Los cambios nos sirven para crecer y, aunque nos asustan, debemos afrontarlos y entenderlos como algo positivo. Los cambios nos enriquecen. Como dijo Confucio: "Quien pretenda una felicidad y sabiduría constantes, deberá acomodarse a frecuentes cambios." Es inevitable que nos guste la rutina, saber qué va a pasar mañana y que cada día será igual. No en vano somos animales de costumbres. Pero tampoco es menos cierto que cambiar de horizonte es provechoso para nuestra mente e incluso para nuestra salud. Al menos no temer al cambio y asumirlo con ilusión.
Y ahora estoy hablando ya en sentido amplio: un cambio de trabajo, un cambio de hábitos, un cambio de opinión... Hay personas que se estancan y no son capaces de adoptar posturas diferentes a la suya, petrificada e indolente.
Ahora precisamente estamos en una época de cambios. Y sólo la versatilidad nos ayudará a adaptarnos.
A nivel personal también se me avecinan algunos cambios. Quiero verles el lado positivo y no pensar en lo que voy a dejar atrás. Porque hay que mirar siempre hacia delante. Porque, en realidad, ya nunca lo perderé.
CDR
Soy hombre de costumbres rutinarias, necesarias en mi mundo particular, aunque comparto la máxima de Confucio. Pero he visto muchos cambios, abundantes (positivos y negativos) en mi existencia y a estas alturas de vida, procuro hacer los menos posibles, aunque el destino, en ocasiones, me brinda un guiño, como el me ofreció hace ya algún tiempo, sin apenas saberlo: la amistad de quien escribe las maravillosas entradas en este blog. Quisiera creer que, también yo, originé algún que otro cambio en su rutina y quizá hoy más que nunca ambos nos sintamos orgullosos de haber provocado un maravilloso revés en nuestras vidas.
ResponderEliminarPedro M. Domene