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martes, 30 de octubre de 2012

BUENAS NOCHES

Para sacar el lado positivo a mi intensa jornada laboral de hoy, me dispongo, antes de acostarme, a enumerar varios pensamientos que me ayuden a mitigar el cansancio, la sensación de tiempo perdido y el enfado que se gesta en mi interior al verme envuelta en una burocracia que poco tiene que ver con mi labor docente.

"Quien no trabaja no descansa." (Thomas Carlyle)

"El mejor remedio contra todos los males es el trabajo." (Charles Baudelaire)

"¡Quieran los dioses que cada uno desempeñe el trabajo que conoce!" (Aristófanes)

"La noche siempre trae consejos." (Menandro)


CDR

lunes, 29 de octubre de 2012

LIPOGRAMA : FAJA AL VOCALISMO

Un lipograma a punto para publicar,
una grafía no mostrará.

Cuanto más largo, más difícil.
Vamos a probar.

Primo patrón:
Más antiguo y conocido,
sin la sigma transcrito.

Otro patrón:
"Un marido sin vocación",
¿su autor?
prohibido citarlo aquí hoy.

Lipogramista lo llaman
si firma lipogramas,
como un británico
cuya labor pasa por
lipogramar las obras dramáticas
del antonomástico anglosajón.
Van ya:
una por H, otra M y otra por O.
¿Adivinan su factor?

Fácil captar dicho asunto, ¿no?
La falta vocálica notan.

Colocar una faja al vocalismo...
¿Fácil? nada.
Háganlo.

CDR

domingo, 28 de octubre de 2012

OTOÑO EN EL MUSEO

Iris corría por la alameda hacia la casa. Se sentía feliz y dichosa, plena. El fresco de la tarde llenaba sus pulmones y los henchía de vida. Los colores anaranjados indicaban que el sol estaba cayendo, no podía demorarse, su madre le regañaría si llegaba a deshora. Había estado jugando con sus amigos en el lago, llevaba los pies algo mojados. Vas a resfriarte, le diría mamá. Pero era imposible, ella era fuerte y ajena a cualquier enfermedad en ese momento.
 
De pronto, se encontró con alguien en el sendero. Era una mujer mayor, con un vestido largo, la cabeza cubierta, se apoyaba en un bastón. Resultaba extraño, porque no la había visto venir, era como si hubiese aparecido de repente. Buenas tardes, niña, le dijo la anciana. Hola, señora, respondió ella. ¿Podrías ayudarme? Llevo mucho tiempo encerrada en este paisaje y quisiera salir. Iris abrió mucho los ojos, sus mejillas estaban enrojecidas por el frío y la carrera. ¿Cómo dice, señora? Has venido a sacarme de aquí, ¿no? Camino y camino y nunca avanzo, miro hacia atrás y la granja siempre se encuentra en el mismo lugar. Veo a esa gente delante de mí y me pregunto por qué nadie escucha mi llamada de auxilio. Me dirijo a ellos, mas parece que no me ven. Permanezco en este octubre eterno, estoy cansada. Pues verá, confesó Iris, la verdad es que no sé cómo he llegado hasta aquí. Ahora que usted lo dice, este no es el camino de mi casa, creo que me he perdido. El rostro de la mujer se entristeció, acarició el pelo de Iris. Suspiró. Ay, niña, es tu imaginación, ella te ha traído hasta aquí. ¿Y usted no podría salir de la misma manera? Yo no existo, sólo soy el producto de un pincel, unos óleos y una mano creadora. Este es mi destino, aunque trate de cambiarlo. Hacía tanto que no me visitaba nadie que al verte pensé que quizá había llegado mi momento. Pero no, sólo la fantasía de algunos niños me puede hacer vagamente rozar el mundo exterior...  
 
Iris notó una mano cogiéndola del brazo con cierta brusquedad. Venga, vamos, no debes separarte del grupo. Mientras la profesora casi la arrastraba, Iris no podía dejar de mirar el cuadro, le pareció que la anciana se despedía afligida. Recordó entonces que estaba en el Museo vang Gogh, que había estado jugando con sus compañeros en el exterior mientras comían el bocadillo antes de entrar, que se había mojado en la fuente, que se había quedado embelesada contemplando el cuadro lleno de otoño en aquella pared.
 
Siguieron recorriendo estancias. Cuando se paraban delante de una obra, Iris se esforzaba en imaginarse dentro del cuadro. Hubiera querido estar en la habitación del pintor, tocar con sus dedos los girasoles, respirar bajo el impresionista cielo estrellado, conocer a otros personajes. Pero el hechizo se había roto. Todo permanecía inmóvil en los lienzos.
 
                                                              "Alameda en otoño", Vincent van Gogh
CDR  

sábado, 27 de octubre de 2012

RUEDAS

La pieza mecánica en forma de disco que gira alrededor de un eje me da pie hoy a divagar un poco sobre las pequeñeces de la vida.

Como esos corros de personas en la calle que ya deben ser poco numerosos para no cometer delito. No vayamos a pasar de la conversación tranquila en la vía a la rueda de reconocimiento en la comisaría.

Bellísima rueda, sin embargo, la que forma el pavo con las plumas de su cola, desplegándola en abanico. Para pavonearse de que a él todo le va sobre ruedas. El pobre no sabe que se acerca peligrosamente la Noche Buena.

Aunque quizá se libre porque en nuestras mesas, esta Navidad, habrá más tajadas circulares de fruta, por ejemplo piña, y menos carne, pescado y marisco. La crisis contribuye a nuestra salud, sin duda. Hemos de estar agradecidos.

Y es que en la rueda de la vida, nos ha tocado el turno de apretarnos el cinturón. Como bien sabían los clásicos y siempre ha sido así, los asuntos humanos, tanto en lo próspero como en lo adverso, son inconstantes y poco estables. Así lo dicta la rueda de la fortuna, que es algo más que un programa de televisión.

Más interesante aún es ver al personaje público, en torno del cual unos periodistas centran su atención y dirigen sus preguntas. Muchas veces nos damos cuenta de cuánto se puede hablar para no decir nada. Otras, por el contrario, nos complacemos, aún existe la retórica.

Motivo de cuestión es el chupar rueda, no está bien aprovecharse de los demás. Si sólo fuera una cuestión de utilizar a otro ciclista como pantalla para protegerse de la resistencia del aire...

Si somos pillados en falta, hemos de deshacer la rueda, humillarnos ante nuestro error. Cuando inventamos excusas, queremos que quien nos acusa comulgue con ruedas de molino.

Y al volante, como siempre, precaución. Como dice hoy una campaña de concienciación, "No corras, no bebas... no cambies de ruedas."

Los coches y las motos son estupendos, las sillas de ruedas no.

CDR

jueves, 25 de octubre de 2012

CON UN PAR

A estas horas ya todos sabrán que hoy se ha otorgado el Premio Nacional de Narrativa al escritor Javier Marías, y también que lo ha rechazado. Yo me alegro, ¿qué quieren que les diga? No será, como él muy correctamente ha declarado, una postura política y lo hubiera rehusado igualmente con otro Gobierno, pero no deja de satisfacerme que haya sido con este.

