él prefiere abandonar porque "no ha sido capaz de cumplir su tarea". Claro, no es fácil el papel de Mesías. Nada, nada, aceptamos la dimisión. Váyase usted a su casa, no tiene pérdida. Seguro que sus muchos años de dedicación a la política no le ha supuesto la pérdida del puesto de trabajo, ni le va a suponer la pérdida de poder adquisitivo. Y piense tranquilamente en la pérdida de libertad que acarreaba la dichosa ley que por fin se han atrevido a retirar.

CDR

sábado, 20 de septiembre de 2014

AMORES EN LA MITOLOGÍA (VII)

Mañana nublada del mes de septiembre en la frontera entre verano y otoño, buen día para recrearnos en una de esas historias mitológicas en las que el amor campa a sus anchas.

Zeus, el gran Dios, era un ser inagotable en sus correrías amorosas. Si bien su boda sagrada con Hera duró nueve días y en esta Zeus se convirtió en cuclillo para dedicar a la bella esposa deliciosas melodías, la vida conyugal de la pareja no fue precisamente feliz, pues Hera se convirtió en la mujer engañada por excelencia, compadecida por el resto de miembros del Olimpo, y su matrimonio en una historia continua de celos y despecho femeninos.

Narramos hoy la aventura divina con Semele, hija de Cadmo y Armonía, nieta de Afrodita, bellísima joven que paseaba por los caminos de Tebas cuando de pronto recordó un raro sueño que la había inquietado. En su visión onírica, una lengua de fuego descendía del cielo para abrasar un árbol convirtiéndolo en cenizas, sin embargo, el fruto del árbol quemado quedaba intacto. A continuación, en el cielo se abrían las nubes y aparecía un muslo masculino, y luego una mano que tomaba el fruto único para coserlo dentro del muslo. Finalmente, la extremidad se abría y de ella salía un hermoso hombre.

Semele intuía que el árbol la representaba a ella misma. Cuando le contó el sueño a su padre, este hizo llamar a Tiresias, el adivino, quien dijo a la joven que debía ofrecer el sacrificio de un toro, al que tendría que matar con sus propias manos.

Y cuenta el mito que:

"La muchacha obedeció al respetado adivino y mató un toro que, en sus últimos estertores, la manchó de sangre. Empapada la túnica con el líquido de la bestia, Semele corrió a bañarse al río.

Mientras todo esto sucedía, desde el Olimpo, Zeus contemplaba la escena con deleite. Sus ojos resbalaban por la piel mojada de la joven y sus deseos flotaban al lado de ella. Aunque estaba impaciente, el dios decidió esperar a la noche para desatar sus pasiones.

Cuando por fin llegó la hora deseada y la oscuridad nocturna todo lo escondía, Zeus se tendió en el lecho de Semele y,como era costumbre en él, se unió a la joven adoptando una identidad distinta. Primero lo hizo bajo la forma de un toro, aunque con miembros humanos; luego se convirtió en una pantera; después en un joven coronado con ramas de vid; finalmente, fue una serpiente.

Por todos los medios y formas, Zeus prolongaba el acto. Y por fin, fue concebido Dioniso en el preciso momento en que el padre olímpico gritó el nombre con el que durante siglos sería invocado: "¡Euoi"!

Si bien Zeus engañaba a su esposa Hera en secreto, esta solía descubrir a su marido, pergeñando luego alguna forma de hacerle pagar sus infidelidades. En esta ocasión, su plan era audaz, pero para que tuviera éxito debía comprometer a su rival. Conocedora de que Zeus le había prometido a Semele que nada le negaría, insistió engañosamente a la muchacha para que le pidiera a Zeus que se apareciera ante ella en todo su genuino esplendor, para poder admirarlo en su amplia dimensión divina. El dios, por supuesto, no pudo negarse y se presentó ante la joven rodeado de todos sus rayos, con lo cual, Semele, en avanzado estado de gestación, quedó inmediatamente fulminada. Pero Zeus se dio cuenta de que el feto seguía viviendo, entonces lo tomó y lo cosió a su muslo hasta que finalizó su desarrollo."

Bien está claro que el sueño de Semele se cumplió, a pesar de haber realizado el sacrificio del sabio Tiresias -los dioses siempre se salen con la suya-. Por su parte, Dioniso, del que también hemos hablado aquí por sus amoríos, con el paso de los años consiguió rescatar a su madre del reino de Hades. Pero eso ya es otra historia.

CDR

jueves, 18 de septiembre de 2014

SER MUJER

Perséfone bajó a las profundidades y ofreció a sus habitantes el fruto del árbol de la vida: la granada.

Se convirtió en reina y sacerdotisa.

Su estancia en ese oscuro lugar la mitad del año genera las estaciones y da a los seres vivos la oportunidad de despojarse de lo viejo para acoger lo nuevo.

La diosa nos invita así a retirar nuestra energía del mundo de las apariencias para mirar hacia adentro, bajar a nuestras profundidades y encontrarnos con lo que realmente somos.


¿Qué quieres?

¿Qué necesitas?

¿Eres fiel a ti misma?
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Dentro de cada una de nosotras hay una mujer primitiva, orgánica, salvaje...

Una mujer libre, espontánea, intrépida, desinhibida, que goza la vitalidad de la naturaleza.

La vida recorre su cuerpo como un río subterráneo.

La mujer orgánica habita en su vientre, toma su fuerza de esas raíces que la vinculan a la tierra y sus ciclos.

Se alimenta de ellas, absorbe su savia y se llenan de vida sus caderas.


¿Cuánto hace que no sientes la tierra, la hierba, bajo tus pies desnudos?

¿Cuánto tiempo hace que no te dejas llevar por tu instinto?
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Inmenso poder creador en su útero. Portadoras de vida. Hijos físicos.

Pero también obras de arte, artesanía.

O actos simples de amor, cuidado y respeto.

Feminidad cambiante con cada luna.

Regeneración. Renacer como la primavera.

Danza alocada, corre por los bosques, se baña en las aguas vivas la mujer orgánica.

Gestos salvajes para conectar con su propio cuerpo y huir de la domesticación a que ha sido sometida.


¿Registras tus sensaciones en cada ciclo?

¿Contemplas tu cuerpo desnudo sin juicios?

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Si desconectamos de la realidad orgánica, quedamos a merced de los estereotipos sociales que nos empequeñecen, nos restan valor y empañan nuestro brillo femenino.

Cultivar el propio deseo y no quedar a la espera del deseo del otro.

No volvernos prisioneras de la autoexigencia, la adición a ser perfectas, la tiranía del nunca es suficiente.

Cansadas, asustadas, en pos de una belleza artificial.










¿Es esto lo que quieres?
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Afirmar: esa soy yo, soy mujer.

Que la vida deje de ser una penosa obligación para convertirse en una elección libre y creativa.



CDR

miércoles, 17 de septiembre de 2014

UN AÑO EN SUBJUNTIVO

El subjuntivo es el modo de las potencialidades, de lo que deseamos que pase pero no hay garantías de que ocurra, de los ojalá, de los tal vez, de los quizá.

Además, suele venir combinado con el condicional, las condiciones imposibles que nunca se darán.

Y así ha pasado un año ya.

Salir de cuentas
sin tener nada que contar.

