Vistas de página en total

sábado, 22 de junio de 2013

LA CORAZA

El estado ideal es la felicidad, por supuesto. Sin embargo, en muchas ocasiones, aun teniendo numerosos motivos para ser feliz, la tristeza y el desánimo se instalan en algún lugar recóndito de nuestro ser. Y es entonces cuando la mejor solución pasa por colocarse la coraza, esa capa de protección que, como a algunos animales, nos sirve para defendernos, para recluirnos en nosotros mismos, mientras que mostramos nuestra mejor cara al exterior. No estoy hablando de hipocresía, sino de un mecanismo de protección tanto para nosotros como para aquellos que nos rodean, quienes nos quieren y a quienes tanto estimamos.

Es insoportable estar junto a alguien que está triste, porque nos duele, nos sentimos impotentes si nuestras palabras de ánimo no surten efecto, e incluso llegamos a pensar que parte de esa insatisfacción es culpa nuestra. Si la situación se alarga, además, consideraremos que esa persona no es suficientemente fuerte, que hay cosas peores, que no tiene tantos motivos para quejarse... y eso aun queriéndola con todo el corazón.

Por otra parte, si somos nosotros quienes estamos mal y nos piden cuentas continuamente de qué nos pasa, qué significado tiene cada lágrima que derramamos, o se nos exige una sonrisa perpetua como muestra de nuestro bienestar, acabamos agobiados y dolidos, víctimas de incomprensión.

Cuando nos hundimos, nuestros seres queridos nos ayudan. Pero el consuelo es limitado. Quiero decir que no se puede estar consolando a alguien permanentemente. Después de las palabras, los gestos, queda simplemente estar ahí, que ya es mucho.

Todo pasa. El tiempo todo lo cura. Uno tiene que apañárselas consigo mismo.

Hago míos estos versos de Borges, sacados de contexto, para expresar lo que siento:

Dime por favor en qué rincón,
nadie podrá ver mi tristeza.

Además de proteger como ya he explicado, otra de las ventajas de la coraza es que, por costumbre de llevarla, consigue que llegues a estar bien. Poco a poco la tristeza se va amortiguando, la coraza se va haciendo prescindible y un buen día, de verdad vuelves a ser feliz.

CDR

2 comentarios:

  1. Mantén tu coraza, si ves que te hace bien, pero ten en cuenta que los que te queremos la percibimos, soñamos con la esperanza de que algún día, y no muy lejano, desaparecerá. No me cabe la menor duda.
    Tati.

    ResponderEliminar