No suele ser habitual encontrar personajes públicos coherentes y consecuentes consigo mismos, por lo que se agradece esta decisión de Marías. No dudo que sus motivos sean éticos -no aceptar premios cuyo importe salga del erario público- ni personales -tantos escritores magistrales, incluido su padre, que nunca fueron reconocidos con premio alguno.-

Javier Marías nunca se ha escondido de lo que piensa, muy al contrario, es crítico y dice las cosas claras. Por tanto, de nada sirve ahora sacar sus "trapos sucios" a modo de pruebas que demuestran que es contrario al Gobierno del PP y a su gestión. También se han publicado ya artículos en los que se explica que el mismo Marías que hoy se niega tan dignamente a este galardón, sí ha recibido otros de la misma índole oficial. El caso es que hace de eso más de catorce años, me parece que en ese tiempo puede variar la opinión o actitud ante las cosas de una persona. Además de que el madrileño lo había afirmado en numerosas ocasiones desde entonces. Así, la palabra "sinvergonzonería", que ha utilizado para describir su propia disposición de haber aceptado el premio, es la que, solapadamente, lanza el autor de Los enamoramientos para aquellos que quieran entenderlo.

Digno merecedor, por supuesto, del Premio que se le ha concedido, Javier Marías le ha echado un par en esta ocasión, como siempre. Y no tendrá que verse en el caso de recoger de las manos del ministro Wert un dinero que podría servir, por ejemplo, para dotar a las bibliotecas públicas, cuyo presupuesto para el año que viene es de cero euros, como el mismo Marías reprochaba hace poco en su habitual artículo de "El País semanal."

Por cierto, no dejen de leer Los enamoramientos, una magnífica novela.

CDR

miércoles, 24 de octubre de 2012

COSAS


Siempre he sentido cariño y apego por las cosas. Algunos me dicen que demasiado, que irracional. Porque al fin y al cabo qué son los objetos sino seres inertes, sin vida y por supuesto sin sentimientos. Y cuando por fin estaba empezando a superar este hábito quizás infantil y nostálgico, cuando creía estar madurando en ese sentido, me encuentro con el libro Una forma de resistencia (2012), de Luis García Montero. Entonces resulta que alguien entiende las cosas como parte de la existencia. “Las cosas son vigilantes del recuerdo”, dice el autor. Porque igual que el banquero cuenta sus beneficios o el político sus votos, nosotros vamos atesorando objetos que cobran vida a nuestro lado, junto a la nuestra propia.
En un tiempo de consumismo desaforado, en que igual tiramos a la basura una piel de plátano como un trocito de memoria en cada objeto que desechamos, hay quienes acumulamos vida en nuestras habitaciones. Porque las cosas que nos rodean hablan de nosotros; son nosotros en cierta manera. Ahora sé que no soy la única que estima sus cosas, sus viejas cosas. No están recién compradas, asépticas –como hoy tiene que serlo todo–, pero acumulan vivencias que las ligan a mí.
Desde algo tan significativo como la última copa de la cristalería de los abuelos, hasta el ya imprescindible móvil, pasando por cosas tan fútiles como unas sandalias, una escoba o la entrada de un concierto, García Montero expone un inventario de sus cosas más queridas, como si aferrarse a ellas fuera su forma personal de resistencia. Detrás de esta lista, una reflexión sobre la época que vivimos.
Un libro en prosa lleno de poesía, como no podía ser de otra manera tratándose del granadino.
CDR

lunes, 22 de octubre de 2012

FRÁGILES MUÑECAS

Ante la pantalla
se pone a prueba su fragilidad.

Creen que son fuertes,
sus cuerpos están cambiando,
se sienten atractivas y sexis.

Todo comienza como un juego,
su imaginación no tiene límites,
su red de amigos crece.

Se comen el mundo.

Hasta que sus dulces rostros,
sus labios carnosos,
sus pechos suaves,
su pelo sedoso
se convierten en enemigos,
imágenes difundidas sin permiso.

Empieza el acoso
y las muñecas ya no quieren jugar.
Van cayendo en un abismo
del que no pueden escapar.

Miedo, ansiedad.

Les dan la espalda,
no las comprenden,
todo parece una broma sin maldad,
nadie imagina qué se esconde detrás.

Sufrimiento, dolor.

Las frágiles muñecas
no encuentran solución,
la humillación crece,
ya no son felices,
ni se sienten tan bellas como antes,
también duelen los golpes virtuales.

No se puede envolver
a muñecas de verdad
en papel de seda ni celofán.

Mas se puede avisar, preservar.

Si ellas viven, se arriesgan, deciden,
estaremos a su lado
para mantenerlas a salvo.


La cruda realidad nos muestra que cada vez son más frecuentes los casos de acoso por internet a niños y adolescentes (especialmente del sexo femenino.) Estas situaciones conllevan depresión, marginalidad, e incluso suicidio -caso de Amanda Todd, conocido esta semana.- No podemos seguir indiferentes. Informemos a los jóvenes, ayudémosles a usar la red de una manera responsable. Que algo tan cotidiano hoy como estar delante del ordenador no se convierta en un infierno.

CDR

domingo, 21 de octubre de 2012

APATÍA

No sé qué es peor, si la ignorancia que ayer comentaba o la apatía a la que hoy me refiero. No sé si una conlleva a la otra, viceversa, o si no tienen relación alguna. Sólo sé que ambas características son indeseables en una persona. Y, aunque nadie es perfecto, mejor si entre nuestros defectos no se encuentra ninguno de estos dos.

Porque resulta desazonador la dejadez, indolencia, falta de energía de algunas personas. Si son jóvenes, además, es realmente preocupante. ¿Qué futuro nos espera en manos de una juventud impasible ante la vida? Que me perdonen aquellos chicos y chicas estudiosos, responsables, comprometidos, cabreados, alegres, con un objetivo claro. No tengo más remedio que generalizar, como siempre, con la injusticia que ello conlleva.

Y es que hay tantos jóvenes a los que no mueve nada, como si todo fuera un gran aburrimiento, como si nada valiera la pena, como si nada sirviera para nada. Como si estuviesen anestesiados. Es muy triste que, en años de plenitud, pierdan el tiempo sin motivaciones ni ilusiones. Estudiar les hastía, trabajar les cansa, leer no les apetece, pensar les da dolor de cabeza, ayudar en casa no les corresponde... Ningún plan les parece suficientemente atractivo, simplemente ven pasar las horas sin darse cuenta de que no hay marcha atrás, sin valorar que muchos quisieran el tiempo precioso que ellos malgastan, sin entender que vivir es algo más que respirar, comer y dormir.

Por favor, despertad, poneos las pilas, moveos. Mirad a vuestro alrededor y descubrid las mil cosas que hay por hacer, por aprender, por sentir, por vivir. No dejéis que los demás hagan por vosotros, porque finalmente acabarán pensando y decidiendo por vosotros. Y cuando queráis cambiar esto será demasiado tarde.

Dejad a un lado vuestra indiferencia. Atizad vuestro ánimo. No vayáis de rebeldes sin causa y de anti-todo. Buscad causas para ser rebeldes y sed anti lo que de verdad creáis necesario serlo. No sigáis paralizando todas vuestras potencialidades, creced y realizaos.

La apatía es la solución más fácil, pues parece postergar eternamente las decisiones, las acciones, pero es momentánea y engañosa. Sin embargo, el trabajo, el esfuerzo dan frutos duraderos, satisfactorios y personales. Probadlo.

