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miércoles, 9 de enero de 2013

CARTAS


Las cartas son las grandes damnificadas de esta época. Ya nadie se acuerda de ellas, para eso están los correos electrónicos, o más modernamente e-mails. Los buzones se llenan de propaganda, facturas, pero es inusual encontrar un sobre manuscrito, con nuestro nombre y dirección, con su remitente, en cuyo interior haya una epístola a nosotros dirigida. Ya nadie utiliza la formula “Querido” o “Querida” para iniciar una conversación escrita.
Sin embargo, hubo un tiempo en que la carta era un medio de comunicación imprescindible, íntimo, familiar, cortés, según el caso. ¿Quién no guarda alguna carta como vestigio del pasado? Precisamente la correspondencia guardada entre personajes célebres constituye una fuente de conocimiento en su ámbito correspondiente. Es el caso de los escritores Juan Benet y Carmen Martín Gaite, ambos tan significativos en la literatura española de la segunda mitad del siglo XX. Su relación epistolar se fecha entre 1964 y 1986, y da cuenta de una profunda amistad, donde la discusión sobre cuestiones fundamentalmente existenciales da lugar a un diálogo inteligente y enriquecedor. Si algo hemos de destacar de esta serie de cartas, postales y dibujos que Benet y Martín Gaite se intercambian es la capacidad de crítica que el uno y la otra demuestran. Además, queda clara la voluntad de estilo de cada uno de ellos. Los puntos de vista son muy diferentes, pero las preocupaciones eran parecidas. Podemos disfrutar de esta comunicación epistolar con la edición de José Teruel en Galaxia Gutenberg (Correspondencia. Carmen Martín Gaite. Juan Benet. -2011- ) Un total de sesenta y siete cartas a modo de crónica literaria, madurada en las tertulias, reflejada después en sus obras.

CDR

2 comentarios:

  1. Pasaron a la historia. Por suerte existieron, como dices, intencambios epistolares entre personajes célebres aportándonos grandes conocimientos sobre ellos. Me pregunto ¿dentro de unos años qué nos quedará? Posiblemente archivos y más archivos guardados en los discos duros de nuestros ordenadores.
    Tati.

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  2. Menos mal que algunas de esas cartas han permanecido. Durante años fui un gran aficionado a las cartas y a llevarlas al buzón de correos, lamentablemente esa época pasó, pero no creo que los mensajes, los sms, los mails o correos electrónicos o cualquier otro tipo de comunicación, a veces, tan superficiales, sustituyan la calidez de las cartas, a todas sin excepción.
    Nostalgia, sin duda, pero una realidad que pasó a otro plano de nuestra existencia.
    Pmd.

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