Hoy recuerdo, además, una noche de sábado, de partidos de fútbol y palomitas en el sofá, en un pequeño teatro de un pueblo almeriense, en que un reducido pero entusiasta grupo de gente pudimos rememorar a Carlos Cano. El homenaje que el granadino Paco Damas lleva por toda la geografía española no mueve masas, pero sí conmueve los corazones de quienes asisten.
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miércoles, 19 de diciembre de 2012
IN MEMORIAM
A
Carlos Cano. Porque hoy hace doce años de su fallecimiento y es justo
seguir recordándolo. Cómo olvidar esa voz profunda de los boleros y los tangos,
esa ironía socarrona de las murgas (La
murga de los currelantes), el salero de sus rumbas y salsas, su gran
talento, en fin. Le debe tanto su tierra de Andalucía, a la que llevó como un
estandarte por todo el mundo, luchando por recuperar su propia identidad, la de
sus costumbres, su música y su gente. Reivindicó la copla como canción popular
andaluza y la salvó del desprecio en tiempos difíciles (Proclamación de la copla). Y su mirada crítica iba más allá de los
problemas del país, como así lo demuestra, por ejemplo, el Tango de las madres locas, estremecedora canción dedicada a las
madres de hijos desparecidos durante la dictadura argentina. Trabajador,
emigrante, inconformista, solidario, poeta. Se nos fue demasiado pronto, tan
injustamente, por un aneurisma de aorta. Su gran corazón le falló. Ese mismo que
le llevó a grabar un disco con niños cubanos para apoyar un proyecto
humanitario. Ese mismo que le instó siempre a pelear por lo que creía justo y a
escribir bellísimas canciones. Su voz y su guitarra eran sus armas.
Hoy recuerdo, además, una noche de sábado, de partidos de fútbol y palomitas en el sofá, en un pequeño teatro de un pueblo almeriense, en que un reducido pero entusiasta grupo de gente pudimos rememorar a Carlos Cano. El homenaje que el granadino Paco Damas lleva por toda la geografía española no mueve masas, pero sí conmueve los corazones de quienes asisten.
CDR
Hoy recuerdo, además, una noche de sábado, de partidos de fútbol y palomitas en el sofá, en un pequeño teatro de un pueblo almeriense, en que un reducido pero entusiasta grupo de gente pudimos rememorar a Carlos Cano. El homenaje que el granadino Paco Damas lleva por toda la geografía española no mueve masas, pero sí conmueve los corazones de quienes asisten.
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Ya a finales de los setenta y principio de los ochenta lo escuchaba y lo veía por Granada. Nos quedábamos embobadas ante sus canciones, aunténticos poemas. Sentí profunduamente su muerte.Sigo siendo una admiradora incondicional suya.
ResponderEliminarNoche emotiva, desde luego, los que estuvimos en el teatro.
Un aneurisma camino de su corazón se lo llevó. Él siempre estará en los nuestros.
Tati
Nostalgia de otro tiempo, cuando por Granada nos cruzábamos con poetas, cantoautores, gente de buena fe, y mejor quehacer. Siempre me quedo con sus letras y su música.
ResponderEliminarPmd.