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sábado, 28 de diciembre de 2013

QUÉ INOCENTES

Si ustedes no están en la Comunidad Valenciana, quizá no se hayan enterado del contenido del artículo publicado hoy por el Presidente de las Cortes, Juan Cotino, respecto al anteproyecto de ley del aborto (Ley de Protección de la Vida del Concebido) aprobado recientemente por el Consejo de Ministros. Yo sí lo he leído. Y no diré mucho sobre el tema, ya tomé postura en su momento en este mismo blog. Me limitaré a reproducir sus palabras a continuación: "Hoy, día de los santos inocentes, recordamos que todavía en pleno siglo XXI hay legisladores, jueces, médicos,… que pretenden hacer lo mismo que hace dos milenios llevó a cabo Herodes. La matanza de inocentes fue una aberración entonces, y lo es ahora, aunque en cada momento se intente “vestir” con diferentes excusas. Entonces era por miedo al nacimiento de un rey, el de los judíos. Ahora no sabemos bien la excusa ni los motivos que alegan los que intentan ponerse en el puesto de Herodes."

Esto parece difícil de superar, pero les contaré también que ayer el obispo de Segorbe (Castellón), Casimiro López, afirmó que con el divorcio y el matrimonio homosexual aumentan los hijos con perturbaciones.

Y como no hay dos sin tres, el señor Ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, asegura sin dudarlo que él sí tendría un hijo con malformaciones graves. Muy loable. Muy fácil de decir. Pues si él tiene derecho a decidir eso... ¿por qué se elimina el derecho a decidir otra cosa?

Qué inocentes somos. Debe de tratarse de una broma.

CDR

jueves, 26 de diciembre de 2013

EL AMOR Y LA FELICIDAD

En estos días, seguro que tienen algún hueco extra para leer. Tardes de viento y frío como la de hoy son propicias para coger un libro, evadirse entre sus páginas de la vorágine navideña, y hasta dejar reposar mientras el estómago de los dulces que acechan en las bandejas que nunca se recogen.

La propuesta de hoy es:

Milena Agus (Génova, 1959) compagina su labor docente en un instituto con el ejercicio de la escritura, actividad con la que ha obtenido clamorosos éxitos, especialmente con Mal de piedras (2006). Pero es La imperfección del amor (2010) la que hoy recomiendo, un relato sencillo por su brevedad aunque complejo en contenido, ya que en él se exponen temas tan amplios y complicados como la femineidad y las relaciones personales, desde el sexo hasta el amor, para llevarnos finalmente a entender la ironía de la vida.

Situada en la Cerdeña actual, cuenta la historia de tres hermanas de la burguesía venida a menos que sólo han podido conservar tres apartamentos del palacete que han heredado. Cada una tiene una personalidad independiente y diferente a las otras, y cada cual tiene sus sueños y sus aspiraciones, que giran, en realidad, sobre el mismo eje: el amor. Noemi es la hermana mayor, empeñada en recuperar el patrimonio familiar, abogada de éxito pero frustrada en lo amoroso, es la típica solterona; el orden de su vida se verá tambaleado por la aparición del pastor Elías, con quien comparte la pasión por coleccionar piezas de porcelana y vive un bucólico romance. Maddalena, la mediana, es una diosa del sexo, viviéndolo plenamente con su esposo Salvatore; son exquisitos los pasajes eróticos de los encuentros conyugales. Sin embargo, este frenesí sexual parece impedir la máxima ilusión de ella, que es concebir un hijo. En cuanto a la hermana pequeña, nombrada como la “Condesa de mantequilla”, aludiendo a su pusilanimidad, dedica su tiempo y su escaso dinero a ayudar a los necesitados, mientras cuida de su apocado hijo Carlino; la aparición de un vecino misterioso al otro lado del muro del jardín pondrá algo de color en su apagada vida. Completa esta escasa galería de personajes la tata, quien se ha ocupado de ellas desde niñas y acabará siendo una carga más. Personajes todos ellos muy humanos y cálidos.

Así, con este exiguo material, Milena Agus consigue plasmar todas las posibilidades del amor y evidenciar su imperfección. Mezclando la realidad con un fuerte componente onírico y con rasgos que nos recuerdan a los cuentos clásicos, la autora italiana nos transporta a un mundo adulto donde se combinan el encanto y el desencanto a partes iguales, de manera que no somos capaces de dictar un veredicto. Simplemente, reflexionamos sobre la felicidad y sobre el amor. Utiliza la autora italiana un lenguaje sencillo, claro pero intenso, sobre todo en sus magníficas descripciones, en una historia narrada de tirón, sin ambages y que nos deja con ganas de más.
Feliz lectura.
CDR

miércoles, 25 de diciembre de 2013

25 DE DICIEMBRE

Desde este blog les deseo a todos:



Y mi regalo en este 25 de diciembre, un poema navideño de Lope de Vega: "Las pajas del pesebre"

Las pajas del pesebre
niño de Belén
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.
Lloráis entre pajas,
del frío que tenéis,
hermoso niño mío,
y del calor también.
Dormid, Cordero santo;
mi vida, no lloréis;
que si os escucha el lobo,
vendrá por vos, mi bien.
Dormid entre pajas
que, aunque frías las veis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.
Las que para abrigaros
tan blandas hoy se ven,
serán mañana espinas
en corona crüel.
Mas no quiero deciros,
aunque vos lo sabéis,
palabras de pesar
en días de placer;
que aunque tan grandes deudas
en pajas las cobréis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.
Dejad en tierno llanto,
divino Emmanüel;
que perlas entre pajas
se pierden sin por qué.
No piense vuestra Madre
que ya Jerusalén
previente sus dolores
y llora con José;
que aunque pajas no sean
corona para rey,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.


CDR

domingo, 22 de diciembre de 2013

MAGIA

Estos días son propicios para apelar a la magia. La magia de la Navidad, ese algo, ese espíritu que nos aporta esperanzas e ilusiones cuando acaba el año, porque en el próximo todo lo bueno, lo mejor está por venir.

Seguro que habrá bonitas definiciones de "magia". A mí la que más me gusta pertenece a una canción de Rosana -que acaba de sacar su último disco, el octavo de su carrera, con magníficas versiones de sus éxitos en los dieciséis años de carrera.-

Lean atentamente la letra y luego escúchenla. Es una preciosidad.

Es el agua, es el viento.
Es resumen de todo lo que siento.
Es la arena, es el sentimiento.
Es la tinta que no borra ni el silencio.
Es el aire de puntillas.
Es la calma cogiendo carrerilla.
Es el sabor de lo pequeño... Es tocar un sueño...
Es el mapa de un suspiro.
Es lo que hay cuando te miro.
Es el duende del latido de tu corazón...

Magia es probar a volcar lo que hay en el fondo de ti.
Magia es verte sonreír.
Magia es probar a saltar sin mirar.
Es caer y volver a empezar.

Es el tiempo , es la hoguera.
Es la mano que mece la marea.
Es la tierra, es la bandera blanca.
Es la gota de una lluvia de esperanza.
Es el mundo de puntillas.
Es la vida cogiendo carrerilla.
Es el sabor de lo pequeño... Es tocar un sueño...

Es el mapa de un suspiro
Es lo que hay cuando te miro
Es el duende del latido de tu corazón...

Magia es probar a volcar lo que hay en el fondo de ti.
Magia es verte sonreír.
Magia es probar a saltar sin mirar.
Es caer y volver a empezar.

Es el mapa de un suspiro.
Es lo que hay cuando te miro.
Es el duende del latido de tu corazón... y el mío.
Es la meta y el camino.
Es la suerte y el destino.
Es la fuerza del latido de tu corazón.

Magia es probar a volcar lo que hay en el fondo de ti.
Magia es verte sonreír.
Magia es probar a saltar sin mirar.
Es caer y volver a empezar.


Una letra que es pura poesía, bellísimas palabras llenas de significado.

En este día de lotería, lo mejor que nos puede tocar es reconocer la magia de la vida, que está precisamente dentro de nosotros mismos.




CDR

viernes, 20 de diciembre de 2013

DESPISTES

Si alguna vez se han preocupado porque su memoria ya no es lo que era, piensan que cometen errores descomunales o tienen fallos imperdonables, a continuación les relato una curiosa anécdota sobre uno de los más ilustres poetas españoles. La mayoría de nuestros despistes pueden ser fruto de la ajetreada vida que llevamos, de hacer las cosas maquinalmente; los de Antonio Machado se deberían más bien a su calidad de genio, una mente ocupada en altas cotas. 

Efectivamente, el autor de Soledades y Campos de Castilla era un despistado. Digamos que solía írsele el santo al cielo. Entraba en el café por la noche, y en la puerta daba palmadas llamando al sereno; llegaba tarde a las comidas concertadas con amigos; metía el lápiz en la boca y llevaba el tenedor a la cuartilla...