Contar un año,
y ya para siempre,
sin haber nada que celebrar.

Ojalá no hubiera pasado,
ojalá estuvieras aquí.
Si pudiera cambiar las cosas...

Tal vez si hubiese hecho esto
o lo otro.
Si pudiera dejar de pensar...

Quizá estés en un lugar mejor,
o no.
Si pudiera tener la certeza...

Un año en subjuntivo por lo que pudo ser y no fue.

Y por lo que está a punto de ser.

Ojalá salga todo bien.

Tal vez sea hoy, mañana, ya queda poco.

Quizá pronto vivamos plenamente en el indicativo.

Y usaremos el subjuntivo para hacer planes, para expresar deseos, para fundar esperanzas.
Un tiempo en que las condiciones se cumplirán. Y el futuro se hará realidad.

Aunque nunca te olvidemos.

CDR

martes, 16 de septiembre de 2014

MUJERES: LA BAZÁN

Tal día como hoy, en 1851, nació en La Coruña Emilia Pardo Bazán, considerada la mejor novelista del siglo XIX y una de las mejores escritoras de nuestras letras, por mucho que en realidad se vea eclipsada por sus coetáneos masculinos, Galdós y Clarín.

Hija única de don José Pardo Bazán y Mosquera y de doña Amalia de la Rúa Figueroa y Somoza, la niña recibió una educación esmerada. Emilia fue una lectora infatigable desde los ocho años, a los nueve compuso sus primeros versos, y a los quince su primer cuento, "Un matrimonio del siglo XIX", que envió al Almanaque de La Soberanía Nacional, y que sería el primero de los numerosísimos -cerca de seiscientos- que publicaría a lo largo de su vida. Su formación se completó en Madrid, donde solía pasar los inviernos la familia, debido a las actividades políticas de su padre, militante en el partido liberal progresista.

El año 1868 supone un hito en la vida de Emilia, como ella misma expresa: "Tres acontecimientos importantes en mi vida se siguieron muy de cerca: me vestí de largo, me casé y estalló la Revolución de septiembre de 1868". Emilia tenía dieciséis años, y su marido, José Quiroga, estudiante de Derecho, veinte. La boda se celebró el 10 de julio en la capilla de la granja de Meirás, propiedad de los padres de la novia.

En 1873 la familia Pardo Bazán -también la joven pareja- abandona temporalmente España. El viaje se prolonga por varios países de Europa, lo que despierta en Emilia la inquietud por los idiomas, con el deseo de leer a los grandes autores de cada país en su lengua original. Su inquietud intelectual va en aumento y, al regresar a España, entra en contacto con el krausismo a través de Francisco Giner de los Ríos, con quien le uniría una gran amistad. El influjo de los krausistas la empuja a la lectura de los místicos y de Kant, y éstos, a su vez, la conducen hasta Descartes, Santo Tomás, Aristóteles y Platón.

En 1876, año del nacimiento de su primer hijo, Jaime, se da a conocer como escritora al ganar 
-derrotando a la mismísima Concepción Arenal- el concurso de ensayo convocado en Orense para celebrar el centenario de Feijoo. Son años en que todavía no ha abandonado totalmente la poesía. Gracias a Giner de los Ríos se edita en 1881 el libro de poemas de doña Emilia, titulado Jaime (la escritora adoraba a su hijo).

La afición al género novelesco no es temprana en Emilia, que consideraba la novela un género menor, de mero pasatiempo, prefiriendo completar, siguiendo un orden, su formación intelectual, en la que encontraba muchas lagunas. Sin embargo, el conocimiento de las obras de sus contemporáneos la anima a escribir su primera novela, Pascual López. Autobiografía de un estudiante de medicina, poco antes de aceptar la dirección de la Revista de Galicia, en 1880.

En 1881 publica Un viaje de novios, novela para la que utilizó las experiencias de un viaje a Francia, y ese verano, en Meirás, acaba la hagiografía San Francisco de Asís: siglo XIII, ya embarazada de su segunda hija, Carmen. En cuanto a la serie de artículos que publica entre 1882 y 1883 bajo el título de La cuestión palpitante, es importantísima para comprender lo que significa el naturalismo en la obra de Emilia Pardo Bazán. Este ensayo, prologado por Clarín, fue criticado por todos excepto por Galdós.

En esta línea naturalista se inscribe la tercera novela de doña Emilia, La Tribuna (1883), su primera novela redonda, todo un pregón feminista a través de su protagonista, la cigarrera Amparo, personaje delicado y complejo, arrollador. Así también las magníficas obras posteriores, Los pazos de Ulloa (1886) y La madre naturaleza (1887), 
en las que escribe el gran fresco rural, recreando a su gusto un campo gallego violento, sensual, lleno de contrastes sociales y culturales. Y La piedra angular, publicada casi un lustro después.

Entre La Tribuna y Los pazos de Ulloa escribe Emilia Pardo Bazán una novela en la que se aparta de la técnica naturalista. Se trata de El cisne de Vilamorta (1885), donde se conjuga la observación realista con ciertos elementos románticos. Además, entre La madre naturaleza y La piedra angular publica cuatro novelas que tampoco pueden denominarse naturalistas: Insolación (obra nítida  de técnica actualísima, que supuso un auténtico escándalo) y Morriña (narración de un amor fatal, con tintes adúlteros y de intriga), ambas de 1889 y ambientadas en Madrid, han sido consideradas por la crítica dentro de las coordenadas del realismo. Y Una cristiana y La prueba, las dos de 1890, como participantes de cierto idealismo (traba polémica a través de la ficción con algunos de sus detractores morales) , tendencia que se observa también -con el paréntesis de La piedra angular-, en el ciclo de Adán y Eva, formado por Doña Milagros (1894) y Memorias de un solterón (1896).

En 1891 emprende una nueva aventura periodística con Nuevo Teatro Crítico, revista fundada y escrita completamente por ella, que tanto en su título como en su planteamiento misceláneo, cultural en sentido amplio, y divulgativo quiere rendir homenaje a su admirado Feijoo, y en 1892 funda y comienza a dirigir la Biblioteca de la Mujer.

Desde tiempo atrás doña Emilia venía colaborando en numerosas revistas y periódicos, con crónicas de viajes, artículos, ensayos y numerosísismos cuentos que agruparía en varias colecciones: Cuentos de Marineda, Cuentos de amor, Cuentos sacroprofanos, En tranvía (Cuentos dramáticos), Cuentos de Navidad y Reyes,Cuentos de la patria, Cuentos antiguos... Y también en la prensa, en La Lectura, empieza a salir en 1903 su novela La Quimera (retrato del Madrid polvoriento de la época), que dos años después vería la luz como libro. Confirmando su criterio de que la novela debe reflejar el momento en que es escrita, pueden apreciarse en La Quimera ciertos ecos modernistas y simbolistas.

En 1908 publica La sirena negra cuyo tema central es el de la muerte, que escribió en el Ateneo de Madrid, donde fue nombrada Presidenta de la Sección de Literatura en 1906.

Viajera infatigable, continúa además consignando sus impresiones en artículos de prensa y en libros. En 1900 van apareciendo en El Imparcial sus artículos sobre la Exposición universal de París, que cuajarán en el libro Cuarenta días en la Exposición. En 1902 se edita Por la Europa católica, fruto de un viaje por los Países Bajos.

