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miércoles, 10 de abril de 2013

POR ENTREGAS (II): CLAUDIA


Cuando regresó del tanatorio, Claudia estaba agotada. La casa le pareció tan vacía que le dolía el espacio y sólo sentía ganas de acostarse, dormirse y despertarse en un sueño hermoso y feliz. Cuando alguien muere tan mayor, no duele tanto, se acepta mejor, lo había oído muchas veces, pero ella no se sentía así. La pérdida es igual de grande, si no más, porque habían sido los cincuenta y tres años de su vida junto a ella. ¿Qué haría ahora? Se quitó la ropa, se metió en la cama y se puso a recordar; el sueño la había abandonado el día anterior.
Sus recuerdos empezaban a los cuatro años más o menos. Tenía imágenes difusas o tal vez eran sólo retazos de su imaginación, elaborados con las historias contadas por su madre y las fotos vistas una y otra vez. Mirta, su madre… Cuánto le había costado aceptar la verdad cuando se la contó. Después, con el paso del tiempo, lo comprendió, lo agradeció. A sus cincuenta años, Mirta la había adoptado cuando su madre biológica la abandonó en la puerta de su casa, para suicidarse luego porque la vida ya le pesaba demasiado. Mirta era profesora en un instituto marginal y Lola, una chica de dieciséis años, inteligente y aguda, era su alumna predilecta. Había perdido a sus padres, con poca diferencia, por sobredosis, y su mundo era un infierno. Mirta pudo rescatarla en parte con sus clases, con sus consejos e incluso con su amistad, una vez ganada. Pero todo esto no fue suficiente para salvarla de sí misma. “Usted sabrá cuidarla. Se llama Claudia, como a usted le gustaba. Que no me odie.” Con esa breve nota se despidió Lola y la vida de Mirta cambió para siempre. Después de muchos trámites, consiguió la tutela legal de la niña, y la crió como a una hija, la que nunca voluntariamente quiso tener. Siempre había estado demasiado ocupada y nunca había sentido la necesidad, ni tampoco había encontrado a la persona adecuada. Sin embargo, a Claudia la quiso desde el primer instante y la convirtió en la mujer que ahora lloraba sin consuelo por su anciana madre.
CDR

4 comentarios:

  1. En pequeñas dosis, poco a poco vamos viendo el desarrollo de esta historia que promete.
    Pmd

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  2. Esto se pone cada vez más interesante...
    Tati.

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  3. Respuestas
    1. Que lo disfrutes, Lucía, tú que tantas veces me has pedido una historia continuada.

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