Un día, en Segovia, fue a la peluquería que acostumbraba, se sentó en el sillón del barbero, pusieron sobre sus hombros el paño protector, le dieron el periódico para que se entretuviera..., y cuando iban a enjabonarle la barbilla, el maestro barbero le preguntó de manera rutinaria:
- Don Antonio, ¿qué va a ser?
El genial poeta andaluz contestó con aire distraído:
- Lo de siempre, Juan: café con leche y una tostada.

Una personalidad singular, inspirada, a la que puede perdonársele cualquier despiste a cambio de los magníficos versos que escribió.

CDR

miércoles, 18 de diciembre de 2013

TRES SEMANAS

Hace tres semanas pensé que pronto escribiría en este blog sobre cuánto hemos cambiado desde aquel brindis el primer día del año. Porque no somos los mismos, hemos descubierto cosas sobre nuestra vida, hemos crecido y evolucionado. Nos han pasado cosas buenas y malas, hemos intentado dejar atrás actitudes, hemos cumplido compromisos, estamos satisfechos de ciertos logros, y cansados, decepcionados o tristes por ciertas circunstancias. Y hoy, veinte días después de la última vez que me senté a escribir, la sensación de cambio me atenaza con más fuerza, pues el tiempo discurre veloz por más que al echar la vista atrás un año sea tan largo.

A estas alturas de diciembre ya es ineludible sentir la Navidad, su espíritu nos contagia. Y aunque verdaderamente la vida nos dé motivos para verlo todo negro, en el fondo sabemos que debemos -y lo necesitamos- aferrarnos a lo bueno que tenemos, valorarlo y alegrarnos por ello.

Hoy precisamente quedan trece días para que acabe este año trece. (Casualidades; sigo sin ser supersticiosa.) Es quizá un poco pronto para formular deseos, pero esta vez me adelanto porque únicamente pido uno: esperanza. Lo pido con tiempo y con todas mis fuerzas.

Es la esperanza esa cosa con plumas
que se posa en el alma,
y sin palabras su canción entona
y nunca se calla,

y más dulce se escucha en el vendaval;
y poderosa ha de ser la tormenta
que pueda abatir al pequeño pajarito
que a tantos abrigó.

Lo he escuchado las tierras más frías,
y en los mares más extraños;
mas nunca en la penuria
me pidió una migaja.

(Emily Dickinson)


Para muchos la esperanza será algo intangible, abstracto, inservible, ¿para qué?
Al menos nos reconforta.
Al menos yo la necesito.

(Curiosamente, según el santoral, hoy es el día de Nuestra Señora de la Esperanza. Otra casualidad.)

CDR

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Si a fuerza de decir NO pudieran cambiar las cosas..., agotaríamos la respiración gritándolo.

Y a veces lo hacemos.

NO, NO, NO, repetido una y mil veces, pero no sirve de nada.

Cuando la vida, tozuda, el destino, inevitable, se empeñan, el NO se diluye en el aire y desaparece.

Ni siquiera esta palabra concisa, rotunda, que denota inexistencia de lo designado, puede variar lo que tiene que pasar.

NO, NO, NO, a veces las palabras no son más que eso, simples palabras, no traspasan el plano de la gramática, no adquieren valor real.

Decimos NO, no puede ser, NO, todo va a ir bien.

Y durante un tiempo el NO nos engaña, nos convence, nos consuela.

Decimos NO, mera estrategia de defensa para enfrentarnos a lo que nos duele.

NO, adverbio de negación.

Decimos NO, pero acaba siendo sí.

CDR

lunes, 25 de noviembre de 2013

NO ES AMOR

Hoy es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Aunque no me gustan los días de... y este ya está a punto de acabar, quisiera hacer una breve reflexión al respecto.


Durante esta jornada se han realizado en los centros educativos diferentes actividades para concienciar al alumnado sobre este tema. Y es que ni nos imaginamos lo necesaria que es esta tarea. Porque es increíble la actitud que tienen los jóvenes, en general, ante el amor. En pleno siglo XXI, cuando creíamos que se había conseguido algo en materia de igualdad y de independencia de la mujer, nos encontramos con niñas y adolescentes que piensan que los celos son prueba de cariño, que permiten que sus "parejas" las dominen y que ven normal algún brote violento suyo e incluso que lleguen a golpearlas. Es como si asumieran algo así como que amar duele y es precisamente la ausencia de esa dominación lo que les preocupa.

Y así, un oscuro machismo se abre paso por los pasillos de los institutos, mientras los profesores nos devanamos los sesos inventando estrategias para incluir en nuestras clases la convivencia y el respeto. Por muchos contenidos trasversales que incluyamos, los jóvenes viven más allá de las vallas del centro y en su mundo se asocia amor con violencia.

Lo más triste es que no me lo estoy inventando, sino que hay datos que avalan esto. Estadísticas que demuestran que un alto porcentaje de adolescentes consiente algún tipo de abuso de sus novios. Para, casi sin darse cuenta, al cabo de pocos años, convertirse en víctimas de violencia doméstica, sufridoras silenciosas encerradas en casa. Lo que viene después es evidente: merma de la autoestima y perdón en una espiral interminable... o con el más horrible de los finales.

El amor está muy bien. Pero todos -toda la sociedad- debemos hacer algo para que nuestros adolescentes sepan distinguir la mano que les acaricia del puño que les golpea. Y decir no a la violencia, porque eso no es amor.

CDR

jueves, 21 de noviembre de 2013

FÁBULA RUSA

Tal día como hoy, hace ciento sesenta y nueve años, falleció Iván Andreyévich Krylov, comediógrafo y poeta ruso que escribió algunas de las mejores fábulas eslavas de la literatura.
 
Se dio a conocer como escritor satírico en San Petersburgo con obras como El correo de los espíritus (1789) y también escribió algunos dramas y diversas comedias, como Lecciones a las hijas (1807). Fue dos años después cuando publicó una primera colección de veintitrés fábulas que obtuvo un gran éxito. Entre 1810 y 1820 publicó otra serie del mismo género. En la actualidad es considerado el fabulista ruso por excelencia.
 
Inspiradas en Esopo y La Fontaine, las fábulas de Krylov atacan todos los vicios humanos, especialmente la incompetencia, la arrogancia y la estupidez, como crítica a su época. Algo que, pasados los años, podemos seguir aplicando.
 
Un buen ejemplo de la pluma de este ruso singular:
 

Cierto Cocinero, inteligente,
dejó sus ollas y se hizo una corrida
a la taberna (era de pías costumbres y ese día
conmemoraba a un compadre finado),
y a cuidar de las lauchas lo que había preparado
dejó al Gato.
Pero al volver ¿qué ve? En el suelo
restos del pastel; y Vaska el Gato en el rincón,
detrás del barrilito del vinagre,
ronroneando y gruñendo trajina con el pollo.
“¡Ay, angurriento, ay, malhechor!
le reprocha a Vaska el Cocinero,
¿Y no te da vergüenza, aun de estas paredes?
(Pero Vaska así y todo se afana con el pollo.)
¡Cómo! Siendo hasta ahora un Gato honrado,
te ponían como ejemplo de humildad
y mira un poco... ¡ay, qué bochorno!
Qué han de decir ahora los vecinos:
“¡Vaska es un taimado! ¡Vaska es un ladrón!
Y a Vaska no ya a la cocina,
no hay que dejar entrar siquiera al patio,
como a un lobo cebado a los corrales:
¡es lo peor, es la peste, la llaga de estos lares!”
(Y Vaska escucha, y come.)
Tras darle rienda suelta a sus palabras,
mi orador no encontraba final a su sermón.
¿Y bien? Mientras cantaba,
el Gato Vaska dio cuenta del asado.
––––––
Pero yo a algunos cocineros
mandaría llevar al paredón
por que no gasten labia en vano
donde es preciso dar con el bastón.
 
                                                                                      (El gato y el cocinero.)
 


 
 
En este caso, más que ácida sátira, agudeza e ingenio para terminar el día con una sonrisa.
 

CDR

miércoles, 20 de noviembre de 2013

ACEPTACIÓN

Aceptar...

Recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da, ofrece o encarga.

Aprobar, dar por bueno, acceder a algo.

Asumir resignadamente un sacrificio, molestia o privación.

Bellas definiciones, tan difíciles de realizar.

Lo cierto es que las cosas no pueden salir como uno quiere y por ello lo mejor es aceptarlas tal y como suceden.

Pero, ¿cómo?

Dijo el pensador suizo Denis de Rougemont: "La felicidad solo puede existir en la aceptación."

Y dijo William James, filósofo estadounidense: "La aceptación de lo que ha sucedido es el primer paso para superar las consecuencias de cualquier desgracia."

Todos estos pensamientos y formulaciones teóricas, ¿se pueden llevar a la práctica?

¿Sí?

Entonces, tarea pendiente: aceptar la realidad.