Todavía no había intentado llevar a la escena sus obras de teatro, y en 1906 estrena en Madrid, sin éxito, Verdad y Cuesta abajo.

Es doña Emilia una figura reconocida en la vida literaria, cultural y social de la época -también blanco de todas las controversias-. En 1908 comienza a utilizar el título de Condesa de Pardo Bazán, que le otorga Alfonso XIII en reconocimiento a su importancia en el mundo literario. Desde 1910 fue consejera de Instrucción Pública; socio de número de la Sociedad Matritense de Amigos del País desde 1912. Dos años después se le impondría la Banda de la Orden de María Luisa, y recibiría del Papa Benedicto XV la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice. En 1916 el ministro de Instrucción Pública la nombra catedrática de Literatura Contemporánea de Lenguas Neolatinas en la Universidad Central.

Es de destacar, en el plano personal, que su matrimonio no tardó mucho en romperse, si bien de un modo amistoso, acordando los cónyuges la separación como pareja pero la continuidad familiar. Uno de los romances más sonados de la escritora fue el que mantuvo con Benito Pérez Galdós, pasión crepuscular y relativa que ambos aderezaban con otros amantes más jóvenes. Emilia nunca fue guapa, pero Galdós escribe en unas simpáticas cartas que esa mujer era una fuerza de la naturaleza y que en sus coloquios tenía una gracia chamberilera impensable en una gallega de sus años y sus arrobas. Era irresistible, pues.

El 12 de mayo de 1921, una complicación con la diabetes que padecía le provoca la muerte. Al día siguiente, toda la prensa hablaba de la escritora fallecida, que fue enterrada en la cripta de la iglesia de la Concepción de Madrid.


Lo cierto es que doña Emilia Pardo Bazán fue una genio, no existe en nuestra cultura española moderna tal fenómeno de personalidad, creatividad, libertad y hondura. Además, se trata de la primera gran periodista española, fue la primera corresponsal en el extranjero. Sus artículos feministas están reunidos en La mujer española, posiblemente el libro más importante y menos conocido del feminismo español. Ella representó el ejemplo de lo que suponía la igualdad de sexos en libertad, lo que le trajo no pocos sinsabores que supo lidiar con la cabeza bien alta.

La Bazán, en fin, supo conquistar un territorio propio en las letras, a pesar de ser mujer y sin dejar de serlo, y su dilatada obra, de la que aquí solo hemos hecho un esbozo, constituye una perpetua novedad; una obra que ojalá a lo largo del siglo XXI sea recuperada de las esferas académicas y se reconozca en toda su magnitud.

CDR

viernes, 12 de septiembre de 2014

GENTE TÓXICA

Todos conocemos a alguna persona que nos resulta tóxica. Esto quiere decir que les hace a ustedes preguntarse, tras un encuentro o conversación, ¿qué necesidad tengo yo de esto? Bien sea por mal humor, tristeza, miedo, envidia, egoísmo o cualquier otra emoción negativa, es como si les inoculara una toxina que se expande y les deja contaminados.

No se trata de no escuchar los problemas de familiares y amigos en un momento dado, por supuesto. Estamos hablando de personas que no representan gran cosa en nuestra vida pero que ahí están y que tienen una actitud tóxica continua, no como resultado de un problema o situación concretos, sino como una característica de su personalidad.

Por un lado, tenemos a esos individuos victimistas, que echan la culpa de todo lo que les pasa a otros. Ustedes se sentirán mal por no sufrir los mismos males, pues eso es lo que ellos quieren, hacernos sentir culpables a través de esta forma suya de llamar la atención.

Por otro lado, están los interesados, que les pedirán favores sin entregar nada a cambio. Su relación es unidireccional, no entregan cuanto reciben. Tirarán de ustedes sin tener en cuenta sus necesidades, sin preguntarles si les viene bien prestarles su ayuda en ese momento. Y en caso de que se la nieguen, comenzarán las críticas y el chantaje emocional.

Además, no me negarán conocer a aquellos que viven de la vida de lo demás, como si no les bastara con la suya. Su vida debe de ser tan aburrida, gris y frustrante, que destrozan la de quienes les rodean. Nunca tienen palabras de reconocimiento para los demás ni hablan positivamente de nadie, porque no soportan que a los otros les vaya bien, no saben competir si no es destruyendo a los rivales.

También hay que mantener lejos a los resentidos, bien porque no les ha ido bien en la vida o simplemente porque no creen tener la suerte que se merecen. Estos piensan que ustedes son unos interesados y no esperan nada bueno de nadie, pues a todo le ven una mala intención. Igual que los primeros, viven airados constantemente, como si el mundo les debiera algo, y no soportan el éxito ajeno.

Por último -me parece suficiente con estas categorías-, podríamos hablar de los cínicos, que hacen el mal a los demás sin ningún tipo de remordimiento ni culpa. Si a ustedes les humillan, les faltan al respeto, los menosprecian y se cargan su autoestima, en definitiva, salgan corriendo, porque estos individuos son los más tóxicos de todos.

Una de las formas de deshacerse de esta gente tóxica es expresarles desde el primer momento muy claramente que estamos dispuestos a ayudar, pero no a ser muro de lamentaciones ni a estar disponibles veinticuatro horas.

En caso de que la actitud persista, lo mejor es alejarse a costa incluso de quedar mal, porque no vale la pena dejarse intoxicar por una persona que malgasta su energía quejándose, criticando, odiando... en vez de tomar las riendas de su vida y acabar resultando una buena compañía para ustedes y para ellos mismos.

Todos tenemos problemas, no somos perfectos y quizá en algún momento puntual hasta puede que nos hayamos identificado con esta lista de tóxicos, pero en el fondo somos buenas personas, queremos a quienes nos rodean y nos sentimos felices la mayor parte del tiempo. En eso deben consistir las relaciones de cualquier tipo, en el respeto, la reciprocidad y la empatía.

Nada de tóxicos, porque esta vida, a pesar de todo, está para disfrutar... y no para asfixiarse.

CDR

miércoles, 10 de septiembre de 2014

TEJIDO DE CUENTOS

El libro que hoy recomiendo no es actual, teniendo en cuenta que hace ya un lustro que se publicó; una buena lectura en cualquier caso para acercarse a la narrativa breve actual, una antología de autores contemporáneos que no tiene desperdicio. Recuperado quizá por casualidad entre los muchos volúmenes de las estanterías, les propongo este pequeño libro lleno de grandes relatos.


La esencia siempre viene en frascos pequeños. Y en eso pensamos al terminar este libro, en algo menudo que encierra una maravillosa fragancia. Tan injustamente tildado de género menor, el cuento se presenta aquí con maestría, demostrando que la concisión no implica liviandad. Al menos las modas sirven para algo si proliferan cuentos y cuentistas como los que en Atmósferas (2009) se recogen. Cortázar afirma que no hay leyes para escribir cuentos, y así estos veintitrés son diferentes unos de otros, impregnados del estilo personal de su autor, creados cada uno con su propio clima. Extensión diversa, descripción, diálogo, lenguaje más o menos coloquial, artificiosidad en distinta medida y temática variada. Sin embargo, hay algo que los aúna: su capacidad de aglutinar una realidad, mucho más allá de la anécdota elegida para el relato. Estas historias parten de situaciones concretas para hablarnos de temas universales. La superstición, el otro yo interior, el cansancio vital, la ambición, la especie en peligro, la admiración, el futuro y el pasado conforman un panorama apto para todos los gustos.

