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Hoy he conocido a muchos niños y niñas de entre once y trece años, ya en la preadolescencia, y todos ellos me han caído bien, he visto mucha diversidad y muchísimas cosas en común. Y he llegado a casa con las mismas preguntas de siempre rondándome la cabeza, esta vez con una descarada insistencia. Las dos más importantes serían: por qué están etiquetados tanto como individuos como por grupos y por qué los centros, las materias, las clases siguen anquilosadas en el pasado. ¿No estamos en pleno siglo XXI? Eso no significa solo aulas repletas de ordenadores y pantallas digitales, es algo más, es una actitud, un cambio que poco a poco se va gestando en algunos centros pero que en la mayoría está a años luz. Y a mí me parece que ya está bien de agrupar a los alumnos solo por el criterio de la edad. Que ya está bien de cargarles sobre la espalda el "listo" o "tonto" (así o con otros términos políticamente correctos pero igual de limitadores) solo por notas que no cuantifican más que la inteligencia digamos académica. Que ya está bien de que el instituto sea un mundo pararelo, con materias especializadas sin conexión alguna ni entre ellas ni con la realidad, con horarios rígidos, con un funcionamiento, en definitiva, que más recuerda a una fábrica, a una cadena de producción, que a un lugar agradable donde aprender y crecer. Que ya está bien de que no aprovechemos los años que los alumnos pasan con nosotros para ayudarles a que todos puedan alcanzar su máximo potencial, independientemente de su nivel social o de su capacidad intelectual.
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El futuro ya está aquí y tarde o temprano las (j)aulas tendrán que abrirse.
CDR
Estoy contigo!!! Te acompaño en el cambio, amiga-compañera!!!!
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