CDR

lunes, 18 de noviembre de 2013

NUESTRA TRADICIÓN

De pronto, el cálido otoño se ha tornado en invierno prematuro. Y qué mejor que tener un buen libro a mano, acurrucarse debajo de la manta en el sofá y viajar a otras épocas, vivir historias como la que nos plantea la siguiente lectura:

Cuando Javier Pérez Andújar (Sant Adrià de Besòs, 1965) estudiaba filología en la Universidad de Barcelona, conoció la labor de Luis Bello en las escuelas de España. La fascinación que le produjo el tema ha sido magníficamente plasmada en Todo lo que se llevó el diablo (2010), la segunda novela del catalán. Conocido como ensayista, articulista, antólogo y colaborador en las tertulias literarias de la televisión regional, Pérez Andújar se reafirma aquí como narrador nato.


 El eje argumental básico de este relato es el trabajo de las Misiones Pedagógicas en la España de la Segunda República. Es la historia de un grupo de maestros, Mª Luisa, Maruja y Reposiano, y el chófer, Arcos Paulín, con todo su equipo, que viajan por los caminos más recónditos para llevar algo de cultura, entretenimiento y saber a los pueblos. No se puede enmascarar el interés de Andújar por difuminar la línea entre la alta y la baja cultura, representando a las Misiones como el nexo de unión entre la cultura oral, tradicional, y la cultura académica. No obstante esto, la novela se nutre de otros muchos temas y personajes, como la marginación de Orfilio Velasco, el lobero, anarquista perseguido, que parece estar abocado a un final fatal, igual que su sobrino Velasco Flaínez; la oposición del padre Blas a todos los planes del Gobierno; la prepotencia del alcalde don Melitón ante la incursión de extraños en su pueblo; o la violencia generada en gran medida por la ignorancia y la necesidad. El narrador nos trasmite su simpatía por el grupo de maestros, mientras que muestra su compasión por los lugareños, víctimas inocentes de la injusticia social. A este respecto, hay que elogiar el adecuado registro lingüístico para cada personaje, así como la oportunidad de las frases y réplicas utilizadas, y la parte de diálogo, de narración y de disertaciones, formando un todo impecable.           

Absolutamente bien documentada, esta novela de tema serio nos ofrece además un relato para disfrutar, para reír con sus situaciones humorísticas, sus momentos casi delirantes, heredero de los mejores diálogos de Valle-Inclán y escenas propias de un admirador del maestro Berlanga. Todo ello salpicado con alusiones a cuentos populares, romances, canciones, películas, cuadros, cómics; y enhebrado con la aparición de ilustres personajes como Tomás Navarro Tomás, Zamora Vicente o García Lorca, entre otros.

No cabe duda, por tanto, de la preocupación del autor por nuestra cultura, como ya se mostraba en su anterior novela, Los príncipes valientes (2007). En esta va más allá, haciendo un auténtico homenaje a la lengua y a la literatura españolas, al arte en general, sobre todo a lo que estos le deben al acervo popular.

¡Feliz lectura!

CDR

domingo, 17 de noviembre de 2013

LA ESPERA

Han dado las doce en el reloj del salón y he escuchado cada una de las campanadas como si retumbaran en mi interior. No puedo dormir. Es imposible. Hoy no. Ni podré rendir en el trabajo. Ni podré preparar bien la comida, ni la cena. Porque hoy, un año más, ha llegado el día.
 
Buenos días, cariño, cómo has dormido. Por supuesto, él no lo recuerda, para él no tiene importancia. Cuando se lo expliqué me dejó bien claro que son tonterías, paranoias mías. Casualidades. De hecho, lo mismo me dicen aquellos a quienes he confiado mi preocupación.
 
Cuando mi abuela murió nadie se percató de que el día de su muerte coincidía exactamente con el del fallecimiento de su madre, mi bisabuela. Pura coincidencia de la que solo más tarde nos dimos cuenta, un día en que mi hijo mayor tuvo que indagar y confeccionar un árbol genealógico de la familia para el colegio. Fui yo la que, al revisar el trabajo, me fijé en la coincidencia de fechas. Qué curiosidad, nada más. Sin embargo, al cabo de los años mi madre enfermó. Su estancia en el hospital fue larga y finalmente volvió a morir a casa, ya no había nada que hacer y ninguno queríamos seguir viéndola en aquella habitación blanca y fría. Todos sus hijos estábamos rodeando la cama en el momento en que expiró, tranquila por fin después de tanto sufrimiento. Era el mismo día. Diecisiete de noviembre. Un escalofrío me recorrió el cuerpo, no solo por la pérdida de mi madre, sino además por la certeza de que el destino había elegido esa fecha final para toda la descendencia femenina de mi familia. Fugazmente pensé en mi hija y dos lágrimas silenciosas rodaron por mis mejillas.
 
¿Y qué más da? algún día hay que morir, cariño. Piensa que al menos ellas han muerto viejas, aún te quedan muchos años por delante. A veces, mi marido no es muy delicado. El tema se convirtió en mi obsesión. Por supuesto, me propuse llegar hasta el fondo de la cuestión e investigué sobre mis antepasadas directas. Dediqué mucho tiempo a averiguar cuándo había muerto mi tatarabuela y la madre de esta, pues el trabajo tuve que hacerlo básicamente por teléfono, al vivir lejos de nuestro lugar de procedencia. En la era de la informática a nadie le gusta mucho tener que buscar en polvorientos archivos de hace casi dos siglos. Me encontré con muchas dificultades, pero finalmente pude comprobar que, en efecto, todas las mujeres ascendientes de mi madre, desde al menos cinco generaciones, habían fallecido en la misma fecha. ¿Se puede considerar eso una mera casualidad?
 
Todavía no me he atrevido a abordar el tema con mi hija, que ahora tiene dieciséis años. Por un lado, creo que es una tragedia conocer el día en que vas a morir, eso genera una ansiedad horrible, miedo, al menos yo lo tengo. Pero por otra parte, a veces pienso que es casi mágico. Que formamos parte de uno de esos círculos femeninos dotados de algo especial, como si fuéramos brujas o adivinas. Que nosotras contravenimos el azaroso devenir del tiempo. El problema es que no sé muy bien cómo funciona. Es cierto que mi tatarabuela, bisabuela, abuela y mi pobre madre murieron de muerte más o menos natural a una edad razonable para la época en que cada una vivió, y lo hicieron de forma cronológica. Pero los tiempos van cambiando y hoy en día, cómo puedo yo saber que moriré antes que mi hija, cómo sabré si ella tendrá a su vez una hija y que continuará con esta sucesión.
 
Por eso cada año, cada vez que llega el diecisiete de noviembre, la preocupación no es solo por mí, es también por ella. Oh, me da tanto miedo morir y dejar mil cosas pendientes por hacer, abandonar a mi marido y a mis hijos. Pero cuánto peor es imaginar que en este mundo trastornado hasta ese ciclo se altere y llegue a perder a mi Silvia.
 
Así llevo siete años. Escrutando mi salud y la de mi hija, descartando una posible enfermedad de cara a noviembre. Contando minuto a minuto el día cuando este llega, sorteando supuestos peligros, casi vigilando a Silvia para que evite riesgos. Respirando aliviada cuando el reloj vuelve a sonar a media noche...
 
Y de nuevo a la espera.
 
Al final, ya verás, te morirás otro día, me dice mi marido antes de dormirse.
 
CDR 

sábado, 16 de noviembre de 2013

QUÉ ES POESÍA

Una vez, en clase, sondeando entre mis alumnos qué era para ellos la poesía, de qué temas creían que trataban los poemas, etc. y ante respuestas como "algo muy cursi", "de niñas", "tema amoroso", nos surgió la siguiente cuestión: ¿acaso existen cosas sobre las que no se puede escribir un poema?

Puesto que es uno de los géneros literarios, la lírica, como la narrativa o el teatro, debería ser capaz de tratar cualquier tema, ¿no? Sin embargo, habrá quien afirme que la poesía es algo especial, sujeta a la belleza, a los sentimientos, a lo etéreo, a lo interior. Entonces, ¿basta con aludir a la luna llena, describir a una mujer hermosa o hablar de tristeza para escribir una poesía? Vamos, esa es una visión muy superficial. No importa de qué hable una poesía, lo importante es que lo que aparezca en sus versos emerja de la oscuridad, que sea capaz de hacernos verlo de otra manera, de un modo más completo. Sí, puede ser la luna, una rosa, o una bella mujer... pero también puede ser ¡una cebolla! Cuando se lo digo a mis alumnos, alucinan.

Cebolla,
clara como un planeta
y destinada
a relucir,
constelación constante,
redonda rosa de agua,
sobre
la mesa
de las pobres gentes.
(...)

Y sigue esta belleza de poema, que habla de algo tan trivial y lo convierte en pura poesía. Claro, es Neruda. Es lo que hizo en sus Odas elementales, ensalzar las cosas cotidianas, mostrarnos su alma y su corazón. Eso es poesía.

No es fácil, por otra parte. Escribir versos (sobre todo buenos versos) requiere un duro trabajo, una pelea y confrontación con la gramática y los diccionarios, porque la primera sensación que produce un buen poema es la de estar construido con las palabras exactas. Esto va un poco en contra de esa idea tan extendida de la inspiración. Pero no porque esta no exista, sino porque no es lo que se supone, no es un don de los dioses, no es un atajo para los elegidos que llegarán a meta sin realizar la carrera; es encontrar precisamente esa palabra justa tras una larga búsqueda (arduo y solitario trabajo.)