En “Golpe de sol sobre tapete de hule azul”, Busutil describe, a pinceladas, todos los matices de la monotonía y la decepción. Ese bodegón que contemplamos es el cuadro de naturalezas muertas en que se convierte la vida de muchas personas cuyas ilusiones ha ido devorando la rutina. Otro tema recurrente es el de la muerte. Ese miedo vehemente a un destino fatal, temiendo el momento en que los “dados negros” caigan en nuestra parte del tablero. Negra guadaña o sombra sobre nuestras cabezas, la Muerte siempre acaba alcanzándonos. Y detrás quizá algo insólito, como encontramos en “Vida después”. En ocasiones intuimos que Dios debe estar demasiado ocupado para nuestras insignificancias, realmente estamos solos. La posibilidad de un paraíso hecho a medida es el consuelo que le queda a Javier tras la muerte de su tío, quien no se lleva consigo la bella manía de leer las nubes; así nos recuerda José Castillejo Valero la pervivencia del Calendario Zaragozano, fuente de precisas predicciones. Dentro de esta línea, destaca “Taxidermia”, de Francisco Antonio Carrasco, donde sentimos la turbación de un hombre que no acepta el alivio del más allá, necesita el contacto directo, la conversación aquí y ahora. Con un lenguaje sencillo y cercano, y tratando hábilmente casi con humor un asunto tan crudo, se muestra la imposibilidad de atrapar la calidez humana en una cabeza muerta y vacía, por muy lograda que esté.

Los tiempos, las circunstancias cambian, nunca la esencia del individuo. Así lo plasma Miguel Ángel Muñoz en “Pronto seré bueno”: el niño de ayer, de hoy y de siempre, que encuentra placer en la maldad, pospone eternamente dicha consigna. Además surge lo relativo del valor de las cosas, como en “Argentina 78” y “Con Senel en la Habana”. Un alto precio pagó Silvita poniendo en práctica un truco a medias con quien más deseaba que se esfumara, para después pasar toda la vida echando de menos; un cuento sorprendente de Ana María Shua, que nos deja un sabor agridulce por su contundencia. Sobre todo cuando la vida es un agujero, el hombre es su peor enemigo, según la “Teoría del hueco”, original relato con mucho de reflexión.

Y esto es sólo una muestra de lo que el lector encontrará en este libro, donde se reúne una notable nómina de autores: Salvador Compán, Manuel Moyano, Iban Zaldua, Teresa Morales Rodríguez, Óscar Esquivias, Juan Pérez Cubillo, entre otros. En Atmósferas, con hilos de tradición clásica, fantasía borgiana, retazos de realismo mágico, misterio y cotidianeidad se teje este universo de ambientes que nos envuelve y no nos deja indiferentes.


¡Feliz lectura!

CDR

miércoles, 3 de septiembre de 2014

EL MAR Y EL CEREBRO

Existe una relación apasionante entre el mar y nuestro cerebro. Al menos eso es lo que afirman los expertos. Y si no fuera así, ¿por qué contemplarlo puede hacernos sentir más seguros?, ¿por qué su sonido puede relajarnos, o alterarnos, es decir, nos afecta? Según algunos estudiosos, los sonidos tienen el potencial de modificar el ánimo y el del mar es uno de los más evocadores que existen. No hay música de relajación que se precie que no tenga de fondo el tranquilizador vaivén de las olas. Si es que no podemos disfrutar de él en directo. Así, el oído se rinde ante el mar.

Por otra parte, ¿no es cierto que pagamos más por comer a la orilla de la playa, por un apartamento en primera línea?, ¿no es cierto que el mar ejerce una potente atracción sobre nosotros cuando contemplamos su inmensidad y su poder?, ¿no es cierto que nos quedamos absortos mirando el horizonte azul? Porque también se ha demostrado que el color azul nos produce sensaciones de bienestar, como la calma, la expansión, la liberación y la protección. Parece ser que las vistas al océano crean una ilusión de posibilidades infinitas que van más allá de lo que el ojo puede ver. Como si nos liberásemos de los límites de nuestra vida. Así, la vista se rinde ante el mar

Todavía no hay evidencias científicas que demuestren estos datos, pero algunos estudios se encargan ya de averiguar los cambios que se producen en los neurotransmisores del cerebro cuando contemplamos la línea del horizonte. ¿Merecería, entonces, este hecho ser considerado en sí mismo una terapia antiestrés?

El mar compone las tres cuartas partes de nuestro planeta y sin embargo la neurociencia nunca se ha ocupado hasta ahora de pensar seriamente en este. Si se encontraran pruebas irrefutables de que el mar cura, de que la cercanía al océano reduce la ansiedad, existiría otro poderoso argumento para cuidar de las aguas marinas, lo cual sería muy importante para la causa ecológica, además de lo que supondría para la salud. Por eso es necesario el trabajo conjunto de neurocientíficos, pescadores, biólogos marinos, expertos en mariscos, surferos... todos aquellos que tengan relación directa con el mar.

Un proyecto que nace en la Academia de Ciencias de San Francisco y que tiene mucho camino por recorrer, pero sin duda ambicioso en su objetivo de descifrar y demostrar el impacto del mar en la mente humana.

La verdad es que todos sabemos que cambiamos cuando nos acercamos al mar. La mayoría nos sentimos mejor, algunos menos puede que sientan peor. Pero, definitivamente, el mar no nos deja indiferentes. 

CDR

domingo, 31 de agosto de 2014

AGOSTO

Expira el mes de agosto, último anochecer que anuncia el otoño por más que el verano se extienda hasta el 20 de septiembre. Los colores van cambiando, la luz disminuye y la vuelta a la rutina es inminente.

Octavo mes, mes dedicado al emperador César Augusto.

Mes seco y caluroso, al menos por estos lares, ni siquiera ha descargado esas tormentas imprevistas y aisladas características. Por aquí más bien agosto seca las fuentes y es septiembre el que se lleva los puentes.

Dicen que a final de mes refrescan las temperaturas, no lo he notado. Agosto fríe el rostro.

Mes de maduración de la fruta: melones, sandías, higos, uvas... aunque ahora tenemos todo el año. Aún así, en agosto prepara la tinaja para el mosto.

Mes de preparar  la tierra para la siembra, para aquellos que aún (mal)viven de eso. Porque las cosas no crecen en las estanterías de los supermercados. Quien en agosto ara despensa prepara.

Mes de cabañuelas, los doce primeros días representan el tiempo que hará los doce meses del año siguiente. Cuando se dice, por algo será. Agosto tiene el secreto de los doce meses completos.

Mes de sol, playa y vacaciones. Bien dice el refrán que en agosto, quien no goza de él es loco. Lástima que la vida no entienda de meses y siga su curso día a día, sin respetar tales mundanidades.

A partir de ahora, agosto será también el mes de la pérdida.

