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sábado, 14 de abril de 2018

SECRETOS

Es primavera, pero el tiempo persiste ventoso y frío, se alarga la tregua antes del calor intenso que sin duda llegará. Y mientras tanto, seguimos leyendo. Un buen libro es adecuado siempre. La propuesta de hoy es una interesante novela que, más allá del argumento y de la excelente galería de personajes, nos desvela el lado más humano de uno de los grandes poetas de la literatura hispana.



Desde la sombra, de ahí parte La mujer de Isla Negra (2015), novela basada en Pablo Neruda, que muestra a un hombre genial pero también dominante, caprichoso, infantil, embustero, contradictorio y cobarde a la hora de resolver sus conflictos personales, alejado de la imagen de hombre entrañable y bonachón, fértil poeta, que otras adaptaciones han hecho de su persona (Ardiente paciencia, de Antonio Skármeta, 1983, que más tarde se volvería a publicar con el título más conocido de El cartero de Neruda.) Se discierne así la dicotomía entre la vida pública y la vida privada del poeta. En definitiva, Fasce da la visión de un ser humano con sus virtudes y defectos, más cercana al hombre que verdaderamente fue. Pues es esta una ficción con personajes reales, ambientada entre 1953 y 1961, en la casa que el poeta chileno tenía en Isla Negra e inspirada por la lectura de una biografía de Delia del Carril por parte de la autora. Tercera novela de María Fasce (1969), nacida en Buenos Aires y residente en Madrid, directora literaria de Alfaguara y escritora, con una cumplida trayectoria –relatos, novelas y una obra de teatro– además de traductora, periodista, crítica literaria y de cine.

Sin embargo, no es Neruda el protagonista de esta historia, como el propio título anuncia, sino que la trama se desarrolla en torno a Elisa Luna, una adolescente que llega a Isla Negra desde Temuco con su madre Raquel, como asistenta, una mujer invisible a ojos de Pablo, aunque guarde un gran secreto; y se sustenta de las diferentes mujeres que pasan por la casa y la vida del escritor chileno en este periodo. Además de estas dos, la aristócrata argentina Delia del Carril, esposa de Neruda, veinte años mayor que él, y la amante de este, Matilde Urrutia, con la que finalmente también se casará. Elisa vive impresionada por la sofisticación de Delia, quiere parecerse a ella e incluso acepta permanecer en la casa sin su madre por quedarse bajo su protección. No en vano Delia era apodada la Hormiga, por su pequeña estatura y su acción frenética, una verdadera activista comunista que influyó en las ideas políticas de Neruda. Y la entrega de esta a Pablo era completa, pues comprende y acepta todas sus debilidades, haciendo las veces de la madre que él perdió prematuramente. Pero las infidelidades del poeta son constantes, Elisa las espía entre los objetos de la recargada casa, a la vez que se empapa de su poesía y accede a los libros de la biblioteca. Aprende el uso de las buenas costumbres y el gusto literario de la mano de Delia. Así, la chica aborrece a Matilde, que le parece vulgar y superficial. Se puede considerar que el matrimonio con Delia llegó a ser de conveniencia, el poeta con cincuenta años vivía su amor real con Matilde y Delia, a sus setenta, simplemente mantenía el vínculo legal con el marido. Sin embargo, la situación se hace insostenible después de dieciocho años de feliz convivencia y, tras una dolorosa separación, ríos de tinta verde con la que escribía Neruda, Delia se refugia en su añorado París. Al mismo tiempo que todo esto ocurre, asistimos a la evolución de la joven, que en la casa pasa de adolescente a mujer, descubriendo su cuerpo, el deseo y el amor, y hundiéndose sin darse cuenta en una espiral que la aleja de sus raíces. Después de unos años, tras una estancia en París, Elisa regresa a Isla Negra para reconciliarse con su pasado.

Es destacable en esta novela de construcción y prosa sencillas, casi poética, la descripción de diferentes tipos de feminidad. Si bien la narradora es Elisa y su punto de vista es el prisma por el que todo el relato se filtra, aparecen tipos diferenciados de mujer, todas ellas marcadas de una forma u otra por el carismático y seductor Pablo Neruda: la mujer sufridora en silencio (Raquel), la esposa culta, elegante y sensible (Delia), la amante pasional y vulgar (Matilde) y la joven mujer que madura, abandona su infancia y se encuentra consigo misma (Elisa), influida esta por todas las demás. Las mujeres de Neruda en este espacio de tiempo que la novela recrea, pero que fue un continuo en la vida del poeta, hombre enamoradizo e inspirado en numerosas musas. Un poeta que escribió versos memorables y también algunos malos versos, como todo gran artista.

La novela, como se viene diciendo, se basa en personajes y situaciones reales, si bien la autora se ha tomado la libertad de modificar los tiempos en que algunas cosas sucedieron verdaderamente, inventando además hechos y situaciones a favor de la ficción literaria. Así, el relato queda dividido en cuatro partes. La primera, a lo largo de veintisiete capítulos, cuenta la llegada de Elisa y Raquel a la casa de Neruda en Isla Negra, cómo la niña va descubriendo la intimidad de los rincones, extrañándose de las reacciones que a veces percibe en su prudente madre, y conociendo al hombre que escribe versos siempre con tinta verde. Poco tiempo después, llega también Delia, la esposa, una mujer brillante que llena la casa con su elegancia, su perfume y sus cuadros. En la segunda parte, de catorce capítulos, se relata el proceso de maduración de Elisa, su relación con Aldo, la decisión de quedarse sin su madre y el viaje que tendrá que hacer a Temuco por motivos de la salud de esta. Los quince capítulos de la tercera parte narran la estancia de Elisa en París, su reencuentro con Delia, su matrimonio con Philippe, su descenso a los infiernos. Para volver a Isla Negra, en la cuarta parte, de ocho capítulos, y comprender todo lo que había estado martirizándola.

Por lo que respecta al estilo, no hay duda, y ella misma lo confiesa, que María Fasce es seguidora y admiradora de autores norteamericanos como Capote, Fitzgerald, Cheever, Carver o Hemingway; se adivina así en la sencillez del vocabulario, claridad sintáctica y prosa fluida, de modo que el lector queda atrapado por la historia, sin que su atención se desvíe con los artificios del lenguaje. Capítulos breves, que sugieren entre líneas secretos que el lector intuye y poco a poco irá desvelando. No obstante esta naturalidad lingüística, encontramos en la novela descripciones estéticas bellísimas, que destilan sensibilidad y conmueven el corazón. Una narración desnuda, que no deja indiferente, para deleitarse con su lectura, conocer una parte más oscura del célebre poeta chileno y, más allá, reflexionar sobre cómo actuamos y lo que verdaderamente somos.

¡Feliz lectura!

CDR

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