Tal día como hoy, en el año 1917, nació Juan Rulfo (Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno), escritor, guionista y fotógrafo mexicano. Aunque su obra no es prolija, Rulfo es una de las figuras más importantes de la literatura del siglo XX.
El propio Rulfo sostuvo que vino al mundo en la
casa familiar de Apulco, Jalisco, aunque fue registrado en la ciudad de Sayula,
donde se conserva su acta de nacimiento. Vivió en la pequeña población de San
Gabriel, pero las tempranas muertes de su padre, en 1923, y de su madre cuatro años después, obligaron a sus familiares a inscribirlo en un internado en
Guadalajara, capital del estado de Jalisco. Durante sus años en San Gabriel entró en contacto con la biblioteca de un
cura, depositada en la casa familiar, y recordará
siempre estas lecturas, esenciales en su formación literaria. Aunque algunos señalan su temprana orfandad como determinante en su vocación
artística, lo cierto es que su conocimiento temprano de estos libros debió de tener una gran importancia en este sentido.
Una huelga de la Universidad de Guadalajara le impide inscribirse en ella y
decide trasladarse a la ciudad de México. La imposibilidad de revalidar los
estudios hechos en Jalisco tampoco le permite ingresar a la Universidad
Nacional, pero asiste como oyente a los cursos de historia del arte de la
Facultad de Filosofía y Letras. Se convierte así en un conocedor muy serio de la
bibliografía histórica, antropológica y geográfica de México. Durante buena
parte de las décadas de 1930 y 1940 viaja extensamente por el país, trabaja en
Guadalajara y en la ciudad de México, y a partir de 1945 comienza a publicar sus
cuentos en dos revistas: América, de la capital, y Pan, de
Guadalajara. La primera de ellas significa su confirmación como escritor,
gracias al apoyo de su gran amigo Efrén Hernández. Publica sus imágenes por
primera vez, también en América, en 1949.
A mediados de los cuarenta da comienzo su relación amorosa con Clara
Aparicio, de la que queda el testimonio epistolar (publicado en 2000, en Aire
de las colinas. Cartas a Clara). Se casa con ella en 1948 y la familia aumentará con varios hijos. Abandona su trabajo en una empresa fabricante
de neumáticos a principios de los cincuenta y obtiene en 1952 la primera de dos
becas consecutivas que le otorga el Centro Mexicano de
Escritores, fundado por la estadounidense Margaret Shedd, quien fue sin duda la
persona determinante para que Rulfo publicase en 1953 El Llano en
llamas (donde reúne siete cuentos ya publicados en América e
incorpora otros ocho, nuevos) y, en 1955, Pedro Páramo (novela de la
que publicó tres adelantos en 1954, en las revistas Las letras patrias,
Universidad de México y Dintel). En 1958 termina de escribir
su segunda novela (muy breve), El gallo de oro, que no se publicará
hasta 1980. En 2010 aparece la edición definitiva de esta última obra, después
de una revisión cuidadosa del original que permitió eliminar errores e
inconsistencias de la versión previamente conocida.
A partir de la publicación de los dos primeros títulos, el prestigio literario
de Rulfo crecerá de manera constante, hasta convertirse en el
escritor mexicano más reconocido tanto en su país como en el extranjero. Entre sus
admiradores declarados se cuentan Mario Benedetti, José María Arguedas, Carlos Fuentes,
Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Günter Grass, Susan Sontag, Elias
Canetti, Tahar Ben Jelloun, Urs Widmer, Gao Xingjian, Kenzaburo Oe, Enrique
Vila-Matas y muchos otros. Encuestas hechas en México, España, Alemania, Noruega
y otros países ubican siempre los títulos de Juan Rulfo en un lugar prominente
de la literatura universal. Sus lectores en las más diversas lenguas se renuevan
continuamente y las nuevas traducciones no cesan de aparecer. Juan Rulfo es el
escritor mexicano más leído y estudiado.
Las dos últimas décadas de su vida las dedicó Rulfo a su trabajo en el
Instituto Nacional Indigenista de México, donde se encargó de la edición de una
de las colecciones más importantes de antropología contemporánea y antigua de
México. Rulfo, que había sido un atento lector de la historia, la geografía y la
antropología autóctonas a lo largo de toda su vida, colmaría con este trabajo una
de sus vocaciones más duraderas.
Por otra parte, como fotógrafo, en 1960 expuso en Guadalajara una pequeña
colección (unas 23) de sus fotos, aunque fue la exposición de 1980 en el Palacio
de Bellas Artes la que abrió al público más amplio el conocimiento de esta parte
de su creación; desde entonces el interés por esta faceta de Juan Rulfo no ha
cesado de incrementarse y con él las exposiciones y los libros dedicados a sus
imágenes.
Juan Rulfo falleció en la ciudad de México el 7 de enero de 1986.
Las
nuevas generaciones de escritores y lectores se aproximan con renovado asombro a
las páginas de los libros de Rulfo y su curiosidad por la vida y la obra del
autor jalisciense no disminuye. Y es que Juan Rulfo es un autor indispensable en la historia de la literatura en lengua española.
Suya es la siguiente frase: "La literatura es mentira, pero de esa mentira sale una recreación de la realidad."
CDR
Sin duda, un indispensable: Rulfo ha sido para algunos lectores como yo, ese descubrimiento en nuestra juventud que nos dejaba fascinados por la buena literatura. Este año, precisamente, se cumplen, los 60 años de su colección, El LLano en llamas.
ResponderEliminarPmd.
¿Qué puede salir de un escritor como Juan Rulfo? Pues buena literatura que le lleva a la recreación de esa realidad. En definitiva, un artista.
ResponderEliminarTati