Pero otros, por supuesto, seguirán haciendo el agosto. Disfrutando agosto. Recordando aquel agosto. Esperando el próximo agosto.

CDR

viernes, 29 de agosto de 2014

PARENTESCOS INSÓLITOS: PIRÓMANO Y PIROPO

Voy a intentar seguir sorprendiéndoles con las curiosas relaciones etimológicas que se establecen entre las palabras de nuestra lengua. En esta ocasión, con dos vocablos que, admitirán, poco o nada parecen tener en común.

Pues veamos:
Pirómano es aquel que tiene una tendencia patológica hacia la provocación de incendios. ¿Y qué tiene eso que ver con la castiza costumbre, tan celtibérica, de lisonjear públicamente a las mujeres hermosas? Resulta que la indudable semejanza gráfica y fonética de ambas palabras nos remonta hasta el griego pyr, pyrós, que significa "fuego", de donde el castellano ha tomado directamente la pira funeraria y varios tecnicismos como pirómano, pirita, piromancia, pirograbado, pirotecnia o pirofosfato. Por su parte, en medicina se denomina pirosis a la desagradable sensación de ardor que asciende desde el estómago hacia la garganta, provocado por el contacto del contenido ácido del estómago con la mucosa esofágica. No es extraño, por supuesto, este uso metafórico del fuego, pues también en el lenguaje común es frecuente denominar "ardor" o "quemazón" a la sensación que produce la acidez gástrica. Algo parecido sucede con la fiebre, que, como comporta un aumento de la temperatura, se ha comparado desde antiguo con el fuego o el calor (está ardiendo de fiebre, me dio una calentura). De hecho, ya los médicos griegos acudían a la raíz pyr para dar nombre la fiebre (pyretós), origen de numerosas palabras de uso habitual en medicina, como antipirético (medicamento eficaz contra la fiebre), hiperpirexia (hipertemia o fiebre) o pirógeno (sustancia capaz de provocar fiebre), entre otras.

Bien, y ahora toca demostrar que todo esto tiene efectivamente relación con los piropos. En este sentido, encontramos que los romanos llamaban pyropus -del griego pyropos, "parecido al fuego"- a una aleación de cobre y oro de color rojo brillante, como el fuego. De forma similar, ya en castellano antiguo (siglo XV) se utilizaba la palabra piropo para designar una piedra preciosa de color rojo fuego, parecida al granate o al rubí, que pronto fue aceptada como metáfora y símbolo literario de lo brillante.

Así, por motivos evidentes, en la literatura y en el lenguaje apasionado de los enamorados, es usual comparar o identificar los rasgos del ser amado con piedras preciosas y otros objetos de gran valor (cabellos de oro, ojos verdes como esmeraldas, piel de marfil, las perlas de tus dientes...)

De esta forma, con el tiempo, la palabra piropo evolucionó a una comparación aduladora para una mujer bonita, hermosa, como una joya.

Por qué algunos piropos son tan vulgares y pasaron de los libros de poesía y las declaraciones románticas a los andamios, no es cuestión a tratar en esta entrada, pues nada tiene que ver con la etimología, sino con la condición humana. De ello hablaremos otro día.

CDR     

jueves, 28 de agosto de 2014

FINITOS Y MORTALES

Ser finitos y mortales nos limita. Pero precisamente gracias a esos límites podemos orientar nuestra existencia hacia un fin que debemos intentar llevar a cabo, y así dar sentido a la vida. Porque la vida es un proyecto y solo realizándolo podremos llenarla de sentido, a pesar de nuestras humanas limitaciones.

Existen muchos ejemplos en la literatura que nos muestran un mensaje claro: para que la vida sea tolerable, tiene que ser limitada. La protagonista de El caso Makropolus, de Karel Capel, condenada a vivir más de trescientos años, anclada en sus cuarenta y pico, solo anhela morir mientras ve pasar generación tras generación, sintiéndose ajena a todo y a todos. Marco Flaminio Rufo, del cuento "El inmortal" de Borges, viaja hacia la ciudad de unos trogloditas inmortales, donde reina un caos indescriptible, donde no existen la piedad ni el tiempo porque nada tiene fin. O el país de los Struldbruggs, al que llega Gulliver -el conocido personaje de Jonathan Swift- en uno de sus viajes. Son seres que nunca mueren, pero no escapan a los efectos del tiempo, envejecen física y mentalmente, la decrepitud les condena a la enfermedad y ansían desesperadamente la muerte. Ser inmortal es una condena.

Se podría decir que solo los límites estimulan el crecimiento. Ningún sabio, ningún filósofo o científico ha concebido nunca la inmortalidad como una bendición para el ser humano. No obstante, el deseo de desafiar a la naturaleza, derrotar el envejecimiento y lograr lo más parecido a la salud y la juventud eternas parece cada vez más fuerte en nuestra sociedad. Es difícil aceptar la muerte, la propia y la de los seres queridos que nos rodean, por mucho que la filosofía y la ciencia puedan razonarnos que la muerte no es temible, que la muerte biológica es incluso beneficiosa para la realización individual y el equilibrio del planeta, que la condición humana es finita por definición.

Sin embargo, nos olvidamos de todo ello, y pensamos en el envejecimiento como una enfermedad, un problema que de algún modo esperamos que la ciencia resuelva. Por supuesto que hay que luchar por la salud, es elogiable la labor científica de alargar la vida con una mayor calidad, así se intenta combatir la enfermedad, pero no la finitud. Lo descabellado es anhelar una longevidad sin fin, sin propósito. Heidegger definió al ser humano como "un ser para la muerte", y es esta declaración de impotencia la que nos explica que nuestra condición está orientada a un fin. Así, como hemos dicho, es la capacidad humana de elegir y preferir, pensando en el quehacer que es la vida, lo que da sentido a la existencia. A diferencia de los animales, que viven y se mueven arrastrados por el instinto, los hombres y las mujeres escogemos nuestra vida, y en ello reside nuestra dignidad.

Sobre esto último, me podrían discutir que nuestras posibilidades están limitadas. Cierto. Cada uno vive en el tiempo y en el espacio que le toca en suerte, por lo que su capacidad de elección está restringida. Pero aun así, cada ser humano sabe que su vida no está hecha de antemano, que es un compromiso de cada uno construirla y proyectarla. Cuando un niño alcanza la edad de la razón, se da cuenta de que es un ser autónomo y de que tendrá que tomar muchas decisiones a lo largo de su vida. Al hacerlo, dotará su vida de sentido. Bueno o malo, pero un sentido. Si no lo logra, vivirá en un estado caótico como el de la ciudad de Borges.

También es verdad que saber esto no implica que encontremos un sentido pleno y satisfactorio a nuestra vida. La perfección no es alcanzable, estamos destinados a vivir en un mundo sombrío a veces, por mucho que busquemos la luz. Más allá de los conceptos filosóficos, la realidad es que estamos sometidos al tiempo y nos vendría bien aceptar que nos desarrollamos dentro de esas limitaciones del espacio y el tiempo, entre las cuales están el envejecimiento y la muerte.

