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miércoles, 24 de octubre de 2012

COSAS


Siempre he sentido cariño y apego por las cosas. Algunos me dicen que demasiado, que irracional. Porque al fin y al cabo qué son los objetos sino seres inertes, sin vida y por supuesto sin sentimientos. Y cuando por fin estaba empezando a superar este hábito quizás infantil y nostálgico, cuando creía estar madurando en ese sentido, me encuentro con el libro Una forma de resistencia (2012), de Luis García Montero. Entonces resulta que alguien entiende las cosas como parte de la existencia. “Las cosas son vigilantes del recuerdo”, dice el autor. Porque igual que el banquero cuenta sus beneficios o el político sus votos, nosotros vamos atesorando objetos que cobran vida a nuestro lado, junto a la nuestra propia.
En un tiempo de consumismo desaforado, en que igual tiramos a la basura una piel de plátano como un trocito de memoria en cada objeto que desechamos, hay quienes acumulamos vida en nuestras habitaciones. Porque las cosas que nos rodean hablan de nosotros; son nosotros en cierta manera. Ahora sé que no soy la única que estima sus cosas, sus viejas cosas. No están recién compradas, asépticas –como hoy tiene que serlo todo–, pero acumulan vivencias que las ligan a mí.
Desde algo tan significativo como la última copa de la cristalería de los abuelos, hasta el ya imprescindible móvil, pasando por cosas tan fútiles como unas sandalias, una escoba o la entrada de un concierto, García Montero expone un inventario de sus cosas más queridas, como si aferrarse a ellas fuera su forma personal de resistencia. Detrás de esta lista, una reflexión sobre la época que vivimos.
Un libro en prosa lleno de poesía, como no podía ser de otra manera tratándose del granadino.
CDR

5 comentarios:

  1. No he leído el libro de L. García Montero, pero cierto es que vamos acumulando cosas a las que nos aferramos y les tomamos cariño. No deberíamos tirar por tirar, pero tampoco me agradaría que llegara el momento de no saber lo que tengo o dónde lo tengo. Eso sí, aquello que signifique algo especial para mí lo guardaría, siempre que alguien o algo no me lo arrebatara.
    Tati.

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  2. Soy aficionado a guardar, hasta que algo hace que esas cosas acumuladas se pierdan. Entonces, me pregunto cómo me siento tras la perdida. Procuro no pensar demasiado.
    Pmd.

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  3. A mí me cuesta mucho tirar cosas y cuando al cabo de los años consigo hacerlo me queda un vacío enorme, como si me arrancaran las entrañas. Después pasa como con los seres queridos, te acostumbras a vivir sin verlos pero siempre permanecen contigo.

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  4. ¡Yo sí que acumulo! Y si no, que se lo digan a la de aquí arriba, que tiene una batalla continua conmigo jejeje

    Un beso grande!!

    Paula Marta

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  5. La de aquí arriba te va a apañar. Los edificios se te van a caer.
    Tati.

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