Retomamos hoy el blog con una propuesta de lectura para estas tardes ya casi primaverales, aunque ventosas, con un original libro:
Tras
varios meses de dura autopromoción, desde edición, reparto de marcapáginas
hasta inclusión en redes sociales y venta de puerta en puerta, Eloy Moreno
(Castellón, 1976) consiguió que la editorial Espasa publicase su primer
libro, El bolígrafo de gel verde
(2011). Este joven escritor novel decidió lanzarse a esta aventura para
escribir la novela que le hubiese gustado leer, a raíz de la decepción ante una
novela premiada con un famoso premio literario. La suya aún no ha recibido
ninguno, pero después de triunfar en internet, siguió cosechando éxitos -fue finalista de los Premios de la Crítica Valenciana 2012- y
se encuentra entre los libros más vendidos el año de su aparición. Además, Eloy Moreno lanzó su nueva novela, "Lo que encontré bajo el sofá", en septiembre de 2013; sobre esta trataremos en otra ocasión.
El espacio vital del protagonista de la historia contada en "El bolígrafo de gel verde" se reduce a 445
m2 . Puede parecer mucho, pero día tras día esas dimensiones
se convierten en las de una especie de celda. Muchas son las personas presas
así de su rutina, que vagan de casa al coche, del coche al trabajo, del trabajo
a la cafetería, alguna eventual comida en casa de los padres o de los suegros y
vuelta a empezar. Creemos ser libres, pero son muchas las ataduras que tenemos.
Nuestro horizonte, como el del personaje de esta novela, está limitado a ese
espacio. Y esto es lo que ha querido reflejar Eloy Moreno, la desesperación de
un hombre que ve cómo su vida se arrastra hacia el abismo mientras que él
planea un cambio que no se atreve a acometer nunca. Ante esta situación, algo
tan simple como un bolígrafo de gel verde en el bote de su oficina se
convertirá en su obsesión, en el detonante para empezar de nuevo.
La novela está dividida en cuatro
partes de desigual extensión y con un fuerte carácter temporal, en las que se
va hilando la trama argumental a partir de un episodio ocurrido en la infancia
del protagonista. Las páginas transcurren a modo de diario, apuntando fecha e
incluso hora para dar cuenta de la aplastante rutina del narrador. En ese
tiempo se van presentando a los personajes que cohabitan con el principal. Si
algo bueno se puede destacar en una novela más intuitiva que elaborada es
precisamente la caracterización de sus personajes, personas con problemas
reales, ni buenos ni malos. Los diálogos, las situaciones, las dificultades que
se presentan son reales como la vida misma. Su estilo es sencillo y su lenguaje
cotidiano e incluso poco cuidado, pero así consigue el escritor una historia
cercana, asequible y que finalmente nos emociona. Tras una debacle -a la que
irremediablemente se ve abocado- en la oficina, el protagonista emprende un
viaje que resultará iniciático, redentor, y entonces nos damos cuenta, a la vez
que él, de lo que verdaderamente importa. Ciertamente, cuando todo va mal vale
la pena arriesgarse; seguro que algo mejora.
¡Feliz lectura!
CDR
Lo tendré en cuenta para la próxima adquisición, quizás me de a mí también por romper con la rutina. ¿Quién sabe?
ResponderEliminarNo he leído nada de este curioso autor que se ha convertido en un fenómeno editorial. A tenerlo en cuenta,
ResponderEliminarPmd.
Rutina, rutina...
ResponderEliminarTati.