Así pues, les digo a mis alumnos, se puede escribir un poema sobre cualquier tema, pero no es una tarea sencilla. Porque la poesía nos abre las puertas a un mundo simbólico, donde no importa tanto lo que se dice como lo que significa.

Leo unos versos... y pido a los alumnos que se dejen tocar por la sensibilidad que transmiten. Cómo fue capaz Paul Valéry de escribir:

Sí, mar, gran mar de delirios dotado,
piel de panteras y clámide calada
por tantos, tantos ídolos del sol,
ebria de carne azul, hidra absoluta
que te muerdes la cola refulgente
en un tumulto análogo al silencio.

Pues tal como Moby Dick nos convierte en cazadores de ballenas o la Divina comedia nos traslada a los infiernos, un buen poema invade los ojos y la mente de quien lo lee y le hace sentir lo que el poeta siente, escuchar ese estruendo un tanto fúnebre del mar de Valéry.

Ah, pero la poesía, por más que tenga sus propias normas, no es una ciencia exacta, ni hay recetas mágicas para crear una gran poesía.

Entonces, ¿podremos nosotros escribir poesía, profe? Claro, pronto veremos cómo.

CDR

viernes, 15 de noviembre de 2013

DESPREOCUPACIÓN

Asociamos generalmente la infancia con la despreocupación. Pero, ¿qué es esta exactamente? Fácil, ¿eh? Ausencia de preocupación. Y en realidad lo que nos maravilla y nos causa envidia cuando miramos a un niño es su capacidad para vivir intensamente el momento presente. He ahí su despreocupación, como una inteligencia intuitiva que irá perdiendo conforme se haga mayor. Cuando aprenda a anticipar las cosas y a volver al pasado. Entonces habrá perdido el presente, habrá dejado escapar su "despreocupación".

Nosotros también poseíamos esa capacidad cuando éramos niños, pero a medida que la mente madura no solo da un salto hacia el rendimiento sino también hacia el sufrimiento. "Quien crece en experiencia aumenta su dolor", afirma el Eclesiastés.

Así pues, todos esos niños que hoy se encuentran "despreocupados" en cuanto a que centran su atención en lo que están viviendo en cada momento, irán perdiendo esta aptitud a fuerza de dejarla de usar, desplazada por "cosas más importantes". Claro que de mayores podrán volver a aprender a centrar su mente, sin embargo parece más lógico, y más sencillo, preservar este valor de la infancia y ayudarles a seguir cultivándolo. ¿No les parece?

Esto se puede conseguir a través de la meditación. Algo que a priori suena demasiado complicado para realizarlo con niños, pero que nos deparará sin duda grandes sorpresas. Pues está demostrado científicamente que los pequeños son capaces de desarrollar una profunda vida interior y además comprenden perfectamente el lenguaje corporal, que podemos aprovechar para numerosas técnicas de relajación.

Y qué duda cabe que también les será muy propicio para su equilibrio emocional, su resiliencia y empatía. Los niños de hoy están demasiado dispersos, demasiado estresados e incluso angustiados. Lo vemos en las aulas y lo vemos en los hogares. La meditación les ayudará a controlar la sobreestimulación que los bombardea continuamente y ello repercutirá en su rendimiento académico, en sus relaciones familiares así como, a la larga, en su calidad de vida.

Por último, quizá al facilitarles esta herramienta para enfrentarse a lo anteriormente expuesto estaremos a la vez ayudándoles a adquirir mayor humanidad, a convertirse en adultos mejores, no meros trabajadores y consumidores, sino a tomar conciencia de su presencia en el mundo y de lo hermoso y frágil que este es. "El niño es el padre del hombre", escribió el poeta inglés Wordsworth.

¿Qué mejor regalo podemos hacer a nuestros niños que alargar esa capacidad natural de vivir en el presente para que la usen en su relajación, en su concentración, en su vida; qué mejor regalo que una tranquila "despreocupación"?

No se trata ni mucho menos de pasividad ni de apatía. Se trata de enseñar a los niños a gestionar lo que les sucede a través de la aceptación, que solo ocurrirá con el conocimiento de sí mismos.

Dijo Jean de la Bruyère: "Los niños no tienen ni pasado ni futuro, por eso gozan del presente, cosa que rara vez nos ocurre a nosotros." Cambiemos eso, porque "nosotros" al fin y al cabo éramos "los niños".

CDR

miércoles, 13 de noviembre de 2013

SIN COMPLEJOS

Quizá fuese de las pocas personas que aún no había visto el éxito del cine francés Intocable (2011), pero ya he subsanado la situación.Y aunque es cierto que posiblemente  por las grandes expectativas que tenía acerca de la película, quedé ligeramente decepcionada, en general me gustó bastante. Tanto como para hablar de ella aquí.

Se trata de un argumento basado en un hecho real, que queda muy conseguido gracias a la complicidad entre los dos protagonistas, que no podrían ser más diferentes en todos los sentidos. La historia de un millonario que queda tetrapléjico y contrata como asistente personal a un inmigrante en paro, recién salido de la cárcel, que vive en un barrio marginal y tiene problemas familiares. El senegalés no tiene ninguna formación, no es el candidato más adecuado, y pese a ello es elegido para el trabajo.

A partir de ahí los dos mundos enfrentados que cada uno de ellos representa irán acercándose progresivamente hasta reconciliarse e incluso necesitarse de tal modo que parecería imposible a priori. Driss aporta a la anodina vida de Philippe chispa, diversión, informalidad y hasta seguridad en sí mismo. Pero el aristócrata también tiene mucho que enseñar al joven. Es una relación de reciprocidad y de ahí que se convierta en una amistad que duraría para siempre.

Además de la música, la fotografía, la interpretación, en mi opinión lo mejor de esta película es la forma de tratar asuntos tan serios como la marginalidad, la enfermedad, los problemas económicos... y abordarlos sin complejos, sin prejuicios, con un enfoque hilarante que les quita hierro. Se podría decir que es una huida de la compasión. ¿No es magnífico reírse sin culpabilidad de esas cosas? Eso es lo que consigue esta película con su frescura y gamberrismo.

Alegre, disparatada...como puede ser la vida misma si se encuentran las personas adecuadas y la actitud necesaria para afrontar las dificultades.

CDR

martes, 12 de noviembre de 2013

RENOVARSE

Ahora ya sí asoma el otoño por la puerta, el mapa del tiempo se puebla de nubes, los termómetros bajan y el color ocre no deja lugar a dudas.

Cuando cambia la temporada, nos apetece renovar el armario, cambiar la ropa (por mucho que nos guste el calor, ya tenemos ganas de vestirnos con aquel suave jersey del año pasado, meternos en aquellos vaqueros estupendos, calzarnos las botas que tanto nos gustan.) Y a veces, si nos encontramos bien y el bolsillo nos lo permite, disfrutamos yendo de compras a por alguna nueva adquisición. O si nos encontramos mal, lo hacemos para subirnos la moral, como si una prenda más en el cajón pudiera llenar algún vacío interior.

Esta noche precisamente he escuchado en la tele que la crisis ha cambiado nuestros hábitos de compra. ¡Lógico! Ya no salimos tanto a tomar un aperitivo, comer o cenar y compramos más productos para tomar en casa, viendo una película, con los amigos o la familia. Además de por la situación económica, las tiendas de ropa también se ven afectadas en este momento por la ausencia de frío, los abrigos siguen colgados en las perchas mientras disfrutamos de un veranillo prolongado.

Yo, la verdad, no tengo ganas ahora mismo de comprar nada nuevo, pero sí necesito renovarme y por ello he modificado un poco el aspecto de este blog, que viene a ser lo mismo que cambiarme de ropa para sentirme mejor.

Además, como regalo para ustedes (y para mí), una bonita historia que nos habla de esa necesidad de renovarse:

"El águila es el ave que posee la mayor longevidad de su especie. Llega a vivir setenta años. Pero para llegar a esa edad, más o menos en la cuarentena tiene que tomar una seria decisión. A los cuarenta años, sus uñas curvas y flexibles ya no consiguen agarrar a las presas de las que se alimenta. Su pico alargado y puntiagudo, también se curva apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas, y sus plumas gruesas. ¡Volar es ahora muy difícil! Entonces el águila, tiene sólo dos alternativas: morir... o enfrentar un doloroso y largo proceso de renovación.

Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y refugiarse en un nido, próximo a una pared, donde no necesite volar. Entonces, apenas encuentra ese lugar, el águila comienza a golpear con su pico la pared, hasta conseguir arrancárselo. Apenas lo arranca, debe esperar a que nazca el nuevo pico, con el cual después arrancará también sus viejas uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, prosigue arrancándose sus viejas plumas. Y tras cinco meses, sale victoriosa para su famoso vuelo de renovación, y entonces dispone… ¡de treinta años más!"

