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lunes, 16 de junio de 2014

AHORA

Ayer me tropecé con una película titulada El guerrero pacífico (The Peaceful Warrior), nada nuevo, por supuesto, un largometraje de 2006, coproducido entre Alemania y Estados Unidos. Se trata de una historia de superación personal, basada en una historia real, la del gimnasta olímpico Dan Millman. Protagonizada por Scott Mechlowicz, Nick Nolte y Amy Smart, cuenta con una emocionante banda sonora y una buena fotografía.

Dan, estudiante universitario, altamente cualificado para la gimnasia, tiene todo lo que él cree que se puede desear: sus padres son ricos, saca buenas notas, las chicas se rinden a sus pies, amigos y juerga aseguradas. Sin embargo, su verdadero anhelo es llegar a los Juegos Olímpicos. A raíz de un extraño sueño en que se cae de las anillas, se quiebra la pierna y ve cómo un hombre con zapatos desparejados recoge los pedazos, Dan cae en una espiral de insomnio que lo llevará de madrugada a una gasolinera. Allí encontrará a un empleado, viejo filósofo, que precisamente calza un zapato de cada manera. Sócrates, como Dan lo llamará sin que en realidad se sepa su verdadero nombre, partirá de la pregunta "¿eres feliz?" para hacer que el joven se cuestione su vida y su escala de valores.

A través de un duro viaje al propio interior -de la mano del maestro y de la espiritual Joy-, Dan descubrirá que es necesario vaciarse de todo aquello que te distrae de lo que verdaderamente importa, aparcar el ego y entender que el momento presente es lo único que cuenta. Un viaje que el muchacho inicia sin demasiado convencimiento -a pesar de que pronto ve sus frutos, le supone demasiado sacrificio- y que retomará con verdadero interés tras sufrir un duro accidente de moto que le deja, según los médicos, inútil para seguir compitiendo. Sin embargo, con la sabiduría que encuentra dentro de sí mismo, logra superarse, vencer todos los obstáculos exteriores y alcanzar por fin su sueño de llegar a las Olimpiadas. Pero no ya como algo superfluo, algo tan insignificante y efímero como subir al podio a que le cuelguen un oro, sino como un reto personal, una satisfacción íntima de hacer lo que en verdad te complace. Sin competiciones, como un guerrero pacífico.

El director de esta película, Víctor Salva, leyó el libro de Dan Millman, Way of the Peaceful Warrior, mientras estaba en la cárcel por abuso infantil y reconoció esta historia como algo que cambió su vida. Aunque no cambie nuestra vida, aunque no sea una película digna de Oscar, vale la pena verla -quizá cuando se cruce en nuestro camino sea el momento adecuado- y reflexionar un poco, para variar, sobre el materialismo, el propio ego, y cómo nos perdemos con el barullo exterior temiendo, eludiendo el encuentro con nosotros mismos.

¿Qué hora es? Ahora.

CDR

3 comentarios:

  1. Una buena recomendación, y aunque algunas cosas no cambien nuestra vida, ahí están.
    Pmd.

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  2. Ahora siempre es el momento justo, desconozco el motivo por el cual siempre dejamos todo para después.

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  3. Pues aprovechemos siempre ese momento, para ver una película o para cualquier otra cosa que nos pueda hacer pasar un buen rato. En estos momentos, yo, lo necesito más que nunca.
    Tati.

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