CDR

sábado, 20 de octubre de 2012

IGNORANCIA

En numerosas ocasiones somos víctimas de la ignorancia, es decir, de falta de ciencia, letras y noticias, ya sea general o particular. ¿Somos conscientes de que muchas cosas que no nos gustan es simplemente porque no las conocemos? ¿Somos conscientes de que a veces juzgamos sin entender realmente el objeto de nuestro juicio? Es frecuente que neguemos aquello que desconocemos. Defendemos sólo aquello que nos conviene. Así de cuadriculada es la mente humana a veces. Si seguimos un solo camino toda nuestra vida, ¿no es algo así como retroceder? Porque nos dejamos mil oportunidades, novedades y hallazgos.

Todos tenemos una postura vital, una opinión forjada a base de gustos, experiencias y conocimientos, además de estar sujetos a mil convencionalismos, es lógico y normal, pero también es cierto que hemos de ser flexibles, abiertos, receptivos. El centro del universo no es nuestro ombligo, hay otras vidas, otras culturas, otros pensamientos, otros problemas. Si estamos demasiado ocupados para comprender esto, al menos cejemos en nuestro empeño de limitar a los demás.

Desde esos niños que niegan con la cabeza y aprietan la boca ante una comida que nunca han probado, hasta esos adultos que reprueban a sus semejantes por el simple hecho de ser diferentes, encontramos toda una gama de ignorancia que conlleva muchos daños colaterales.

Más allá de nuestro horizonte, hay todo un mundo por descubrir.

Para ilustrar esta entrada, me remito a las siguientes citas:

"La ignorancia es la noche de la mente: pero una noche sin luna y sin estrellas." (Confucio)

"Es imposible amar algo ni odiar algo sin empezar por conocerlo." (Leonardo Da Vinci)

"Todo lo que se ignora se desprecia." (Antonio Machado)

"No vemos las cosas como son, sino como somos." (Anaïs Nin)

¿Ha quedado claro lo que quiero decir? Si piensan otra cosa, lo acepto.

CDR

viernes, 19 de octubre de 2012

MUJERES: VEHEMENTE REPUBLICANA

La historia ha sido escrita por hombres y mujeres, aunque a estas últimas no se les haya reconocido tal autoría hasta hace relativamente poco. Incluso mujeres muy singulares, de las que aparecen datos en los archivos, no han trascendido de igual forma que los varones en equivalentes circunstancias. Por eso homenajeamos hoy a una fémina, Victoria Kent, que fue -entre otras cosas- la primera mujer en el mundo en intervenir como abogada ante un consejo de guerra, consiguiendo la absolución de su defendido.

Aunque su fecha de nacimiento no está clara, se sabe con seguridad que fue en la última década del siglo XIX, en Málaga. Hija de un comerciante de tejidos y una ama de casa, Victoria Kent obtuvo el título de maestra en 1911, pero se trasladó a Madrid en 1917 para seguir estudiando. Apoyada por su madre y a través de los contactos que le había buscado su padre, la joven se instala en la Residencia de Señoritas de la capital. Tres años después ingresa en la Facultad de Derecho de la Universidad Central, donde estudiará la carrera como alumna no oficial. En 1924 obtiene su licenciatura, para colegiarse al año siguiente sin mucho interés en ejercer. Sin embargo, no tardó en intervenir como abogada defensora y en 1930 se hizo famosa por su defensa ante el Tribunal Supremo de Álvaro de Albornoz, detenido por la sublevación republicana de Jaca. Estos detenidos formarán posteriormente el gobierno provisional de la Segunda República.

Victoria, afiliada al Partido Radical Socialista, fue elegida diputada de las Cortes Constituyentes por Madrid en 1931. Alcalá-Zamora, presidente de la Republica, la designó personalmente como Directora General, cargo que desempeñó, con el fin de rehabilitar a presos, hasta 1934. Su mandato al frente de las prisiones fue muy importante, siguiendo la labor iniciada por Concepción Arenal. Mandaría retirar los grilletes y cadenas de las prisiones, pediría la mejora en la alimentación de los reos, permitiría la libertad de culto, establecería los permisos por motivos familiares, cerraría más de cien establecimientos por sus pésimas condiciones. En definitiva, intentó reformar las cárceles españolas bajo el criterio de que la sociedad debe recuperar a los delincuentes como personas activas y esa era la función de las prisiones. Además, ordenó construir la cárcel de mujeres de las Ventas, en Madrid, donde no existían celdas de castigo, y creó el Cuerpo Femenino de Prisiones y el Instituto de Estudios Penales. Finalmente, dimitió del cargo al no ser aprobadas sus reformas, demasiado vanguardistas y alejadas de los criterios del Gobierno y de la mentalidad de la época.

Aunque es conocida su postura feminista, Victoria Kent protagonizó una polémica con Clara Campoamor, en 1931, con motivo de otorgar a la mujer el derecho al voto. Kent defendía que no era el momento adecuado para ello, pues las mujeres no estaban suficientemente formadas ni social ni políticamente para votar de modo responsable. Su tesis era que, por influencia de la Iglesia, el voto de las mujeres sería conservador, lo que perjudicaría a los partidos de izquierda. Victoria se basaba en el hecho de que se presentaron ante el presidente de las Cortes un millón y medio de firmas de mujeres pidiendo el cambio del proyecto de Constitución para que respetara los derechos de la Iglesia. Esta posición de Victoria Kent no siempre ha sido entendida históricamente y el enfrentamiento dialéctico con Campoamor tuvo para ambas repercusiones personales. Lejos de reflexiones políticas, este debate suscitó las risas y comentarios machistas de los varones de la Cámara.

Por otra parte, Kent participó muy activamente en las deliberaciones de la Cámara sobre el proyecto de Constitución de la República. Ella presentó algunas enmiendas importantes.

En 1936, aparecía en las listas de Izquierda Republicana y salió elegida diputada por Jaén. Durante la Guerra Civil, Victoria Kent creó refugios infantiles y se hizo cargo de numerosas guarderías. Fue enviada a la embajada republicana en París para que se encargara de las evacuaciones de los niños. Permaneció en Francia hasta el final de la contienda. Colaboró con la salida de refugiados hacia América, pero ella no corrió la misma suerte y fue sorprendida por la invasión nazi. Cuando París fue ocupada, Kent se refugió en la embajada mexicana, donde estuvo un año, pues su nombre aparecía en la lista negra de la dictadura franquista. La Cruz Roja le proporcionó un apartamento cerca del bosque de Boulogne, allí vivió -escondida y sola- hasta la liberación, bajo la falsa identidad de Madame Duval. En este tiempo escribió Cuatro años en París, novela autobiográfica narrada en tercera persona, cuyo protagonista es el alter ego de la autora. Es esta época la que marca por completo la actitud intelectual de Victoria Kent. El sufrimiento de perder la patria, el dolor de perder la propia identidad, hicieron de ella una mujer que nunca volvió a ser la misma que salió de España.