La Nobel de Medicina Rita Levi-Montalcini, escribió un libro cargado de entusiasmo a sus noventa años, El as en la manga, en el que expone que para que la vejez no nos coja desprevenidos ni nos sumerja en la amargura, hay que tener preparado un as en la manga que, a pesar de los años, nos abra siempre algún futuro. En sus propias palabras: "No debemos vivir la vejez recordando el tiempo pasado, sino haciendo planes para el tiempo que nos queda, tanto si es un día, un mes o unos cuantos años, con la esperanza de realizar unos proyectos que no pudieron acometerse en los años de juventud."

Es significativo, por otra parte, para la visión social de la vejez el título de los hermanos Cohen No es país para viejos, pues el aumento de ancianos se ve hoy en día como un auténtico problema social, se les relega a las clases pasivas y eso les condena a limitarse a esperar la muerte. Así, ya no hay fines que perseguir, ya no hay un quehacer. Y la vida, para muchos, deja de tener sentido precisamente por esto.

Aceptar la finitud es el primer paso para afrontar la vejez, pero no debe ser simple teoría, sino que implica proponerse objetivos y no dejar de hacerlo mientras se pueda. Es la inacción, no los años, lo que nos arroja a la desesperación y al aburrimiento.

Y por último, un resumen de todo lo dicho en palabras de algunos que entendieron esto:

"A vivir se aprende toda la vida, y toda la vida se ha de aprender a morir." (Séneca)

"Para envejecer bien hay que pensar en la vejez desde joven." (Cicerón)

"La vida cobra sentido cuando se hace de ella una aspiración a no renunciar a nada." (José Ortega y Gasset)

"La vida es breve, pero cabe en ella mucho más de lo que somos capaces de vivir." (José Saramago)

CDR

viernes, 22 de agosto de 2014

CERTEZAS

En algún lugar de África sucedió la historia que a continuación les relato y que nos hace reflexionar sobre cómo cada vez que construimos la certeza de que algo horrible va a pasar, aun no sabiendo de qué forma (consciente o inconscientemente), nos ocuparemos de producir, buscar o no impedir que efectivamente suceda.

"Seis mineros trabajaban en un túnel muy profundo extrayendo minerales desde las entrañas de la tierra. De repente un derrumbe los dejó aislados del afuera sellando la salida del túnel. En silencio cada uno miró a los demás. De un vistazo calcularon su situación. Con su experiencia, se dieron cuenta rápidamente de que el gran problema sería el oxígeno. Si hacían todo bien les quedaban unas tres horas de aire, como mucho tres horas y media.

Mucha gente de fuera sabría que ellos estaban allí atrapados, pero un derrumbe como este significaría horadar otra vez la mina para llegar a buscarlos. ¿Podrían hacerlo antes de que se terminara el aire?

Los expertos mineros decidieron que debían ahorrar todo el oxígeno que pudieran. Acordaron hacer el menor desgaste físico posible, apagaron las lámparas que llevaban y se tendieron todos en el piso.

Enmudecidos por la situación e inmóviles en la oscuridad era difícil calcular el paso del tiempo. Incidentalmente solo uno de ellos tenía reloj. Hacia él iban todas las preguntas: ¿Cuánto tiempo pasó? ¿Cuánto falta? ¿Y ahora?

El tiempo se estiraba, cada par de minutos parecía una hora y la desesperación ante cada respuesta agravaba aun más la tensión.

El jefe de mineros se dio cuenta de que si seguían así la ansiedad los haría respirar más rápidamente y esto los podía matar. Así que ordenó al que tenía el reloj que solamente él controlara el paso del tiempo. Nadie haría más preguntas, él avisaría a todos cada media hora.

Cumpliendo la orden, el del reloj controlaba su máquina. Y cuando la primera media hora pasó, él dijo: "ha pasado media hora". Hubo un murmullo entre ellos y una angustia que se sentía en el aire. El hombre del reloj se dio cuenta de que, a medida que pasaba el tiempo, iba a ser cada vez más terrible comunicarles que el minuto final se acercaba. Sin consultar a nadie decidió que ellos no merecían morirse sufriendo. Así que la próxima vez que les informó la media hora, habían pasado en realidad cuarenta y cinco minutos. No había manera de notar la diferencia, así que nadie siquiera desconfió.

Apoyado en el éxito del engaño la tercera información la dio casi una hora después. Dijo "pasó otra media hora"... y los cinco creyeron que habían pasado encerrados, en total, una hora y media, y todos pensaron en cuán largo se les hacía el tiempo.

Así siguió el del reloj, a cada hora completa les informaba que había pasado media hora.

La cuadrilla apuraba la tarea de rescate, sabían en que cámara estaban atrapados, y que sería difícil poder llegar antes de cuatro horas. Llegaron a las cuatro horas y media. Lo más probable era encontrar a los seis mineros muertos.

Encontraron vivos a cinco de ellos. Solamente uno había muerto de asfixia... el que tenía el reloj."

Evidentemente, si la situación hubiera durado diez horas, ninguno se habría salvado. La conclusión no es que una actitud positiva sea capaz por sí misma de evitar desgracias. Sino que cuando creemos y confiamos en que de alguna forma se puede seguir adelante, nuestras posibilidades de avanzar se multiplican.

Así que, adelante.

CDR

jueves, 21 de agosto de 2014

LLEGAR TARDE

Llegar tarde,
llegar la última.

Perderse muchas cosas
que los otros vivieron.

No ha sido tiempo suficiente,
por llegar tarde.

No es culpa de nadie,
las cosas vienen como vienen.
Pero duele.

Llegar tarde a las risas,
a los juegos,
a la plenitud.

Y aun dar gracias
por lo vivido,
por lo recibido,
por lo enseñado
y compartido.

Quizá es que nunca es suficiente,
que falta tiempo siempre.
Pero duele.

Llegar tarde,
llegar la última.

Y al final,
no estar.



CDR

miércoles, 20 de agosto de 2014

RETRATO FAMILIAR

Seguimos con lecturas recomendadas en este verano que vamos apurando -el mes de septiembre, por más que sea casi estival ya no es lo mismo- con la última novela de Enriqueta Antolín, una propuesta diferente, original, de una autora que desentraña con acierto la maraña de la memoria.

  
Enriqueta Antolín (Palencia, 1941) debutó en la narrativa a principios de los noventa con la trilogía La gata con alas, Regiones devastadas y Mujer de aire, demostrando desde el principio una gran capacidad para plasmar la nostalgia de la niñez y de la adolescencia con la mirada retrospectiva del paso del tiempo. Pero es con Qué escribes, Pamela (2012) -finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León en 2013-, cuando la autora muestra su madurez narrativa en esta novela originalísima, poco convencional.

Destaca Antolín por el acierto a la hora de trazar el perfil psicológico de sus personajes, las elipsis y alusiones que le permiten prescindir del relato continuo, así como los cambios de perspectiva que enriquecen la narración. A modo de diario, la voz de Pamela, ya adulta, evoca recuerdos, sensaciones, imágenes, retazos, en definitiva, que como si de un mosaico se tratase acaban componiendo la historia de su familia. Una historia de desencuentros, infidelidades, decepciones, rutina. En el relato aparecen solo los datos esenciales, con sucintas descripciones de lugares y personas, como dejando ver la irrelevancia de estos detalles cuando lo que importa son las acciones y los sentimientos que estas provocan. En este sentido, la sencillez -en cuanto a poca artificiosidad- de la narración, así como su pulcritud, es otra de las cualidades de esta novela.

