Falta de orden.
En mi cabeza.
En mi casa.
En mi vida.
Mi mundo exterior es un reflejo
de mi mundo interior.
O como es dentro es fuera.
Falta de enfoque.
Confusión.
Miedo.
Angustia.
Desbarajuste.
Demasiado ruido.
Basta.
Silencio.
Ya.
Lo necesito.
Soy perfecta
tal como soy.
Todos lo somos.
Pero lo olvidamos
a medida que crecemos.
Y crecen los debes,
los tienes que,
los noes...
Los dimes y diretes.
Y empiezan las contradicciones.
El desajuste entre lo que has venido a ser
y lo que eres,
o lo que se espera que seas,
entre lo que haces y lo que quieres.
No, yo también sé decir no
alto y claro.
Mejoro y avanzo
a mi manera.
Salto al vacío
sin redes tal vez,
pero segura, serena.
Me pongo coherente.
Alineo mis tres frentes:
el alma, el corazón y la mente.
Me alejo de quienes me desbarajustan.
Me siento consciente.
Hoy un poco más.
Y menos liada, desordenada.
Tranquila y desenfadada,
menos que mañana.
Guste o no guste.
CDR
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