En 1948 se marchó a México. Allí dio clases de Derecho Penal, fundó la Escuela de Capacitación para el Personal de Prisiones, de la que fue directora durante dos años. En 1949 viajó a Nueva York, solicitada por la ONU, para colaborar en la Sección de Defensa Social, con el encargo de estudiar el lamentable estado de las cárceles de Iberoamérica, pero abandonó poco después por ser un trabajo excesivamente burocrático. En Nueva York fundó y dirigió la revista Ibérica desde 1954 a 1974, en la que publicaba las noticias llegadas desde España para los exiliados republicanos en Estados Unidos. Aunque volvió a España en 1977, regresó posteriormente a Nueva York, donde pasó el resto de sus días, hasta su muerte en 1987.

La obra de Victoria Kent (ensayos, conferencias, prólogos, artículos, autobiografía), ignorada, supone una contribución imprescindible tanto en la política penitenciaria como en el pensamiento republicano. La aportación de esta mujer a la Segunda República no es inferior, ni en calidad ni en cantidad, a la de otras figuras históricas, cuya obra ha trascendido con mucha más prodigalidad e interés.

Para terminar diremos, además, que aparte de contribuir política y jurídicamente a la República, también lo hizo desde el punto de vista ético, ya que Victoria Kent mantuvo en todo momento la coherencia y la honestidad tan escasa en otros políticos. Dimitió cuando no le aprobaron su plan de prisiones, mantuvo sus ideas republicanas por encima de las fórmulas que adoptó la Constitución, regresó por ello a su eterno exilio.

No permanezcamos indiferentes a la grandeza de esta mujer.

CDR

jueves, 18 de octubre de 2012

EL HOMBRE GRIS

Cuando mi hijo nació era un bebé sonrosado y regordete. De niño era travieso, simpático, alegre. Fue un adolescente extrovertido, estudioso, bastante responsable. Un joven educado, trabajador, amable. El hijo que toda madre quisiera tener.
 
Ahora lo observo, cada vez que sale en la tele, incluso cuando viene a casa, y me pregunto dónde está su color. Antes su simple presencia hacía que todo tuviese vivas tonalidades. Ahora siempre viste de gris, y no sólo eso, su tez es gris, su voz es gris y me temo que hasta su corazón se ha teñido de gris.
 
A veces me da por pensar si será culpa mía, nuestra, de su padre y mía, por haberlo dejado como hijo único. Y qué íbamos a hacer si yo ya no pude quedarme embarazada, menos aún había dinero para los trámites de una adopción. Éramos felices los tres. Pero es que además mi marido falleció pronto, y casi me alegro de que no vea a nuestro Pepe como está. Ay, hijo, qué disgusto cuando me enteré de que estabas implicado en una trama de malversación de fondos. Con lo orgullosa que estaba yo de ti, siempre hablando en la peluquería de tu brillante carrera, de cómo habías prosperado. Me dijiste una vez, fríamente, por teléfono, que no me preocupara, que todo era mentira. Tema zanjado para ti. Y yo quisiera creerte, hijo, pero ya no eres el mismo, lo pensaba antes de esto, cómo creerte con la de casos que están apareciendo sin cesar. Últimamente pienso mucho precisamente en las madres de todos esos que roban al prójimo, que cometen injusticias, que se olvidan hasta de sus familias y se dejan llevar por la espiral del poder y la corrupción. También yo soy una de ellas, vaya por Dios.
 
A mí hace ya bastante tiempo que Pepe no me ayuda, siempre está ocupado, con su nivel de vida no le llega para hacerme de vez en cuando un regalo o preguntarme si me apaño con la pensión que me dejó su padre. Qué podría yo necesitar, ¿verdad? Judith, mi nuera, no viene a verme tampoco, claro, lo acompaña en sus viajes o está en el salón de belleza, gimnasio, club social, alguna reunión. Y como los niños están internos casi ni me acuerdo de que tengo nietos, como ellos no recordarán a su pobre abuela. Miro con tristeza las fotos en el aparador y evoco horas felices. No sé en qué momento exacto cambió todo, sólo que poco a poco la presencia de mi hijo se iba haciendo gris. Yo me entiendo.
 
Pero como soy optimista por naturaleza, no me amargo, qué remedio me queda. Aguanto los comentarios de los vecinos, algunos me critican como si yo tuviera la culpa, como si se hubiese gestado ya en mi interior para estafar, otros me compadecen, como si me hubiesen diagnosticado una enfermedad mortal. Y sí que duele. Pero ya es mayorcito, no soy ya responsable de él. Su padre y yo le dimos lo mejor. Todo iba bien hasta que él decidió elegir el camino equivocado.
 
Por las noches tengo un sueño recurrente, lo veo en una celda, como si sobrevolara por encima de él -quizá haya muerto ya cuando lo encarcelen y sea una premonición-, está solo, no sin compañía, lo cual es lógico, sino con verdadera soledad, su traje de preso es gris. No me sorprende.
 
CDR

martes, 16 de octubre de 2012

REIVINDICACIÓN

Hoy he estado fuera de casa catorce horas. La semana pasada fue igual tres días consecutivos. Hablo sólo de dos semanas... Y sé que no soy la única que echa largas jornadas de trabajo, el problema es que yo soy profesora, es decir, se supone que no pego ni golpe, se supone que este curso me han incrementado el horario en dos horas porque eso de trabajar sólo dieciocho es vergonzoso. Una falacia más de las muchas que se lanzan cuando no se tienen argumentos. Palabras, como piedras tiradas al aire, que hacen mucho daño.

Porque eso es lo que más me molesta, que la gente crea que los docentes no somos más que meros parásitos, con muchas vacaciones y poco trabajo. Además, creo que la mayoría de las personas, cuando llegan a casa, no tienen tareas relacionadas con su oficio que resolver allí, mientras que yo debo hacer programaciones, corregir trabajos, cuadernos, exámenes, preparar clases, pasar faltas, organizar reuniones, rellenar documentos, etc.

Si ayer hablé de éxito y prestigio, hoy continúo en la misma línea pues actualmente el sueldo de uno dice mucho de la consideración social que tiene. Por eso no hay reparos en recortarnos las nóminas, complementos y extras, porque no existe ya para nosotros reconocimiento alguno. Aquel que cobra mucho es porque se lo merece, porque su trabajo es indispensable, superior, respetado en definitiva. No quiero decir con esto que la gente que cobra poco desempeñe trabajos sin importancia, no bajo mi punto de vista, pero así parece que es en el mundo en que vivimos. Los políticos, por supuesto, han de cobrar mucho porque tienen responsabilidades. A mí me parece que si quedara algún político de verdad se le caería la cara de vergüenza ante la presente situación. Pero no, ellos juran orgullosamente su cargo con la mano en la Constitución para después incumplir todos los supuestos de su condición sobre el compromiso contraído con la ciudadanía. No de otra manera se explica que haya, por ejemplo, asociaciones de disminuidos psíquicos en la Comunidad Valenciana cuyos empleados llevan meses sin cobrar, faltos también de cualquier recurso, y salga el portavoz del Gobierno pidiendo disculpas por no poder pagar. Qué patético. Acaso de perdones vive la gente. O que en Andalucía anden a la greña por el pago del alquiler por una distancia de tan solo sesenta kilómetros hasta el despacho. Cuando el Presidente del Gobierno abandone la Moncloa, entonces renunciarán ellos a ese complemento. Qué triste. Polémicas de pacotilla, cortinas de humo, retórica vacía... porque no tienen cojones de reconocer sus errores y subsanarlos con su propio sacrificio si es necesario.