Aunque el argumento gira en torno a muy pocos personajes (la madre, el padre, el profesor boliviano, la vecina), el continuo cambio de enfoques puede dar la impresión de que son más. Efectivamente, encontramos desde capítulos narrados en primera o en tercera persona, incluso en segunda, hasta algunos relatados desde la perspectiva de los diversos personajes, y numerosos saltos temporales que rompen la sucesión cronológica. Una técnica narrativa que consigue el efecto de unos apuntes no ordenados, de un esbozo inacabado, y que logra forzar la colaboración del lector, que en un momento dado necesita descubrir las interioridades de esta familia. Son precisamente las particularidades de la misma las que explicarían la complejidad psicológica y anímica de Pamela, sujeto de la historia a la vez que destinatario de la misma, ya que esta reconstrucción está más bien orientada a esclarecer los pasajes oscuros de su propia memoria que a pergeñar una crónica dirigida a lectores ajenos. De hecho, a la pregunta del padre, que da título a la novela, la hija responde: “Estoy escribiendo nuestra historia.”… “Pero tú no la vas a leer.” ¿No es eso al fin y al cabo un diario?

Esta novela, sin embargo, es algo más. Una historia de infidelidades, apariencias y de cómo la realidad puede tener varias interpretaciones. Pues Pamela indaga en el pasado de su familia, a partir de la crisis del matrimonio, e imagina lo que escribe en su cuaderno secreto, una forma como otra cualquiera de intentar comprender la situación e incluso de entenderse a sí misma. Porque a pesar del perspectivismo, la interpretación esencial es la de la protagonista.

Acertada propuesta de la editorial Menoscuarto con esta autora palentina que desgraciadamente falleció el pasado mes de noviembre en Madrid, donde residía.

¡Feliz lectura!

CDR

martes, 19 de agosto de 2014

PARA QUÉ

Hoy, buscando sentido a muchas cosas en mi vida, reproduzco la letra de una canción de Rosana, la cantautora canaria que, como saben, tantas veces ha dado voz a lo que siento. Falta de palabras propias, creo que esta canción expresa mi sensación de cansancio, sabiendo, sin embargo, que hay que seguir adelante porque, aunque en un momento concreto no entendamos nada, vale la pena vivir y luchar. 

¿Para qué?
Para nada.
¿Para qué?, ¿para qué?
Para nada.

¿Para qué andar descalza sin rumbo?,
¿para qué izar las velas del mundo?
¿Para qué?
Para nada.

¿Para qué rebajar la condena?,
¿para qué si te mata la pena?
¿Para qué?, ¿para qué?
Para nada.

¿Para qué echar perfume a la vida?,
¿para qué si te escuece la herida?
¿Para qué?
Para nada.

¿Para qué continuar viviendo deprisa,
buscando la suerte en la mierda que pisas?
Te vas a volver a quedar sin volar, ¿para qué?
Para nada, para nada.
¿Para qué?, ¿para qué?
Para nada.

¿Para qué fusilar el olvido?,
¿para qué si te pones a tiro?
¿Para qué?
Para nada.

¿Para qué una tregua de abrazos?,
ni matar ni morir a balazos.
¿Para qué?, ¿para qué?
Para nada.

¿Para qué continuar viviendo deprisa,
buscando la suerte en la mierda que pisas?
Te vas a volver a quedar sin soñar, ¿para qué?
Para nada, para nada.
¿Para qué? ¿para qué?
Para nada,
para nada,
para nada.
¿Para qué?, ¿para qué?

Para nada te vale una vida varada.

Hoy te toca romper la baraja,
porque anclado ni subes ni bajas.
Para ser, para estar, para echar a volar,
hoy te toca soltar las amarras.

¿Para qué emborracharte de olvido,
si te vas a beber lo vivido?

¿Cómo que para qué? Porque puedes,
y sé que si quieres te sobran la alas.

¿Cómo qué para nada?, ¿cómo qué para nada?
¿Cómo qué para nada?, ¿cómo qué para nada?




Espero que les guste la canción.
Y que encuentren respuesta a sus preguntas, que puedan soltar el lastre de sus vidas y echar a volar.

CDR

sábado, 16 de agosto de 2014

MUJERES: NOBEL DE LA PAZ

Avanza agosto sin remedio, y en esta mañana nublada queremos rendir homenaje a Jane Addams, la primera mujer americana distinguida con el Premio Nobel de la Paz (pues la primera realmente fue la astrohúngara Bertha von Suttner, en 1905). En esta semana en que otra mujer, Maryam Mirzakhani, ha sido la primera en recibir la Medalla Fields, considerada el "Nobel" en Matemáticas, ochenta y tres años después. Las mujeres tienen mucho que decir y aportar, pero todavía no están suficientemente presentes en las altas esferas del reconocimiento.

Jane Addams nació en Cedarville (Illinois) en 1860, la última de ocho hijos, cuatro de los cuales murieron por diversas desgracias. A los dos años perdió a su madre y fue su padre el encargado de educarla, lo que hizo que su relación fuese algo especial, una niña siempre pendiente de agradar a su progenitor. A temprana edad fue diagnosticada de tuberculosis, provocándole esta numerosos problemas en la espalda y una cojera de la que se sintió avergonzada durante su niñez y adolescencia. Con el tiempo superaría esta imagen negativa de sí misma gracias a su trabajo y a la gratitud que iba cosechando a su alrededor.

Jane era una lectora voraz que tenía el interés por los demás como vocación. Estudió en el Rockford Female Seminary de Illinois  y en 1881 comenzó la carrera de Medicina, a pesar del reto que suponía enfrentarse a las convenciones de su época, la sociedad en la que vivía, y a la oposición de su padre. Este decidió enviarla a Europa y fue precisamente en Londres donde la pobreza de los barrios marginales causó un gran impacto en su vida. Durante su estancia en el viejo continente visitó el centro comunitario Toynbee Hall, en Londres, que encendió su interés por el trabajo social. Resuelta a crear algo parecido en Estados Unidos, el año 1889 fundó en Chicago la Hull House, institución social dedicada a los inmigrantes, con guardería infantil y diversos programas de educación.

Junto a su labor en esta institución, que ofrecía toda clase de prestaciones sociales a los desfavorecidos y que dirigiría hasta su fallecimiento en 1935, trabajó en favor del voto femenino y del pacifismo, y presionó a los sucesivos gobiernos en defensa de los derechos de la mujer, de los niños y de la juventud. En 1910 fue la primera mujer que ocupó la presidencia de la Conferencia Nacional de Asistencia Social.

Ardiente pacifista, en 1915 fue presidenta del Congreso Internacional de Mujeres y colaboró en la formación de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, y de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles; sus esfuerzos en pro del sufragio femenino se vieron recompensados cuando en 1920 se aprobó la XIX Enmienda, que incluyó en la constitución americana el derecho a voto de las mujeres.

Jane Addams escribió, entre otras obras, Democracia y ética social (1902) y Paz y pan en tiempos de guerra (1922).

