No, no voy a recomendarles un buen restaurante, sino una buena lectura. Ahora que llega el tiempo estival, perezoso, de largas tardes e incluso noches insomnes, este libro es un buen comienzo para no dejarse vencer por el letargo veraniego.
Tras
su exitoso debut con Y punto (2008) y la fuerza arrolladora
del personaje de la policía Clara Deza, que se abre camino en un mundo de
hombres, de nuevo una mujer protagoniza Mantis
(Alfaguara, 2010), la última novela de Mercedes Castro (Ferrol, A Coruña). Es difícil no
dejarse arrastrar por esta absorbente historia desde la primera a la última
página, como también lo es no percibir la gruesa ironía que se despliega en
ellas. Dotada de un humor negro, que la propia autora prefiere denominar “gallego”, esta novela feminista expone una serie de defectos masculinos, que
son castigados por Teresa Sinde, cocinera profesional con todos los atributos
de una femme fatale. Los exquisitos platos que ofrece en su prestigioso
restaurante están elaborados según lo que cada presa le inspira, desde el joven
admirador gótico, hasta el pretencioso artista bohemio, pasando por un
consejero delegado o un librero con pasado anarquista. Solo Germán, paparazzi
interesado por su misteriosa vida, será capaz de reconducir el destino de Teté,
apodo infantil que aborrece por los dolorosos recuerdos que éste le trae. Esta
glamurosa chef es una mujer hecha a sí misma, renacida de sus propias cenizas
tras una infancia desgraciada, marcada por el desamor de su madre, la muerte de
su padre y una funesta relación con Agustín, jefe de la revista donde trabajaba.
El personaje de Teresa eclipsa totalmente al resto de figurantes; dura a la vez
que apasionada, fría, cautivadora y letal, la dueña de “Barbantesa” representa
todas las cualidades de una heroína vengadora que nos inspira cariño y
comprensión, más allá de sus actos.
Mercedes Castro ha logrado perfectamente hilar un argumento cuya intriga nos engancha desde el principio, aderezado en su justa medida con pensamientos de la protagonsita, alusión a canciones conocidas, cotidianeidad, glamur, alta cocina y pasajes que van desde lo poético a lo gore. Un suculento menú que no se indigesta, porque está bien elaborado, documentado y presentado como una parodia de los males que se ciernen sobre la sociedad. A partir de las anotaciones de la protagonista en un cuaderno rojo a modo de confesión íntima, con un estilo fluido y ligero, y un lenguaje sin excesos, esta impresionante novela nos deja al final una sensación agridulce, confusa. Y es que la autora va hasta las últimas consecuencias en su postura; no siempre los malos son tan malos y puede ser justo lo que convencionalmente parece ilícito.
Hombre o mujer, Mantis atrapará al lector en sus redes.
¡Feliz lectura!
CDR
Buena recomendación, no la conocía. Gracias.
ResponderEliminarPmd.
La leeremos. Se van amontonando. ¿Tendremos tiempo?
ResponderEliminarTati.
Es curioso lo importante que es ahora la comida en nuestras vidas, con su elaboración,sus complementos y su excusa para compartir con otras personas tanto en casa como en cualquier bar, restaurante o chiringuito y si a eso añadimos que una comida es un buen momento para probar vinos y espirituosos que sueltan la lengua y facilitan la palabra, nos damos cuenta que en los libros, como buen reflejo de la vida que son, no pueden faltar la comida y sus misterios. Esperanza
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