Mientras, esas personas anónimas que ayer mencionaba siguen acudiendo a su puesto de trabajo, sin cobrar, simplemente a ocuparse de personas disminuidas, a ser el rayo de esperanza en sus marginadas vidas; y siguen acudiendo a su puesto de trabajo, lejos de su casa y de su familia, sin que nadie les pague el alquiler, con una nómina cada vez más exangüe, simplemente para educar a cientos de niños y jóvenes.

Y sólo menciono dos ejemplos consciente de que hay mil más, igual de admirables.

Suerte tienen estos políticos de que nos guste nuestro trabajo, de que tengamos verdadera vocación, porque si fuésemos como ellos, ya habríamos asaltado sus despachos para quitarles de sus codiciosos bolsillos lo que nos corresponde, ni más ni menos.

CDR

lunes, 15 de octubre de 2012

PEQUEÑAS GRANDEZAS

Cuando aún tenemos las pupilas dilatadas por el salto estratosférico del austríaco Baumgartner, me surge una duda que ya he tenido otras veces y que ahora aquí manifiesto. ¿Es necesario hacer algo así para ser grande, para dejar huella, para que nuestra vida tenga sentido? Los programas de televisión, los anuncios, los periódicos están llenos de gente supuestamente extraordinaria. Y yo me pregunto qué ocurre con la gente normal, con tantas personas extraordinarias de verdad, en su significado literal -es decir, fuera del orden natural o común-, anónimas, que nunca salen a la palestra a pesar de realizar grandes hazañas cada día. Desde subsistir y mantener a una familia con un sueldo miserable, sin sueldo ya muchos; echar jornadas sobrehumanas entre el trabajo, la casa y los hijos; hasta ayudar a los demás voluntariamente en organizaciones no gubernamentales, o luchar por los derechos fundamentales del ser humano. Existen innumerables ejemplos de pequeñas grandezas.

Sin ir más lejos, ¿qué me dicen de Malala Yousufzai? A esta chica pakistaní la hemos conocido estos días todos porque le han disparado los talibanes, pero habrá tantas mujeres como ella lidiando cada día con el horror, aspirando simplemente a una educación. En todos los rincones del mundo hay millones de hombres y mujeres que parecen insignificantes, alejados del glamour de las estrellas de cine, música, deporte, ajenos a los premios, a las convenciones, al desarrollo de la prima de riesgo y de las discusiones políticas. Pero que sin embargo tienen también una apretada agenda, una vida digna de ser reconocida.

Todos y cada uno de nosotros somos únicos, diferentes y valiosos. Pero la mayoría no seremos nombrados el hombre o la mujer más sexy del mundo, ni balón de oro, ni ganaremos un Oscar, ni entraremos en los libros de historia por nuestros aciertos o errores. Simplemente viviremos. Y podremos darnos por satisfechos si cuando desaparezcamos alguien nos recuerda. Sólo unos pocos sobresalen por sus méritos, por un éxito más o menos merecido. (Ya saben que "Lo difícil no es tener éxito. Lo difícil es merecerlo." -Albert Camus-)

Aunque cada día, cuando nos miramos en el espejo, hemos de recordarnos que somos imprescindibles, que el mundo se nutre y se enriquece también de pequeños gestos, esos que todos podemos hacer, que muchos, afortunadamente, realizan en su cotidianeidad para que la vida sea un poco mejor. A pesar de todo.

CDR

domingo, 14 de octubre de 2012

DE VUELTA(S)

Por motivos personales he tenido que estar alejada de este blog unos días, ahora ya estoy de vuelta, espero que usualmente como antes.

Y dándole vueltas a lo que escribir hoy, se me ha ocurrido añadir esta palabra a mi colección de pequeñeces.

Del latín voluta, lo primero que se nos viene a la cabeza es el movimiento de una cosa alrededor de un punto, o girando sobre sí misma. Si damos muchas vueltas nos mareamos. Aunque la verdad es que el pasado martes vi a una animadora estadounidense cruzar un campo de rugby dando treinta y cinco volteretas consecutivas hacia atrás, de modo que consiguió entrar en el libro de los Récord Guinness.

Todo lo que se aparte del camino recto o suponga curvatura en una línea se considera una vuelta. La de vueltas que damos a veces antes de descubrir o decidir por dónde hemos de tirar. Menos los que van sobrados, claro, como si estuvieran de vuelta de todo, esos nunca dudan.

No tan complicado es arreglarse una faja, ponerse una venda, liarse al cuello una bufanda, dando vueltas alrededor de la cintura, pie, mano, cabeza herida, cuello con riesgo de resfrío, respectivamente.

Sin embargo, bastante duras son esas carreras por etapas por un país, región o comarca que disputan los ciclistas varias veces al año. En ocasiones, los títulos conseguidos también son de vuelta.

Eso me recuerda que si repasamos lo hecho, lo leído, lo estudiado, lo estamos haciendo de segunda vuelta. Cuando no está claro el resultado obtenido en algún procedimiento, por ejemplo unas elecciones, hablamos también de otra vuelta. Los electores de vuelta a las urnas.

Si estamos de compras -aún consumimos a pesar de los pesares, es inevitable- hemos de estar muy atentos a las vueltas, ya nos lo decía nuestra madre cuando nos iniciábamos de niños en esa labor de hacer recados.

Lo mismo que nos enseñó a hacer primorosamente la cama, con especial cuidado a la vuelta de la sábana, siempre tan planchada y a punto para pasar revista.

Fuera ya de casa, ¿a que conocen a alguien inconstante en sus afectos , mudable en contrarios con facilidad? Pues esa persona tiene vueltas, algunos vueltas y vueltas.

Gente hay para todo, como quien, cuando se da cuenta de que le damos cien vueltas en algo, sin más ni más nos pone de vuelta y media. Si tenemos paciencia y queremos tener, aún así, buena relación, podemos intentar buscarle la vuelta. Pero no vale la pena insistir, estar a vueltas con algo resulta muy cansado.

Y así, a vuelta de cabeza -es decir, al menor descuido- ya tengo mi entrada de hoy. Espero que les guste. Si no, a la vuelta de la esquina está la próxima entrega, puede que les agrade más.

CDR

martes, 9 de octubre de 2012

LA IMPORTANCIA DE LAS PALABRAS

Dijo Voltaire que "una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento." También puede estropear una sentencia que, en principio, debía resultar favorable.

Qué feliz estará ahora mismo el farmacéutico madrileño que ha sido absuelto de un delito de acoso sexual, porque en realidad lo que cometió fue abuso, más grave, pero no acusado por ello en la denuncia que presentaron las víctimas. Hablamos de tocamientos, besos, cartas de contenido erótico. Se presentaron pruebas irrefutables que demostraban la infracción. Pero nadie pensó que el Tribunal apreciaría este matiz léxico que decanta la sentencia del lado del acusado. Entonces, ¿existió delito, pero no el pertinente? Tampoco lo tengo claro según esta afirmación: "Las conductas consistentes en dar palmadas en las nalgas, dar un beso en la oreja, abrazar, dar un beso en los labios, acariciar la pierna o el pelo, rozar el cuerpo con el de otra persona, no implican la proposición de ninguna relación sexual (acoso) sino que suponen la realización de actos de contenido sexual." El fallo recalca, además, para aumentar mi confusión, que el relato de los hechos no contiene referencia a que el ánimo del acusado fuera el mantenimiento de relaciones sexuales, sino sentimentales y amorosas.