Todos en algún instante de nuestra vida nos hayamos en la situación del águila. Momentos difíciles nos sacuden y nuestra actitud es determinante para sobreponernos y seguir adelante. Como el águila, hemos de decidir y bien podemos abandonarnos a las circunstancias de la vida, vagando sin rumbo hasta perecer, o bien asumir que existen momentos de incertidumbre y cambio, salir fortalecidos y quizá llegar a ser más de lo que jamás imaginamos.

Espero que les haya gustado esta fábula, y el nuevo aspecto del blog.


CDR









lunes, 11 de noviembre de 2013

RACHAS

La vida funciona así, a rachas.

Periodos breves de fortuna o de desgracia. O no tan breves, sobre todo si la fatalidad nos acompaña.

En terminología naval, se llama racha al aumento repentino de la intensidad del viento, que puede ir o no acompañado de una variación en su dirección. Las rachas suelen presentarse con los chubascos y cuando son muy violentas, suponen un gran peligro para los barcos de vela, que pueden desarbolar si no están prevenidos. Por tal razón las rachas más peligrosas son las llamadas chubascos blancos, que saltan sin indicio alguno de importancia que las acuse. Cuando el viento es racheado y se va ciñendo sucede a veces que las rachas vienen más largas, lo que permite barloventear más. Se dice entonces que se navega aprovechando las rachas o a aprovechar las rachas.

Cuando los tifones vienen acompañados de rachas de viento de 300 km. hora, la calamidad llama a muchas puertas.

En ingeniería, se denomina racha a una astilla grande de madera. Y tan grande que nos resulta esa astilla cuando atravesamos una mala racha.

Usamos todos nuestros recursos, toda nuestra fuerza interior para mantenernos firmes ante la adversidad, mas a veces las rodillas nos flaquean y necesitamos unos brazos fuertes que nos sostengan. Son muchos los malos ratos en la vida, pero hay veces en que nos sentimos desbordados, agobiados. Necesitamos que nos consuelen, que nos abracen, que nos cojan de la mano y nos digan que todo va a pasar. Pero cuando todo pase, no seremos en realidad los mismos. Cada cosa que nos ocurre, buena o mala, nos transforma de alguna manera. Si nos hace daño, mucho más.

No hemos salido de una complicación cuando se nos presenta otra, nada nos sale bien, la carga no se aligera sino que aumenta, la noche que nos envuelve parece no tener fin. Y sin embargo, si miramos a nuestro alrededor, siempre veremos a alguien que está peor.

Valorar lo positivo, aceptar lo que está pasando pues no se puede cambiar, concentrarse en algo tangible, algo verdadero, algo que nos demuestre que estamos vivos y que vale la pena seguir adelante. Respirar: inspirar, expirar, inspirar, expirar, inspirar, expirar... hasta que el dolor duela menos.

CDR

sábado, 9 de noviembre de 2013

PROSA POÉTICA

Avanza el otoño con temperaturas inusuales, al menos aquí en el Sur. Pero ya sin remedio los días se acortan y se dilatan las horas de tranquilidad en el hogar. Para este sábado templado de noviembre, una propuesta diferente, de lectura sosegada y reflexiva:

 Islandia es un país lejano e ignoto para la mayoría; un país de montañas y glaciares en medio del Océano Atlántico. Aunque allí también hay literatura. Con tradición y de calidad. No en vano es uno de los países del mundo en que más se lee y que cuenta con numerosos autores desconocidos por estas latitudes. Pero afortunadamente de vez en cuando nos llega alguna muestra, como esta novela de Jón Kalman Stefánsson (1963, Reikiavik). La primera traducida al español, Entre cielo y tierra (2011), es ya la octava de uno de los autores islandeses más prestigiosos en la actualidad. Se trata del inicio de una trilogía que publicará Salamandra aquí en España.

Después de trabajar breve tiempo como pescador, Kalman Stefánsson inició sus estudios de Literatura, que no acabó, dio clases y posteriormente se ocupó de la biblioteca de Mosfellsbær; pero lleva ya más de diez años dedicado exclusivamente a escribir. En 2005 recibió el Premio Nacional de Literatura en su país y ha sido nominado en varias ocasiones a otros galardones importantes. Si hemos de juzgar a este autor por Entre cielo y tierra, diremos que no ha equivocado su oficio. La novela se sitúa a principios del siglo XX, ambientada en Islandia, en una naturaleza agreste y salvaje con la que tienen que lidiar un grupo de pescadores. A bordo de unos botes a todas luces endebles en el inmenso y furioso mar glacial, se enfrentan con la dureza de su trabajo y también con la misma vida, tan ligada a la muerte. Cuando no están pescando, los personajes se ubican en Lugar, una pequeña aldea que se convierte en el centro de todo. Testigo de personalidades diversas, sentimientos encontrados, diferentes posturas ante la vida que allí concurren. Página tras página se van mezclando las descripciones de un paisaje bello a la vez que hostil con numerosas voces, de vivos y de muertos, que nos van contando una historia que al final no nos resulta tan lejana. Porque nos habla de nosotros mismos, de nuestros miedos, del sentido de la vida, de la pérdida, de cómo seguir adelante.

Entreverado con todo esto, el poder salvador de la palabra. Un viejo capitán ciego con una considerable biblioteca, un libro que ha de ser devuelto, la lectura de  El paraíso perdido de Milton como telón de fondo. Y es que Kalman Stefánsson es también poeta y su propósito de introducir la música de la poesía en la narración se consigue con creces. La prosa del autor islandés es de una belleza poética extraordinaria, elogiable aún más por no mermar con ella la línea argumental. El cuidado lenguaje de metáforas impresionantes nos sumerge en un ambiente crepuscular, onírico que no nos distrae sin embargo de lo que está pasando.

Una novela lírica, conmovedora, que se aleja de la acción frenética, los asesinatos y el gran filón del género negro escandinavo. Una odisea que llega de los fiordos, de los mares helados para demostrarnos la universalidad de los sentimientos del ser humano, para removernos por dentro y que reflexionemos más allá de su argumento. "El infierno es no saber si estamos vivos o muertos”.

¡Feliz lectura!

CDR

jueves, 7 de noviembre de 2013

CIEN AÑOS

Hoy se cumplen cien años del nacimiento del novelista, dramaturgo, ensayista, periodista y pensador Albert Camus (Argelia, 1913-Francia, 1960). Empezó a escribir a muy temprana edad y, tras los estudios de Bachillerato, obtuvo la diplomatura superior en Filosofía.

De sobra conocido por la relevancia de su obra, es común asociarlo inmediatamente a su primera novela, El extranjero (1942), en la que plasma, a través de su protagonista, la pasividad y el escepticismo ante todo, la escisión entre razón-sensación-emoción. Es evidente, en esto, la crítica a una sociedad que olvida al individuo y le priva de un sentimiento de pertenencia activa a la comunidad. Como telón de fondo, una Europa herida por dos guerras mundiales, un paisaje oscurecido por la pérdida de cualquier pasión o voluntad del hombre.

Camus fue galardonado en 1957 con el Nobel de Literatura "por su importante producción literaria  que, con una seriedad clarividente, ilumina los problemas de la consciencia humana en nuestra época."

En cuanto a su pensamiento, se caracteriza por la lucha contra todas las ideologías y las abstracciones que alejan al hombre de lo humano. Él mismo definió su doctrina como filosofía del absurdo (además de haber sido un convencido anarquista), caracterizada por la duda ante los principios universales de la existencia.

Y precisamente, el homenaje que quiero rendirle hoy en este blog pasa por extraer algunas de las sentencias que el propio Albert Camus nos dejó como muestra de su discernimiento y lucidez, y que nos sirven de enseñanzas plenamente vigentes.

- "La estupidez insiste siempre." Totalmente demostrado.

- "No es difícil tener éxito. Lo difícil es merecerlo." No hay que buscar muy lejos.

- "Inocente es quien no necesita explicarse." Esto ya cuesta más de encontrar.

- "No camines delante de mí, puede que no te siga. No camines detrás de mí, puede que no te guíe. Camina junto a mí y sé mi amigo." Lo que todos necesitamos.

- "Crear es vivir dos veces." Él vivirá para siempre.

CDR

lunes, 4 de noviembre de 2013

CUENTO SUFÍ

Abrimos hoy de nuevo esa puerta mágica que nos lleva al universo fantástico de los relatos tradicionales.

A ver si este cuento da respuesta a alguno de nuestros interrogantes. Titulado "Los ciegos y la cuestión del elefante", una historia llena de sentido, contada desde siglos, con plena vigencia.

"Más allá de Ghor había una ciudad en la que todos sus habitantes eran ciegos.

Cierto rey llegó un día a las proximidades de la ciudad con su cortejo y su ejército, y acampó en el desierto. Tenía un poderoso elefante que usaba para atacar e incrementar el temor de la gente.

La población estaba ansiosa por ver al elefante y algunos ciegos se precipitaron como locos a su encuentro. Como no conocían su forma y aspecto, tantearon para reunir información, palpando algunas partes de su cuerpo. Cada uno pensó que sabía algo, según la parte que alcanzó a tocar del animal.

