Vistas de página en total

miércoles, 29 de mayo de 2013

SANO ORGULLO

El Diccionario de la Real Academia define orgullo como "arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles o virtuosas." No parece algo demasiado bueno.

Sin embargo, existe un orgullo positivo, que además es deseable porque forma parte de la felicidad. Se trata de sentirnos satisfechos de lo que hemos conseguido con esfuerzo y dedicación, de aprender a saborear nuestros éxitos. En su justa medida, el orgullo alimenta nuestra autoestima, nos motiva a perseguir nuevos objetivos, e incluso nos puede ayudar a superar los obstáculos de la vida.

En realidad, el orgullo es un estado de ánimo muy agradable que nos sobreviene cuando superamos algún problema, alcanzamos algún objetivo, o triunfamos en un ámbito que es importante para nosotros. Asimismo, también podemos sentirnos orgullosos de las personas más cercanas, sobre todo cuando sus logros son un poco los nuestros (por ejemplo, con los hijos.) Así pues, el orgullo, en pequeñas dosis, alimenta nuestro ego, y no debemos avergonzarnos de ello.

La adversidad y el fracaso son habituales en la vida, amenazan la confianza en nosotros mismos y nuestra seguridad. Por eso necesitamos cierto éxito y reconocimiento de vez en cuando, como un antídoto contra las dificultades.

Este es el orgullo sano. Puedes estar orgulloso de ti mismo, porque lo has logrado, porque te ha ido bien. Y eso te hará sentirte más fuerte, más tranquilo, más seguro.

Pero si el éxito se nos sube a la cabeza, perdemos el sentido de la mesura y nos creemos invulnerables, entendemos el orgullo como una actitud vital, siendo soberbios, viendo a los demás como inferiores, o si abordamos nuestras relaciones desde la competitividad, guiadas por el deseo de dominación, entonces caeremos en la forma equivocada, nociva del orgullo.

CDR

2 comentarios: