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miércoles, 6 de septiembre de 2017

VENENOS

Según el Diccionario de la Real Academia, el veneno, sea del tipo que sea, es algo nocivo para la salud, capaz de producir graves alteraciones funcionales e incluso causar un daño mortal.

Y cierto es que de todas las formas de morir (sobre todo a manos ajenas), el envenenamiento es un continuo en la historia del mundo. Esto lo sabe muy bien Adela Muñoz Páez, catedrática de Química Inorgánica de la Universidad de Sevilla y autora de un libro muy interesante que ha caído en mis manos por casualidad, Historia del veneno. De la cicuta al Polonio (Debate, 2012)


Se trata de un magnífico recorrido por la historia de los tóxicos, en el que Muñoz Páez hace gala de sus conocimientos profesionales, pero además, relata de forma muy amena las diferentes maneras de ser de este afán ancestral por deshacerse del prójimo de un modo, digamos, no sangriento. Desde el instinto criminal puro y duro, hasta las más variadas motivaciones inspiradas por el poder, el dinero y el amor. Los tres grandes.

El repaso que hace la autora nos acerca al último suspiro de Sócrates -la gracias a él conocida cicuta-, para nombrar los venenos de Estado usados para ejecutar a los condenados. Y nos lleva de paseo por los senderos del también famoso cianuro, el talio y hasta el polonio, ya en la actualidad, como parte del refinamiento tecnológico en envenenamiento. Volvemos en sus páginas a la  muerte de Cleopatra por mordedura de una serpiente que nunca se encontró; los asesinatos a la carta en el Imperio Romano; la creación de un tribunal especial para investigar el uso de los venenos en la corte del Rey Sol (s. XVII), debido a la proliferación de estos; el asesinato de Rasputín en la corte de los zares; sin olvidar el misterio de las pócimas secretas de las hechiceras o de los alquimistas; o incluso el singular ensayo de Mitríades VI para encontrar el antídoto universal.

Plantas, sustancias químicas y farmacológicas, pruebas, experimentos, investigaciones, crímenes, suicidios... un surtidísimo catálogo venenoso que nos recuerda episodios tan tristes como el exterminio de la Segunda Guerra Mundial, para centrarse finalmente en la historia española, donde si bien no abundan los envenenamientos (aquí somos más de garrote, navaja, tiro), leemos no pocas historias de sustancias letales.

Un libro curioso que, aparte de ilustrarnos sobre venenos, deja, al menos esporádicamente, cierto regusto de inquietud...

CDR

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