Así, la Audiencia Provincial de Madrid, ha desestimado la condena inicial de tres meses de cárcel y una indemnización económica a las dos empleadas implicadas. Lo que me hace pensar -sin ser entendida en Derecho, por supuesto- que si nuestros jefes deciden tocarnos el culo, rozarnos como por descuido o plantarnos un beso en la boca de repente, no es que nos estén acosando, es que nos tienen mucho cariño y desean demostrárnoslo. En todo caso, si nos sentimos objetivamente intimidadas, humilladas y entendemos -objetivamente también- esta como una situación hostil, podría considerarse como un caso de abuso sexual. No se olviden de indicarlo así en la denuncia. De todas formas, siempre podemos preguntarle antes al buen hombre si sus intenciones son honestas y simplemente se encuentra falto de cariño. Ya saben lo importante que es la solidaridad con nuestros semejantes. No sean exageradas.

Pero por si acaso, nunca olviden la importancia de las palabras. Tampoco pierdan de vista que una cosa es el lenguaje sexista (la ciudadanía, ya saben) y otra cosa es la interpretación de las leyes, que pueden convertirse en machistas o feministas según quién las aplique.

CDR

lunes, 8 de octubre de 2012

PARTIDOS

En estos días estamos saturados de partidos, políticos y de fútbol. Pero partidos hay muchos y bien está que vayamos conociendo otros, ampliando nuestras miras.

Por supuesto, el participio del verbo partir.

En heráldica, dícese del escudo, pieza o animal dividido en dos partes iguales.

Como adjetivo, es franco y que reparte con otros lo que tiene. Posiblemente alguien así sería un buen partido, aunque su posición económica no fuese boyante.

Cuando tomamos partido, no somos imparciales, nos acercamos a quienes tienen nuestra misma opinión. En la jerga militar, esta expresión significa alistarse para servir en las tropas de un ejército los que eran del contrario.

Todos queremos sacar partido, claro, quién no gusta de gozar de un provecho o beneficio.

Pero a veces, es necesario tomar otro partido para conseguir nuestro propósito.

Aunque verdaderamente, algunos sí tienen partido para lograr favores y privilegios.

Y si nos damos a partido es que hemos cedido en nuestro empeño o parecer.

Entre estos, inevitablemente, encontramos los arriba mencionados: conjunto o agregado de personas que siguen y defienden una misma causa; competencia concertada entre los jugadores de distintos bandos.

Quizá habría que revisar estas dos últimas definiciones. Porque resulta que ahora en los partidos de fútbol se tratan asuntos políticos, se deciden soberanías, mientras que en los partidos políticos se pasan la pelota de unos a otros, regateando con nuestro bienestar.

Como en los partidos robados, muchos sentimos que existen tantas ventajas para algunas partes, que los otros no tenemos defensa.

CDR

sábado, 6 de octubre de 2012

CHABACANO ESPECTÁCULO

Me gusta ir al teatro. No muchos pueden decir lo mismo, o al menos donde yo vivo no hay mucha afluencia a los espectáculos teatrales, a pesar de que tenemos un teatro grande, moderno, bonito y con nombre nuevo. Como me gusta ir, voy siempre que puedo. Unas cosas me agradan más que otras, como es lógico, pero hasta ahora había quedado satisfecha con todo lo que había visto. Sí, hasta ayer por la noche. Porque lo que se anunciaba como una gran noche de humor con mayúsculas terminó siendo un chabacano espectáculo con letras capitales, eso sí.

Más lleno que de costumbre, el teatro se convirtió en un espacio cutre y tabernario, al albergar a dos individuos autodenominados humoristas en una pseudo obra llamada: "Dos hombres solos, sin punto com ni ná." Quizá debería haberlo sospechado por el título, pero era inimaginable, la verdad.

El argumento, si es que así puede llamarse, se basa en dos hombres que comparten piso. Ambos son andaluces -eso es muy importante y ostensible a lo largo de casi tres horas tediosas-, uno, el casi cincuentón, es amanerado (casualmente el que ejerce de amo de casa) y el otro, treintañero, es el típico macho ibérico (supuestamente el que trae el dinero al hogar.) A partir de este insulso planteamiento, los dos entran en un diálogo repleto de chistes fáciles y manidos, hasta que uno de ellos se da cuenta de que la casa se ha llenado de gente, facilitando así la interacción con el público. -Pobres de ellos (nosotros), no saben lo que les (nos) espera.- El gordito con delantal de lunares rojos sale de escena y el canalla desaliñado comienza una especie de monólogo, en una mala imitación del club de la comedia. Un discurso plagado de insultantes tópicos. Vuelta al diálogo entre ellos e intercambio de papeles, ahora es el folclórico el que queda solo hablando con el auditorio. Peor si cabe esta intervención. Repetitiva hasta la saciedad, ofensiva, ridícula. Y como colofón, los actores obligan a cuatro personas del público a subir al escenario para someterles a una agraviante serie de preguntas y afirmaciones, previa colocación de gorros, gafas y plumas a los infortunados elegidos. Sin palabras.

No es que el espectáculo fuera machista y por eso me disgustase tanto (que también), es que atenta contra la dignidad de andaluces, hombres, mujeres, homosexuales, heterosexuales, extranjeros... No queda títere con cabeza tras la sarta de trilladas bromas, que en realidad son burlas sin ingenio alguno. Por no hablar del atrezo, hortera a más no poder, vulgar, tanto como todo lo demás.

Qué pena que aún nos dé risa la explotación del acento y el carácter andaluz, la forzada diferencia entre hombres y mujeres resaltando estereotipados defectos y maneras de ser, los exagerados roles, la grosería y zafiedad en definitiva. No se puede tildar de otro modo una obra cuya palabra estrella es "follar".

Y por si no me dolió poco el dinero pagado por la entrada -sentimiento que no acostumbro a tener, pues considero importante contribuir con la cultura a la vez que me enriquezco con ella-, los burdos actores, al final, haciendo gala de su poquísima modestia (que no poseían sentido del ridículo ya había quedado demostrado), afirmaron estar acostumbrados a llenar el teatro, pero bueno, agradecían nuestra presencia, los demás, que se jodan.

Bochornoso.

CDR

viernes, 5 de octubre de 2012

MUJERES:EVANGELIZADORA MÍSTICA

Tras un paréntesis debido a fuerzas mayores (la bravura de la naturaleza), retomamos nuestro homenaje a mujeres singulares con la historia de Luisa Carvajal y Mendoza (1566 o 68-1614), entregada a la vida espiritual desde niña, algo común en una época en que las mujeres se debatían entre una fuerte bipolaridad: o eran consideradas santas o pecadoras. En el camino de perfección que muchas ansiaban sufrían duras pruebas. Como es el caso de esta cacereña, hija de Francisco de Carvajal y María de Mendoza (hermana de Francisco Hurtado de Mendoza, primer marqués de Almazán), sexta hija después de cinco varones, que quedó huérfana a muy temprana edad. A los seis años fue separada de sus hermanos y enviada a vivir a Madrid con su tía abuela materna, María Chacón. En 1576 murió la tía también y de nuevo la niña hubo de trasladarse, esta vez a Soria, con su tío, el marqués de Almazán, esposa e hijas. Allí recibió Luisa una educación doméstica e intelectual esmerada, centrada en el aprendizaje del latín, el conocimiento cristiano y la práctica de la caridad, como correspondía a todas las nobles de la época.