Cuando volvieron, sus conciudadanos, impacientes, se apiñaron a su alrededor. Estaban ansiosos por saber la verdad en boca de aquellos que se hallaban errados. Les preguntaron por la forma y aspecto del elefante, y escucharon cuanto les dijeron.

Al hombre que había tocado la oreja le preguntaron acerca de la naturaleza del elefante. El dijo: - Es una cosa grande, rugosa, ancha y gruesa como un felpudo. -

El que había palpado la trompa dijo: - Yo conozco los hechos reales, es como un tubo recto y hueco, horrible y destructivo. -

El que había tocado sus patas dijo: - Es poderoso y firme como un pilar. -

Cada uno había palpado una sola parte, y todos lo habían percibido erróneamente. Ninguno conocía la totalidad: el conocimiento no es compañero de los ciegos. Todos imaginaron algo, pero algo equivocado.

El ser humano no está informado acerca de la divinidad.

No existe "camino" mediante el intelecto ordinario.

Aquellos dotados de razón comprenderán. Aquellos con poca razón, pueden adquirirla mediante este relato."

Puede que todos tengamos un trozo de verdad, pero, ¿quién posee la verdad absoluta? Nuestra realidad no es más que una visión parcial.

El mismo elefante para todos, percepciones distintas. ¿Les suena?

Creo que no es necesario añadir nada más.

CDR

viernes, 1 de noviembre de 2013

DESAPARECER

Desaparecer
o mimetizarse con las cosas
o mejor aún
convertirse en roca
para no sentir.

Que no importen
el tiempo,
los diagnósticos,
el sufrimiento.

No vivir
tal y como es ahora.

¿Y el placer,
las risas, el amor?
¿Perderlo todo?
Sí, pero no sentir
dolor.

Desaparecer
o diluirse con las olas
o mejor aún
convertirse en roca
para no sentir.

Dura,
impenetrable,
desafecta,
imperturbable,
bajo el sol, bajo la lluvia,
libre, ajena.

Sin pensar,
sin sentir.

Desaparecer
o mejor aún
dejar de existir.

CDR

lunes, 28 de octubre de 2013

ÁNIMOS

Del latín animus, etimológicamente significa "soplo".

Y así, el ánimo, en su concepción clásica, es alma o espíritu en cuanto principio de la actividad humana. Ánima. Alma que pena en el purgatorio antes de ir a la gloria. Por tierra también vagan algunas.

Y de ese sentido espiritual que se entienda ánimo como valor, esfuerzo o energía. Ánimos, y muchos, nos hacen falta. Aliento para superar las dificultades y seguir adelante.

También se refiere el ánimo a la intención o voluntad para hacer algo. Tener ánimo. Así como a la atención o pensamiento. Centrar el ánimo en aquello que queremos conseguir.

Nuestro estado de ánimo depende de las circunstancias. Pero también puede quedar a nuestro arbitrio. Tomar distancia, evadirnos.

Cuántas veces nos estrechamos de ánimo, acobardados por la situación.

Luchar por dilatar el ánimo, sentir consuelo o desahogo en las aflicciones por la esperanza o la conformidad. ¡Qué difícil!

Pero sí, arriba ese ánimo. Nunca caer.

CDR

jueves, 24 de octubre de 2013

DE HUELGA

Como soy profesora, hoy he podido permitirme el lujo de no ir a trabajar, aprovechando la jornada de huelga.

Y así, de paso, les he dado en la cara a todos los pobres padres -que están pasando dificultades económicas y no tienen el trabajo asegurado-, que hoy han visto cómo sus hijos han sido privados de formación por mi culpa. Miren, yo puedo y ustedes no.

Hasta aquí la ironía. Seguro que la han captado. Si están un poco al tanto de la actualidad política y no se han aburrido todavía de la monotonía que suponen las declaraciones de nuestros gobernantes, habrán escuchado estos días a la señora Monserrat Gomendio, Secretaria de Estado de Educación, criticando a los profesores que nos hemos sumado a la huelga convocada contra los recortes en educación y contra la tan famosa ya Ley Werth. Esto es, echando más leña al fuego. Esto es, poniendo a la sociedad en contra de nuestro colectivo docente, como si no tuviéramos bastante con que nos llamen vagos, nos acusen de ser enfermos imaginarios y por tanto nos castiguen cuando nos ponemos enfermos de verdad, nos bajen el sueldo (nada de una subida moderada) y nos priven de nuestra paga extra (cuya nomenclatura quizá habría que revisar, pues no se trata de un regalo, sino de un pago acumulado de una parte de nuestro sueldo no abonado antes).

Y yo me pregunto, ¿hasta dónde vamos a aguantar? Lo cual enlaza precisamente con el final de la anterior entrada. ¿Es que no nos damos cuenta de que estos políticos de mierda nos tratan como a peleles, como a seres inferiores a quienes se les puede hacer tragar cualquier cosa? Creo que todos llegarán a entender, si lo analizan, el verdadero trasfondo de las declaraciones arriba mencionadas. Si no me equivoco, hacer huelga es un derecho constitucional. Y si los profesores hemos hecho huelga porque estamos tranquilos de que ello no va a ser motivo de perder nuestro trabajo porque lo tenemos seguro, eso conlleva que los trabajadores cuyo trabajo no es seguro (gracias en parte a las leyes laborales aprobadas por el Gobierno) no harán huelga aunque quieran, porque se ven coaccionados por ese temor a perder el empleo. Si no se refiere a perderlo y lo que quiere decir es que a nosotros nos da igual no cobrar el sueldo de un día -cosa más que discutible-, de igual manera la persona que no puede prescindir de ese dinero no es libre de hacer lo que desea. Luego, díganme, ¿no es eso convertir un derecho en un privilegio? Y, ¿no es, por su parte, aprovecharse de la situación, frotarse las manos por que la mayoría de los ciudadanos no puedan ejercer ese derecho?

¿Qué quieren, que trabajemos sin cobrar? Nos hacen sentirnos culpables por reclamar no ya una subida de sueldo, sino no más bajadas. ¿Acaso ellos desempeñan su cargo altruistamente? Me parece que no. Declaraciones como esas dejan caer que los profesores no estamos en realidad quejándonos porque nos parezca mal la nueva ley educativa, sino por intereses propios, egoístas e injustificados. De todo lo que está pasando, total, a los padres solo debe preocuparles un poco la ratio de las clases. Y ya saben, aquí estamos por debajo de la media europea. Eso que no se les olvide. Por favor, infórmense también del prestigio social que tienen los docentes en otros países europeos, de los sueldos que cobran y de los recursos y del apoyo administrativo con que cuentan en los centros de enseñanza.

La mayoría de veces, las palabras de los políticos están vacías de contenido, dicen sin decir, contestan sin responder. Pero otras, también muchas, están preñadas de veneno y desprecio. No sólo hacia otros políticos de partidos opuestos -sus debates e intervenciones en el Congreso son penosas, sus opiniones hacia los demás, patéticas-, sino hacia la ciudadanía, votantes que los hemos alzado a donde están. He ahí la maravilla de la democracia. El pueblo elige... los elegidos hacen a partir de ese momento lo que les da la gana. Y he ahí nuestro error. No darnos cuenta de esto, no hacer nada, seguir votando. Si es que no hay más, son todos iguales, alguien nos tiene que gobernar. Meras excusas autocomplacientes.

Y volviendo a la Ley de Educación que nos va a caer encima, quizá no pueda ser peor que la que hay. Posiblemente tendrá sus aspectos positivos, eso está por ver. Pero lo que es cierto e innegable es que es una ley partidista (esta la hemos hecho nosotros), alejada de los problemas reales de la educación en España. Hasta que no haya una verdadera voluntad de erradicar estos problemas y haya una verdadera reflexión realizada por gente competente en educación y no por señores de traje chaqueta en sus despachos, equilibrada y finalmente consensuada por todos, nuestro barco educativo seguirá a la deriva hasta que se hunda por completo. Y entonces, los hijos de los políticos estarán a salvo, porque ellos se lo podrán permitir. Y ustedes no. Y yo, aunque sea profesora, tampoco.

CDR

martes, 22 de octubre de 2013

LA DIFERENCIA ESTÁ EN EL ARROZ

Preguntado un anciano japonés por un occidental cómo pudo Japón transformarse en una potencia mundial tras la Segunda Gran Guerra, su respuesta fue ofrecerle al joven un tazón de arroz. No ha entendido la pregunta, pensó. Pero el anciano, viendo su perplejidad, le contestó entonces: "Al término de la guerra no teníamos arroz para comer. Y entendimos que solo trabajando juntos e intensamente seríamos capaces de vencer el hambre y la miseria. Así que nos convertimos nosotros mismos en arroz cocido: cuanto más pegados unos granos a otros, más fuertes nos hacíamos."