Addams fue una mujer extraordinaria que ofreció su vida para mejorar las del resto, que gracias a su esfuerzo y la confluencia con otras mujeres pudo ver muchas de sus metas alcanzadas y muchas de sus ideas cumplidas. Su aportación en el campo de la política internacional, a través de la Liga Internacional -en 1929 fue elegida presidenta honoraria-, es innegable. Fue una mujer con carácter fuerte y posturas que sin duda fueron revolucionarias y con gran incidencia. La defensa del bien común que orientó su vida se refleja en la siguiente frase: “El bien que conseguimos para nosotros mismos es precario e inseguro hasta que no lo es para todos y es incorporado en nuestra vida en común”.


Como se ha dicho, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1931 -que compartió con Nicholas M. Butler-.

Desde 1903, solo 45 mujeres han recibido el Nobel en alguna de sus categorías.

Y por último, otra interesante reflexión de Jane Addams: "Nada puede ser peor que el temor de haberse rendido demasiado pronto y no haber hecho un último esfuerzo que podría haber salvado el mundo”

CDR

miércoles, 13 de agosto de 2014

EVENTUALIDADES

Estos días de verano son apropiados, aparte de para la lectura -vetada la playa y otras diversiones- para ver películas. De todas se podría hablar, claro, pues, como los libros, no hay ninguna tan mala de la que no se saque algo bueno. Sin embargo, no me considero entendida en cine y por ello solo comento aquellas que verdaderamente me tocan alguna fibra, como hasta ahora llevo haciendo en este blog.

Es el caso de La familia Savages (The Savages), un largometraje de 2007, protagonizado por el recientemente desaparecido Philip Seymour Hoffman, Laura Linney -nominada al Oscar a la mejor actriz- y Philip Bosco en los papeles principales.

Jon y Wendy son dos hermanos que no han tenido una infancia fácil, su madre los abandonó y hace ya mucho que tampoco se hablan con su padre. Los tres llevan vidas independientes, la distancia emocional los ha llevado también a una distancia geográfica, cada uno vive en un extremo del país y ninguno se preocupa de los otros. Hasta que un día el anciano padre empieza a enfermar, su pareja muere y la familia de ella no quiere hacerse cargo de la situación, pues legalmente no es obligación suya. Así que los hermanos deben trasladarse a Arizona, recoger a su padre, decidir y afrontar qué hacer con él. Jon es un excéntrico catedrático de filosofía, que intenta escribir el ensayo de su vida sobre Bertol Brecht. Por su parte, Wendy es una autora teatral, freelance, cuya vida sentimental deja mucho que desear, cosa que tiene en común con su hermano mayor. Ambos son almas a la deriva que se verán unidas por las circunstancias. La repentina situación de su padre Lenny les ayudará a mejorar su relación fraternal e incluso la que mantienen con los demás. Las eventualidades que se les presentan les hacen reflexionar, volver al pasado, revisar su presente y en última instancia, hacer lo correcto con su progenitor a pesar de todo.

El traslado del padre, las cavilaciones acerca de dónde ingresarlo (la opción de hacerse cargo personalmente es inviable), las fluctuaciones emocionales por las que pasan los tres personajes, pues también el padre en su demencia tiene momentos de lucidez, y finalmente la muerte de Lenny, hacen que sin duda consideremos esta película como un drama. Sin embargo, existe en el desarrollo argumental un humor irreverente que no puede asociarse más que al realismo, porque la vida en sí suele mostrarse sarcástica.

Una historia cotidiana que intenta reflejar el individualismo, pero también la familia y sobre todo los sentimientos reprimidos. La directora y guionista Tamara Jenkins consigue un perfecto retrato realista de esta familia, cuyo peso recae en los hermanos pero con el padre como verdadero catalizador de su catarsis. Los magníficos diálogos, así como también las miradas y los silencios, nos van mostrando a un Jon pragmático que maneja la situación lo mejor que puede (la residencia de ancianos está próxima a su domicilio y aloja a su hermana en casa) y a una Wendy algo neurótica, vulnerable e insegura, que se siente culpable por dejar a su padre en una residencia. Lejos de todo sentimentalismo, sin embargo, los personajes incluso se podrían tildar de fríos en ocasiones, lo cual contribuye a la sonrisa en las situaciones más dramáticas. Magistral interpretación de los dos protagonistas en una película que nos hace reflexionar sobre el individualismo de la sociedad actual y que, sin llegar a la lágrima, nos deja un regusto amargo a pesar de la mejoría vital de los hermanos al final.

CDR    

sábado, 9 de agosto de 2014

QUÉ MUNDO

Se preguntaba Miguel Delibes en el libro La tierra herida ¿qué mundo heredarán nuestros hijos?, él mismo preocupado por las evidencias que su hijo Miguel Delibes de Castro le presentaba, como biólogo, sobre el rápido deterioro al que el ser humano somete al Planeta.

De eso ya hace unos cuantos años (2005) y las tremendas situaciones descritas en este magnífico ensayo divulgativo no han hecho más que agravarse. No somos conscientes de que no se trata de un daño a largo plazo -que también-, sino que estamos sufriendo ya las consecuencias de un fuerte cambio climático.

Sin embargo, a día de hoy, aquella pregunta retórica no solo deberíamos planteárnosla a nivel medioambiental, pues es tan catastrófica la situación del mundo en tantos ámbitos que, ahora que espero un bebé, esta cuestión me atenaza la mente continuamente. Y es que queremos lo mejor para nuestros hijos, ¿no? No dudo de que ha habido otras épocas complicadas, pero lo cierto es que actualmente me cuesta pensar que este sea el mejor de los mundos posibles. Lo veamos a gran escala (lo que parece que no nos concierne porque ocurre lejos) o a pequeña escala (lo que tenemos en casa o en casa del vecino): guerras -con su consecuentes matanzas-, conflictos, epidemias, catástrofes naturales, violencia doméstica, pérdida de derechos, coacción de la libertad, intolerancia, enfermedades cada vez más frecuentes, y un largo etcétera que todos ustedes imaginan, lo cierto es que resulta un poco angustioso pensar a qué mundo va a llegar el chiquitín.

Sí, como ya se dijo hace poco en este mismo blog, no podemos creer que estamos en los peores tiempos, hemos de reconocer los avances y ventajas de nuestro mundo moderno, el logro de generaciones que han luchado por libertades y derechos. Pero aún así, poner la televisión o echar un vistazo a la prensa resulta penoso. Y ese mundo es el que hay, por mucho que creamos que no nos afecta el conflicto en Rusia, las muertes en Palestina, el ébola, los huracanes y tifones al otro lado del planeta, los mares contaminados, la globalización informática, la comida industrializada... Porque cada cosa que ocurre tiene sus repercusiones para todos.

El amor, el bienestar del hogar, la educación es lo único que podemos ofrecer a nuestros hijos de forma individual. Con grandísima ilusión se trae un hijo al mundo, pero el mundo es ancho, no acaba en las cuatro paredes de nuestra casa, ni en los límites territoriales de nuestro pueblo, ni en las carreteras que separan nuestra comunidad de otras, ni en el mar que rodea nuestra Península. El mundo es la Tierra en la que todos habitamos. Y ahora mismo esa herencia deja mucho que desear.

No, por supuesto, por el Planeta en sí -bellísimo, acogedor; como decía Tagore: "La tierra es insultada y ofrece sus flores como respuesta."- Todos sabemos de quién es la culpa.

CDR