Durante su adolescencia, Luisa Carvajal y Mendoza fue sometida por su tío a terribles sesiones de sadismo, que ella misma cuenta en su autobiografía con total naturalidad, llamándole "mi buen tío." La joven entendía que los latigazos sobre su cuerpo desnudo y las demás humillaciones y barbaridades cometidas con ella eran buenas para su desarrollo espiritual. Sin embargo, reconocía el sufrimiento que sentía: "Y muchas veces me pareció que no pudiera sentir más la misma muerte, y más cuando se resolvía en que la disciplina fuese de los pies a la cabeza, con una toalla puesta por la cintura, de la manera que se pinta un crucifijo, y atada a una columna que para eso había hecha a propósito, y los pies en la fría tierra, y una soga de cáñamo a la garganta, con cuyos cabos se ataban las muñecas y manos a la columna." ¿Me equivoco al afirmar que hoy en día se consideraría con problemas psicológicos a una persona que aguantase gustosa estas torturas? Pues entonces, los contemporáneos veían esto como prueba de la santidad de estas mujeres, que podrían así superar el estadio terrestre corporal, igualando en su dolor al Hijo de Dios y, por tanto, reunirse con él en los cielos. A los diecisiete años, escribe Luisa que desea ser una mártir. Así, a medida que se intensifica las "disciplina" de su tío, aumenta el amor de la chica por Jesús, llegando a convertirse en su ideal de esposo y padre. Puede decirse, a este respecto, que el amor de las místicas supera la índole de lo estrictamente espiritual, para expresarse en términos de pura sensualidad, amor físico y, por lo tanto, humano.

En 1591, se independiza Luisa, ya que su tío le permite irse a vivir a otra casa con una criada. Al año siguiente mueren el marqués y su esposa, Carvajal reclama su herencia paterna y la dona a los jesuitas, con quien había estrechado la relación en esos años. Decidida a rechazar tanto el matrimonio como el convento, Luisa abandona las costumbres de la nobleza, empieza a vestir hábitos de monja en su propia casa y comienza una asociación religiosa en el palacio de su tío con los miembros de la servidumbre. Le costó a la joven obtener los bienes de su tío, porque el testamento especificaba que sólo podría heredar casándose u ordenándose religiosa -únicas dos opciones de una mujer en el siglo XVI- Pero ella se rebeló contra la pasividad femenina e inició un pleito por sus derechos de herencia, que finalmente ganó. En 1593, Luisa Carvajal y Mendoza tomó los votos de pobreza, obediencia, martirio y mayor perfección. A partir de ahí, se crea en su casa una especie de beaterío de mujeres solteras, devotas de los principio cristianos primitivos. Siguió el vínculo con la Orden de los jesuitas.

En torno a 1598 empezó a escribir sus experiencias de éxtasis, desarrollando la mayor parte de su producción poética. Enferma a causa de sus propios malos tratos, tuvo que luchar ya el resto de su vida con fuertes dolores, jaquecas, parálisis de los miembros, incapacidad de hablar, ceguera temporal... síntomas todos ellos asociados a ese éxtasis tan codiciado por las místicas.

Desde los diecisiete años expresa Luisa su deseo de visitar Inglaterra y perseveró en ello, a pesar de las dificultades del viaje para una mujer sola. En 1605, partió hacia Londres (en la aduana le fueron confiscados sus instrumentos de tortura), con el firme propósito de luchar contra la opresión de los católicos y de convertir a los herejes ingleses. En unos años en que los católicos conspiraban para derrocar el gobierno del rey Jaime I y eran perseguidos por ello, Carvajal se dedicó a la peligrosa tarea de protegerlos. De esta época es la abundante producción epistolar de la religiosa. Aprendió trabajosamente el inglés para llevar a cabo su labor evangelizadora, afanándose en convertir anglicanos a la religión católica en hospitales y cárceles, sin ocultar nunca su fanatismo religioso. Fue encarcelada en dos ocasiones por su hostigamiento al anglicanismo, motivando fuertes discusiones con sus defensores, arrancando carteles, provocando disturbios. Hasta que el asunto se convirtió en un problema diplomático y, aunque el embajador español consiguió liberarla, Felipe III dictó una orden obligándola a volver a España. Antes de poder cumplir esa orden, Luisa, muy enferma, murió en casa de Gondomar -el embajador-, el 2 de enero de 1614, el mismo día de su cumpleaños. En su testamento, pide sepultura en una iglesia jesuita. Sin embargo, pese a la relación con la Orden, sus donaciones y entrega personal, no se cumplió su última voluntad. Fue la iglesia de la Encarnación de Madrid la que aceptó sus restos mortales, y allí descansan, en un pequeño féretro arrinconado contra la pared.

Aunque su obra literaria no consiguió renombre en su época -ni después-, Luisa Carvajal y Mendoza sigue la corriente establecida por Juan de la Cruz, Teresa de Ávila y fray Luis de León. El historiador Manuel Serrano Sanz dijo de ella que fue: "la más ilustre poetisa religiosa de cuantas florecieron en España durante el siglo XVII."

Para terminar, un ejemplo de su pluma, pues de su personalidad y temperamento ya hemos dado buena cuenta:

Esposas dulces, lazo deseado,
ausentes trances, hora victoriosa,
infamia felicísima y gloriosa,
holocausto en mil llamas abrasado.

Di, Amor, ¿por qué tan lejos apartado
se ha de mí aquesta suerte venturosa,
y la cadena amable y deleitosa
en dura libertad se me ha trocado?

¿Ha sido, por ventura, haber querido
que la herida que al alma penetrada
tiene con dolor fuerte desmedido,

no quede socorrida ni curada,
y, el afecto aumentado y encendido,
la vida a puro amor sea desatada?


(De deseos de martirio)

CDR

jueves, 4 de octubre de 2012

NUNCA ES TARDE

Uno de los motivos por los que asisto a un club de lectura, a pesar de no necesitar de ello para leer libros, pues es un vicio que tengo desde pequeña, es descubrir algunos títulos que quizá me pasarían inadvertidos y compartir con los demás el parecer sobre cada lectura que realizamos. Es una experiencia enriquecedora.

Y es precisamente lo que me ha ocurrido con Astrid y Veronika (Salamandra, 2009), de Linda Olsson, una novela inolvidable, que deja un poso en tu mente con su narrativa pausada, sutil, intimista. Cuenta la historia de dos mujeres, de generaciones diferentes, una anciana y una treintañera que coinciden por azar como vecinas y terminan siendo imprescindibles la una para la otra. Ambas han tenido una vida dura y, aunque son muy diferentes, se encuentran en un mismo punto en el camino. Porque las dos necesitan lo mismo: alguien que las escuche sin juzgarlas, sin preguntas y sin exigencias. Así, llega la autora a profundizar en las múltiples facetas del amor, demostrando que la amistad puede ser más fuerte incluso que los vínculos de sangre.

