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martes, 25 de febrero de 2014

MUJERES: ELLA TAMBIÉN HIZO LAS AMÉRICAS

¿Les dice algo el nombre de Isabel Barreto? ¿Y el de Felipe II? Pues ella fue almiranta del monarca, aventurera a la altura de Magallanes y Orellana, seguro que estos sí les suenan.

Isabel Barreto de Castro, cuyos orígenes no están claros, nacida en torno a 1567, fue esposa del navegante Álvaro de Mendaña. En 1595, organizó una nueva expedición para poblar las Islas Salomón, descubiertas años antes por él mismo. Entre las personas que iban a bordo de los cuatro navíos de la expedición había algunas mujeres, entre ellas Isabel, a pesar de la disconformidad de algunos de los marineros de la expedición. Tras enviudar -don Álvaro murió de malaria durante el viaje-, Isabel asumió el mando de la expedición que había partido de Perú en busca de las islas Salomón, donde ella y su marido ubicaban Ophir, un reino de oro y piedras preciosas, otro Eldorado de los tantos de la época. No atemorizaron a esta intrépida mujer ni la idea de cruzar el Pacífico ni el hacerse cargo de una tripulación formada por héroes y villanos, conspiradores, que se amotinaban a la más mínima.

Pedro Fernández de Quirós, piloto y cronista de esta travesía, totalmente contrario a la presencia de mujeres en los barcos y hastiado de soportar el carácter enérgico y dominante de la esposa de Mendaña, describe a su jefa de la siguiente forma: "De carácter varonil, autoritaria, indómita, impondrá su voluntad despótica a todos los que están bajo su mando, sobre todo en el peligroso viaje hacia Manila."

En su búsqueda de las Salomón se toparon con las desconocidas islas Marquesas, donde fondearon. No cabe duda de que Isabel Barreto desconocía el desaliento. Con 7.000 millas náuticas a sus espaldas, el descontento de la tripulación cual espada de Damocles sobre su cabeza y un marido recién fallecido, ordenó zarpar hacia Filipinas. 

El 11 de febrero de 1596 las naves de Barreto llegaban al Puerto de Manila. Terminaba una fase de la expedición plagada de problemas y conflictos con su almiranta, tachada por muchos de déspota y dominante.  Y es que Isabel Barreto se ganó su fama de mujer caprichosa, pues mientras la tripulación moría de hambre y sed, ella custodiaba los víveres y lavaba la ropa con agua dulce sin ningún tipo de miramiento. A todo ello se unía su aplicación de la justicia radical,  sin temblarle el pulso al ordenar la ejecución de cualquier miembro de la tripulación que pusiera en duda su poder.


En Filipinas, Isabel se volvió a casar, esta vez con el general Fernando de Castro, caballero de la orden de Santiago. Los nuevos esposos continuaron su vida expedicionaria navegando de nuevo a América, donde se le pierde la pista. En este punto surgen de nuevo divergencias sobre la fecha y lugar de fallecimiento. Mientras unas fuentes sitúan su muerte en 1610 otros la alargan hasta 1612, y hay quien la sitúa en el continente americano mientras otros aseguran que volvió a pisar tierras españolas.

De cualquier forma, lo cierto es que Barreto protagonizó gestas épicas en el Nuevo Mundo, sin que apenas haya trascendido su historia.

CDR

3 comentarios:

  1. Para eso está este Blog, para recordarla, a ella y a otras como ella.
    Tati.

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  2. Lógico, sus gestas no aparecen en los anales de la historia por llamarse Isabel, si se hubiera tratado de un Antonio, por ejemplo, sería otra cosa. Por eso había muchas mujeres que se escondían tras nombres y ropas de hombre.

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  3. Tanto, tanto que rescatar. Buena entrada, buen recuerdo. Ignoraba el buen hacer de esta mujer.
    Pmd.

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