Esta anécdota, con la que he tropezado hoy, nos lleva a reflexionar sobre la diferencia fundamental entre la cultura -o más aún, la naturaleza- oriental y la nuestra. Por medio de esta metáfora del arroz, los occidentales seríamos como granos de arroz sueltos, mientras que el arroz japonés queda pegajoso, unido. Distintas maneras de cocinar. Y distintas maneras de entender la vida, de afrontar las dificultades. La conclusión a la que llegamos, sin duda, es que si se antepone el bien común al bien individual, el progreso se derivará de este esfuerzo y el reparto de los beneficios será equitativo para todos. Cosa que, evidentemente, no pasa en nuestra sociedad.

Es posible que esta enseñanza sea demasiado utópica, no conozco los datos precisos que avalen que en Japón, o en cualquier otro país asiático, el espíritu solidario sea mayor que en otras sociedades. Sin embargo, creo que nos vendría bien extraer el ejemplo general, a ver si nos sirve para algo en los tiempos que corren. Puesto que está demostrado que nuestro sistema económico y productivo no es el mejor de los posibles. O quizá sí, -no pretendo discutir ahora sobre el capitalismo- si todo funcionara como debe, si los gobernantes no se ocupasen sólo de ellos mismos, si a niveles inferiores no ocurriera en cierta forma exactamente lo mismo, si fuésemos una ciudadanía cohesionada y nos lanzásemos a la calle a defender nuestros derechos, a luchar por un trabajo digno. Pues si no hay trabajo o las condiciones de este empeoran, si nos hacen creer que los derechos son privilegios, difícilmente podremos desempeñar bien nuestro oficio, sin atender a sus aspectos más ingratos, en aras del bien común.

Está demostrada la solidaridad de la ciudadanía española, cuando ocurre una desgracia la gente se lanza a la calle de modo altruista a darlo todo. Pero ¿es que no nos damos cuenta de la tragedia que se está gestando día a día en los órganos de Gobierno?

CDR

domingo, 20 de octubre de 2013

PIEDRAS

Piedra viene del latín petra, que es un nombre propio femenino -poco habitual me parece- cuyo masculino es Pedro y que significa, como no podía ser de otra manera, duro, firme (se refiere a la fortaleza).

Y es que las piedras son sustancias minerales, más o menos compactas, que no son terrosas, es decir, que no se disgregan.

Por eso cuando nos encontramos una piedra en el camino cuesta tanto de superar.

Y somos los únicos que tropezamos dos veces (y más) con la misma piedra.

Por cierto, qué molesto es llevar una piedra en el zapato.

Pero más cuando caen sobre los campos en forma de granizo, las piedras causan mucho perjuicio.

Y los cálculos renales donde quiera que se alojen, también son dañinas estas piedras.

Lo cierto es que todos queremos en esta vida encontrar la piedra filosofal que dé sentido a nuestra existencia.

Porque algunas piedras son preciosas.

Como dice un poema japonés:

Al recoger las piedras
que me lanzaron
vi que una era una joya.

Y así volvemos al principio. A las piedras como metáfora de obstáculos. Hay que ser firmes, sacar provecho de las dificultades y seguir siempre adelante.

No se queden de piedra con lo que sucede antes sus ojos y tomen las riendas de su vida.

Aunque algunos se empeñen en tirar la piedra y esconder la mano. Y otros muchos no hayan aprendido aún que palabra y piedra suelta no tienen vuelta.

CDR

viernes, 18 de octubre de 2013

CATARSIS

Avanza el mes de octubre. Y aunque el buen tiempo se resiste a abandonarnos, no está de más preparar buenas lecturas para el inminente otoño que aparece ya agazapado en las tardes acortadas y noches frescas. Hoy, una propuesta muy actual (por su reciente publicación) y muy interesante:


La periodista y escritora Rosa Montero (Madrid, 1951) no necesita más carta de presentación que su dilatado currículum profesional y su larga y exitosa carrera literaria. Desde Crónica del desamor (1979) hasta Lágrimas en la lluvia (2011), Montero es autora de títulos inolvidables, merecedora de numerosos premios y en la actualidad colaboradora habitual del periódico El País.
Con el propósito de renovarse en cada novela, su última entrega, La ridícula idea de no volver a verte, es original y diferente, nada que ver con lo anterior. Además, en cierta manera se trata de un intento de catarsis, suscitada por la dolorosa experiencia de la pérdida de un ser querido. Tras la muerte de su pareja, después de veinte años de convivencia, Rosa Montero da a luz este libro no como superación del duelo –algo así nunca se supera– sino como una forma de reinvención, para demostrarse a ella misma sobre todo que ha aprendido a vivir sin Pablo. Como nada sucede por casualidad e incluso a veces las cosas pasan de una manera tan evidente, tan oportuna, el diario de Marie Curie cayó en manos de la escritora y fue como una revelación. Una mujer extraordinaria, con una vida digna de ser contada –pues su historia se conoce a la sombra de la de su marido– y marcada por la viudez. A partir de este último punto en común, Rosa Montero desarrolla una amena narración en la que se van intercalando episodios biográficos de Madame Curie con vivencias y puntos de vista de la propia autora.

Abordar la figura de una científica de la talla de Marie Curie –no solo desde la óptica vital sino también profesional– y plasmarla de una manera grata es lo que ha conseguido Rosa Montero en esta novela inclasificable cuyo trasfondo es la vida misma, una novela sentimental a la vez que burlona, tan rigurosa como divertida, en la que la escritora incluso se permite el uso de los conocidos hashtag para etiquetar los temas de los que habla. No en vano Rosa Montero es una asidua de las redes sociales, donde tiene miles de seguidores.
Con la prosa fluida y hábil, directa, a la que nos tiene acostumbrados, Montero conjuga la narración de la trayectoria de Marie Curie con sus sentimientos más íntimos. Algo que sin duda debió de resultar difícil a una escritora que ha confesado en numerosas ocasiones que no se siente cómoda escribiendo sobre ella misma, si bien de alguna manera siempre se muestra en sus novelas. En ninguna como en esta. Sin embargo, lo hace de una forma sutil y natural, tamizando lo personal a través de una amplia visión sobre la época que le tocó vivir a Curie. Temas como el papel de la mujer, abordando las limitaciones que sufría, las debilidades del ser humano, la coincidencia, el amor, la culpa y el dolor toman protagonismo, dejan en un segundo plano lo propio, aunque la autorreflexión y la anécdota permanecen en la memoria del lector. Las fotos que acompañan al texto tampoco tienen desperdicio, son la guinda perfecta para hacer de este un libro singular, auténtico. Al final, la autora incluye el pequeño diario de Curie para dar voz a la historia que nos acaba de contar. Una vida dedicada a la ciencia, luchando por el descubrimiento que había logrado junto a su marido, en precarias condiciones, con dos hijas, un aborto, y la sombra de la enfermedad acechando entre las probetas del laboratorio. Pero no hay lugar en este libro para lo dramático, sí para la admiración, la sonrisa, la curiosidad, la reflexión. La superación.

¡Feliz lectura!

CDR

jueves, 17 de octubre de 2013

PARENTESCOS INSÓLITOS: BIZCOCHO Y ALBARICOQUE

Retomamos esta serie de curiosidades etimológicas con un par de palabras cuya relación resulta bastante extraña a priori, ¿no les parece? Veamos:

El verbo latino coquere (cocer) se ha perpetuado no sólo en las lenguas neolatinas, sino también en muchos idiomas germánicos, como demuestran el verbo inglés to cook o el alemán kochen. En español son fácilmente reconocibles, además, muchos de sus derivados, como coctio (cocción), coquina (cocina) o coquinare (cocinar). La palabra decoctio (decocción), derivada de decoquere (reducir cociendo), la empleaban ya los médicos romanos para referirse a los medicamentos obtenidos tras cocer mucho tiempo las plantas en agua hirviendo.

Desde muy antiguo, la cocción ha sido uno de los métodos tradicionales de preparación de los alimentos. Por este motivo, nada de raro tiene que entre la familia de palabras que ahora nos ocupa encontremos unos cuantos exquisitos parientes, desde el opíparo cocido madrileño hasta los sancochos colombianos y canarios, pasando por los deliciosos cochifritos -primero cocidos y luego fritos- cordobeses (de cabrito) y navarros (de cordero). En la Antigüedad clásica, el biscoctus (literalmente "dos veces cocido") era una torta que se metía de nuevo en el horno después de sacarla del molde; esto la hacía menos apetitosa, más seca y compacta, sí, pero al mismo tiempo le garantizaba mayor conservación -Plinio llegó a asegurar que se conservaba siglos, pero sin duda estaría exagerando.- Aquel pan, que consumieron ya las legiones romanas, fue durante siglos el alimento básico de marinos y soldados. Hoy este nombre se conserva en casi todos los idiomas europeos, pero referido a alimentos bien distintos: desde el biscuit francés ("galleta"; de ahí biscuit en el inglés británico y el alemán Biskuit) hasta el Zwieback alemán o el italiano biscotto (que a través del francés biscotte, ha llegado hasta nuestros biscotes). El más tierno de todos, no obstante, es nuestro bizcocho -tan típicamente nuestro que en Italia lo llaman pan di Spagna-, y ello por una razón muy sencilla: hace tiempo que la receta original se cambió y los pasteleros españoles, más preocupados por la exquisitez de sus productos que por el respeto a la etimología, ya no cuecen dos veces los sabrosos bizcochos.