La historia es sencilla y el libro se lee fácil y rápidamente, la trama carece de acción y las magníficas descripciones del paisaje aportan lentitud y sosiego a la narración. Sin embargo esto mismo dota a la novela de un carácter en ocasiones casi poético -especialmente en los monólogos de las protagonistas- y de una sobriedad ideal para transmitir sentimientos, pues de ellos rebosa este bellísimo relato.

Con el telón de fondo de los profundos bosques suecos, Olsson se centra en los seis meses más importantes de la vida de Astrid y Veronika, ya que en este tiempo conseguirán salvarse la una a la otra. Astrid, en su etapa final, consigue expiar sus culpas y mitigar su sufrimiento, aprender que no se puede vivir aislado por muy inmenso que sea el drama de tu existencia. Mientras que Veronika logra superar su bloqueo creativo y seguir adelante pese a la tragedia vivida. En definitiva, la amistad da sentido y esperanza a sus vidas.

Basada en la técnica narrativa del flash back, esta novela nos va contando el recorrido de los dos personajes hasta llegar al presente, combinándose continuamente ambos tiempos en capítulos alternos. Tan importantes como las dos mujeres para dar sentido a la historia son otros elementos omnipresentes en la novela, como la casa, la música o, paradójicamente, el silencio, y también la poesía. La escritora comienza cada capítulo con unos versos ilustrativos a modo de introducción. De entre todos, elijo este: Para el dolor se dio la memoria. Si es la paz de espíritu lo que deseas, ¡olvida!

Una historia que indaga en las profundidades del corazón humano.


CDR

miércoles, 3 de octubre de 2012

REGULACIONES

Con la que está cayendo, no sólo del cielo -atendiendo a las lluvias torrenciales del pasado fin de semana-, sino también en el panorama político y social, una Cataluña con un pie fuera del país, un país con un pie en el rescate y ochenta mil personas más de patitas en la calle en septiembre, llega la delegada del Gobierno en Madrid diciendo que hay que regular el derecho a manifestación. Cierto es que en los últimos meses se han convocado más manifestaciones que en las décadas anteriores, cierto es que la ley que rige este asunto data de 1983, pero cierto es asimismo que esto suena a restricción de un derecho fundamental de la ciudadanía, única herramienta que tenemos para expresar nuestro descontento. Se trata, dicen, de equilibrar la libertad de los manifestantes con la de los que no quieren manifestarse. No me parece mal, pero entonces habrá que revisar también las molestias que causan los cortes en las ciudades con motivo de celebraciones futbolísticas, visitas papales, premios de Fórmula 1, desfiles oficiales, matrimonios reales, etc. Unos más frecuentes que otros, pero fastidiosos igualmente.

Estas declaraciones de la delegada vienen tras el elogio del mismísimo Presidente a los ciudadanos que no se manifiestan, creando así una diferencia entre "buenos" y "malos", enfrentando a unos contra otros, coartando el derecho a la libre expresión y elección al tomar partido.

Las ciudades han de ser habitables, eso argumenta Cristina Cifuentes, y no alude con ello a las colas en las oficinas del paro, al disgusto general del pueblo, sino precisamente a que esto se refleje en las calles. ¿Habremos de manifestarnos entonces en nuestra casa, en silencio, sin molestar a nadie? Una paradoja más que añadir a la lista.

Los comerciantes se quejan porque las concentraciones afectan negativamente a sus negocios, pretexta también la Delegada, y no se acuerda de que ya casi nadie entra en las tiendas porque el poder adquisitivo ha bajado notablemente, porque las familias o no pueden permitírselo, o guardan lo poco que les sobra en previsión de lo que pueda pasar. Otro despunte de autoritarismo y ofensiva a la libertad que tenerle en cuenta a este Gobierno.

Rizar el rizo de la legalidad para que lo legal se convierta en ilícito es el colmo.

CDR 

martes, 2 de octubre de 2012

RUTINA

Dícese de la costumbre inveterada o el hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica. La rutina a veces arruina nuestra convivencia, nuestra ilusión, nuestra vida. Sin embargo, paradójicamente, ¿no es una rutina dejar que la rutina nos aplaste? Pues rebelémonos contra ella, disfrutando de la costumbre como si de novedad se tratase. He ahí el gran reto que la rutina nos plantea, superarla e ignorarla, que lo cotidiano sea lo que realmente queremos hacer, que quien nos acompaña en el camino, día tras día, sea quien de verdad hemos elegido.

Hace unos meses tuve la suerte de conocer a la escritora y poetisa Dionisia García (Fuente Álamo, Albacete, 1929) y me impactó, además de la belleza de sus versos, su lucidez, su temperamento, su ilusión vital y sus proyectos futuros -teniendo ochenta y tres años.- Por eso quiero compartir con ustedes este poema a propósito de mi reflexión de hoy:

Cuando frecuentas
los mismos lugares
en los años,
imposible no advertir
esa pátina leve
que el tiempo deposita,
pero ante la mirada
de otros ojos más nuevos,
aquello que tú amas
aparece gastado,
lo mismo que tus manos y tu rostro.
No por eso la vida es menos bella,
y las costumbres tienen que ser otras.
El problema es saber acomodarse,
acudir a la cita como aquel primer día,
y hasta que llegue el último.

(XXXIII - de "Las palabras lo saben")

Echarle imaginación, fantasía y ganas para transformar la rutina en vida, quitarle por fin ese sentido peyorativo que para la mayoría tiene.

CDR

lunes, 1 de octubre de 2012

SECUNDARIOS

Todos quieren ser principales, protagonistas. Aunque los secundarios también pueden ser importantes, a pesar de su segundo puesto.

Así ocurre con la enseñanza secundaria, ¿qué sería de nosotros sin tal formación? Administrativamente seríamos considerados analfabetos.

No menos graves son los efectos secundarios, tan temidos, leídos y vigilados por si aparecen. Especial atención merecen para los hipocondríacos.

Secundaria es la Luna, pues gira a nuestro alrededor como todo buen satélite respecto a su planeta. Y no me digan que no es enorme su importancia. No en vano es excepcionalmente grande en comparación con la Tierra.

Tan primordial como el sector secundario de la industria, sin el cual las materias primas no serían procesadas e industrialmente transformadas. ¿Qué habría entonces en las estanterías de los supermercados?

Tampoco se entendería una película sin los actores secundarios, colchón y apoyo para las estrellas que brillan en la pantalla, en ocasiones incluso eclipsadas por los otros.

Como secundarios son los adjuntos, esos cargos creados a medida de quienes los poseen y que, verdaderamente, los ensalzan al nivel de sus superiores. No se pueden quejar, desde luego.

Para el pintor es fundamental a veces la luz refleja o secundaria, procedente de un objeto iluminado por la luz primaria, eso sí.

Sin olvidar la era geológica secundaria, conocida como mesozoico, que terminó nada más y nada menos que hace unos sesenta y cinco millones de años. Seguro que les suenan los períodos triásico, jurásico -con sus dinosaurios- y cretácico.

Y, por último, nuestros problemas menores, accidentales, provisionales, esos sí son verdaderos secundarios. No les demos mayor importancia de la que tienen.

CDR