Desde el primer día que empecé a dar
clase, lo primero que hago cuando llego al aula es poner una frase en el
extremo superior de la pizarra. Cuando me presento, les explico a mis alumnos que
les voy a ofrecer un regalo de palabras y que no tienen que hacer nada con él, sólo
recibirlo si quieren, copiarlo, o simplemente ignorarlo. Se trata de
pensamientos de autores famosos, versos sueltos de poetas conocidos, fragmentos
de alguna canción, etc. En definitiva, unas cuantas palabras que les inciten a
pensar. Cada día. Siempre intento elegir citas significativas para ellos, adecuadas a su
nivel. Pero aunque algunas veces no entiendan del todo qué significa lo
escrito, es suficiente con que les sorprenda algún vocablo, algún sonido, algún
recurso. Quizás les motive a buscar la poesía completa, a averiguar algo del
autor o a reflexionar e indagar sobre el significado.
Cuando supe que había aprobado la
oposición y que por fin se iba a realizar mi sueño de dar clase, se me ocurrió
desarrollar este pequeño plan con la idea de que tuviera una repercusión
favorable en la comprensión y en el conocimiento de palabras y conceptos.
Considero que es imprescindible proporcionar expresión a nuestros niños y
jóvenes para ayudarlos a ordenar sus emociones y sus pensamientos, y por lo
tanto a ser más felices. Cerrados en su mundo inexpresivo, no pueden
exteriorizar sus sentimientos y de este modo les es imposible compartirlos.
Pasados ya unos cuantos años con este
proyecto en marcha -el cual me supone, voluntariamente, bastante trabajo
adicional- sigo ilusionada, pero no tanto, la verdad. Sé que a muchos alumnos les
gusta y supongo que a algunos los habré hecho pensar. Pero lo cierto es que,
año tras año, percibo mayor apatía, mayor falta de curiosidad. Por cabezonería,
seguiré con lo emprendido. Es posible que de las miles de semillas que tiramos
al aire, alguna logre brotar.
Entre las numerosas frases que he atesorado buscando para mis clases -todas ellas muy reveladoras- mi preferida a día de hoy es:
"Enseñar a quien no tiene curiosidad por aprender es como sembrar un campo sin ararlo." (Richard Whately)
CDR
Entre las numerosas frases que he atesorado buscando para mis clases -todas ellas muy reveladoras- mi preferida a día de hoy es:
"Enseñar a quien no tiene curiosidad por aprender es como sembrar un campo sin ararlo." (Richard Whately)
A pesar de todo no tires la toalla, aunque haya sólo un alumno al que le llegue tu regalo de palabras, tu juego, tu insistencia, ya merece la pena.
ResponderEliminarMª Ángeles