Fuera ya del terreno culinario, denominamos escozor a una sensación parecida a la que producen las quemaduras. Eso por lo menos es lo que afirma Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana o española (1611) sobre "escozer": dar dolor ardiente, que parece que quema y cueze la carne. Ya saben, lo que se sienten cuando sufren una escocedura.

Como los romanos consideraban que el proceso de maduración natural de los cereales y los frutos era una especie de cocción por efecto del sol, coquere significaba también "madurar"; y praecoquere, lógicamente, "madurar antes de tiempo". La palabra praecox (precoz), en un principio aplicada a los frutos tempranos o prematuros, se ha utilizado luego con otros muchos sentidos figurados, como cuando decimos que un niño es muy precoz o, en medicina, hablamos de diagnóstico precoz.

Y ustedes se preguntarán a estas alturas ¿qué hay del albaricoque? Pues resulta que en el siglo I de nuestra era, los romanos conocieron una variedad de melocotón tempranero, importado de Persia, que maduraba antes que las demás frutas de hueso, y lo llamaron persicum praecoquum, pronto abreviado a praecoquum. Esta palabra pasó al griego como βερίκοκκον (berékekkon o berýkokkon), y de ellos la tomaron los árabes, que la pronunciaban algo así como barkuk (con el artículo determinado al-barbuk). Cuando los árabes conquistaron España, plantaron con gran éxito estos árboles frutales, cuyo fruto se llamó en castellano albaricoque. De ahí fue pasando a otras lenguas europeas, con degeneración progresiva de la pronunciación: albercoc o abercoc en catalán, abricot en francés, apricot en inglés, Aprikose en alemán o abrikoos en holandés.

Si no se les ha abierto el apetito, al menos han aprendido algo interesante hoy sobre el origen y las relaciones entre las palabras.

CDR

martes, 15 de octubre de 2013

A LAS TRES

En el día de la onomástica de mi madre, de mi hermana y el cumpleaños de una amiga muy querida, más que eso, mi Tati (una mezcla entre madre y hermana) -qué coincidencia-, reproduzco a continuación un bello poema de uno de mis poetas favoritos, Ángel González.

Porque cumplir años es ley de vida, los años pasan sin remedio y eso es vivir. Y aunque el tiempo transcurre rápidamente, como dice el poema, hay que vivir mucho, sufrir mucho para cumplir un año más. Los años nos curten y llega un día en que el espejo nos devuelve una imagen quizá cansada, difuminada de nosotros mismos, pero eso es lo que somos, como una piel cuyas cicatrices revelan una larga experiencia.

Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en el aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños.
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!

Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.

("Cumpleaños")

Felicidades a las tres.

A mi madre por su fortaleza. A mi hermana por su dulce voz. A mi Tati por cumplir un año más.

Y a las tres, por todo lo demás.

CDR

domingo, 13 de octubre de 2013

PERROS NO

Hasta que no he tenido perro, no me había dado cuenta de la cantidad de lugares a los que tiene el acceso denegado el mejor amigo del hombre. Empezando por los más lógicos, como los centros sanitarios o los restaurantes, hasta los más insólitos (al menos para mí), como un parque al aire libre o una playa.

Ustedes dirán que los perros son sucios y hacen sus necesidades por ahí, dejando hecho un asco el sitio por el que pasan. Se sobreentiende que el dueño del perro es responsable de lo que hace su mascota y si un señor, señora, señorita, joven, niño o niña deja por ahí los excrementos de su perro, seguramente también dejará los suyos propios en un baño público, y tirará los papeles al suelo sin molestarse en buscar una papelera. Es decir, el guarro no es el perro, sino el propietario. ¿Es que nunca han visto a ese hombre que no puede aguantar más y orina en cualquier lugar? No debe ser algo excepcional pues yo lo veo a menudo, hoy sin ir más lejos. ¿Y qué me dicen de esos rincones que apestan a orines, no precisamente de perro? Además, ¿nunca se han adentrado a las afueras de una playa, un lago u otro lugar al que tenga acceso el ser humano y se han encontrado con unas cuantas catalinas adornadas con su papel y todo?

Pueden argumentar también que los perros son molestos o pueden ser peligrosos y por ello tienen vedado el paso a lugares públicos. Se da por supuesto, igualmente, que el amo de un perro que puede causar daño lo llevará con su correspondiente bozal y no lo dejará suelto, lo mismo que si el animalito es demasiado cariñoso y se arrima a alguien a importunar con sus carantoñas, lo amarrará de inmediato y pedirá disculpas sin dejar que la cosa vaya a más. He estado en playas en que el hijo de algún vecino de sombrilla me ha estado fastidiando y encima los padres le han reído las gracias. Y también van por la carretera conductores al volante de coches potencialmente peligrosos. No he visto ningún cartel de prohibido niños maleducados o prohibido locos sueltos.

Entiendo que los perros son animales y no puedan entrar libremente a donde sea como las personas, pero no me nieguen que hay personas que dejan mucho que desear, aventajando claramente a sus amigos los canes. A mí no me gusta ir por la calle y pisar una mierda de perro, pero tampoco me gusta pisar un chicle ni ver toneladas de basura por las ramblas.

Resumiendo.

CDR

sábado, 12 de octubre de 2013

VALORES ÚNICOS

Quererse uno mismo no siempre es fácil. Más bien diríamos que es muy difícil. Con frecuencia, nosotros somos nuestros más duros críticos y aunque eso está bien en cuanto a querer mejorar, corregir errores y aspirar a más, también puede convertirse en una tortura, pues nada nos puede hacer más daño que nuestra propia opinión.

Quererse uno mismo pasa por aceptarse. Que no significa conformarse con todo. Pero sí al menos con aquellas cosas de nosotros que no podremos cambiar por más que nos odiemos, porque no vale la pena malgastar energías, dañarnos... y transmitir a los demás el mensaje de que pueden pisotearnos pues no valemos nada. Esto precisamente es lo que suele ocurrir cuando nuestra autoestima está por los suelos, que nos convertimos en un blanco perfecto para aquellos que quieren hacernos daño. Y no son realmente ellos quienes nos hieren, sino nosotros mismos. Ya que si vivimos en armonía con nuestras actuaciones, con nuestra forma de ser y con nuestro aspecto, ningún comentario malintencionado, ninguna mirada de desprecio, ninguna falta de respeto podrá tocarnos. No nos importará qué piensen de nosotros.

Aún así, es perfectamente natural sentirnos mal en ocasiones, por circunstancias determinadas, es imposible que todo nos resbale. Sin embargo, no estamos hablando ahora de eso, sino de una actitud general ante uno mismo. La de autodespreciarse, pensar que uno no sirve para nada y que si de pronto desapareciera de la faz de la tierra, a nadie le importaría. Que uno no tiene nada de especial, no es guapo, ni inteligente, ni tiene una sonrisa cautivadora, ni cae bien a los demás... absolutamente nada que lo haga digno de cariño. Por desgracia, así se sienten muchas personas, en especial, muchos adolescentes que, por la etapa en la que viven, suelen desarrollar esta capacidad autodestructiva del ser humano. Y no solo son los tímidos, callados y retraídos. Con frecuencia, detrás de los más abiertos, los que más gustan de posturitas y parecen tan seguros y ufanos de sí mismos, se esconde un verdadero problema de autoestima. Llamar la atención, buscar la aceptación de los demás, acomodarse a la tendencia general...

Hay una bonita frase de Eduardo Galeano, en El libro de los abrazos, que dice: "Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás." Es una de las que pongo en la pizarra para intentar que, durante la hora que queda allí escrita, germine en alguno la convicción de que todos somos únicos.

A continuación, un cuento que solemos leer en clase y del que podemos extraer muchas y enriquecedoras conclusiones:

"Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo: - Cuánto lo siento, muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después. - Y haciendo una pausa agregó: - Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

- E. . . encantado, maestro - titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado, y sus necesidades postergadas.

- Bien - asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó: - Toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo mas rápido que puedas. -
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y solo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En el afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado mas de cien personas, abatido por su fracaso montó su caballo y regresó.
¡Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.

- Maestro - dijo - lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo. - Qué importante lo que dijiste, joven amigo- contestó sonriente el maestro. - Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. -

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo: - Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que cincuenta y ocho monedas de oro por su anillo. - ¡Cincuenta y ocho monedas! - exclamó el joven. - Sí - replico el joyero- yo sé que con tiempo podríamos obtener por el cerca de setenta monedas, pero no sé, si la venta es urgente. . . -

El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido. - Siéntate - dijo el maestro después de escucharlo. - Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, solo puede evaluar verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? - Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño. Todos somos como esta joya, valiosos y únicos, y andamos por los mercados de la vida pretendiendo que gente inexperta nos valore. -"

En definitiva, sé siempre tú mismo, no te dejes empequeñecer por nadie, si alguien te quiere te querrá como eres.

Si alguien te quiere de verdad, te valorará en su justa medida.

CDR