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viernes, 20 de diciembre de 2013

DESPISTES

Si alguna vez se han preocupado porque su memoria ya no es lo que era, piensan que cometen errores descomunales o tienen fallos imperdonables, a continuación les relato una curiosa anécdota sobre uno de los más ilustres poetas españoles. La mayoría de nuestros despistes pueden ser fruto de la ajetreada vida que llevamos, de hacer las cosas maquinalmente; los de Antonio Machado se deberían más bien a su calidad de genio, una mente ocupada en altas cotas. 

Efectivamente, el autor de Soledades y Campos de Castilla era un despistado. Digamos que solía írsele el santo al cielo. Entraba en el café por la noche, y en la puerta daba palmadas llamando al sereno; llegaba tarde a las comidas concertadas con amigos; metía el lápiz en la boca y llevaba el tenedor a la cuartilla...

Un día, en Segovia, fue a la peluquería que acostumbraba, se sentó en el sillón del barbero, pusieron sobre sus hombros el paño protector, le dieron el periódico para que se entretuviera..., y cuando iban a enjabonarle la barbilla, el maestro barbero le preguntó de manera rutinaria:
- Don Antonio, ¿qué va a ser?
El genial poeta andaluz contestó con aire distraído:
- Lo de siempre, Juan: café con leche y una tostada.

Una personalidad singular, inspirada, a la que puede perdonársele cualquier despiste a cambio de los magníficos versos que escribió.

CDR

2 comentarios:

  1. ¡Benditos despistes que producen una poesía tan maravillosa!
    Pmd.

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  2. ¡Qué consuelo! Yo no escribo poemas maravillosos pero despistes...a montones.
    Tati.

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